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Los médicos alertan de que el recelo social a la vacuna retrasará la inmunidad al covid

Profesionales de la sanidad exigen “rigor y transparencia”, pero defienden las vacunaciones para ganar la batalla a la pandemia

Una enfermera vacuna a un hombre. RICARDO SOLÍS

Diferentes voces del ámbito médico coinciden en dar la alerta: el recelo social a la vacuna puede retrasar la inmunidad de rebaño o colectivo frente al covid-19. Los médicos de Atención Primaria son testigos de la falta de confianza que hay en una parte importante de la población de Asturias sobre la conveniencia de poner la vacuna cuanto antes. “Prácticamente uno de cada dos pacientes traslada su inseguridad ante la vacunación. Por eso es preciso actuar con seriedad, rigor y transparencia”, reclamó ayer Salvador Tranche, médico de familia en Oviedo y presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria.

El presidente del Colegio de Médicos de Asturias, Alejandro Braña Vigil, por su parte, hizo un llamamiento “ a la altísima responsabilidad” de sus colegas “para tratar de poner remedio cuanto antes a esta dramática enfermedad”, al tiempo que destacó la importancia tanto de que ya haya vacunas, “que permiten vislumbrar cierto grado de esperanza en la resolución de esta pandemia”, como de que cuenten con “controles rigurosos que determinen su eficacia y su seguridad”.

El debate a pie de calle está abierto, máxime cuando el proceso de vacunación parece inminente, una vez que la Unión Europea pretende dar el pistoletazo de salida a partir del 27 de diciembre, es decir, en poco más de una semana. “Estamos detectando dudas e incertidumbre, ya se perciben en las consultas. El comentario ‘voy a esperar a que se vacune más gente’ se ha convertido en más que habitual”, confirmó Salvador Tranche. El temor a vacunarse podría retrasar la inmunidad colectiva o social, que debe alcanzar al menos al 60 por ciento de la población para que la pandemia quede bajo control.

61.000 son los asturianos que han pasado el coronavirus desde la irrupción de la pandemia en marzo pasado, según la cuarta ronda del Estudio Nacional de Seroprevalencia

“Hay muchas cosas que hacer. En primer lugar deben ser muy transparentes tanto los gobiernos como las agencias que deben aprobar las vacunas. Tienen que ser muy rigurosos porque el esfuerzo con estas vacunas resulta extraordinario, si tenemos en cuenta que procesos que suelen llevar 15 años se están haciendo ahora en ocho meses. Y hay que tratar a la sociedad con madurez”, apuntó Tranche.

La carrera de los últimos meses en la industria farmacéutica por dar mensajes sobre los porcentajes de eficacia o grados de seguridad de las vacunas, con consecuencias inmediatas en clave económica, tampoco ayuda a generar la confianza necesaria en un escenario tan atípico como el actual; más bien el contrario: sirve de munición a los activistas antivacunas.

En este contexto, el presidente del Colegio de Médicos de Asturias, Alejandro Braña, reflexiona en un artículo (Consideraciones sobre las vacunas) sobre la necesidad de las vacunas para afrontar “el daño más intenso que la humanidad ha vivido desde hace más de 100 años”, al tiempo que recuerda la exigencia de “poner límites, restricciones y controles severos para evitar que prevalezcan intereses espurios o faltos de ética” en la consecución de las vacunas. Covadonga Tomé, pediatra, no cree que el rechazo a la vacuna contra el coronavirus esté extendido en la sociedad. “Hay algún comentario aislado, pero en general no. Al contrario, está todo el mundo muy receptivo y con muchas ganas de que empiecen las vacunaciones”, aseguró la también responsable del área de Sanidad de Podemos, que se mostró firme partidaria de apoyar este proceso: “Soy pediatra y para nosotros la vacunación es una parte fundamental de nuestro trabajo, con el aval de los buenos resultados que han venido dando durante tantísimo tiempo”.

La previsión inicial es que las vacunas estén en Asturias en la segunda semana de enero y que a mediados de febrero ya haya una gran cobertura a la población, según apuntó Tomé.

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