“El arzobispo de Oviedo no debería jugar a ser Dios opinando por boca de ancianos, enfermos y familias”, dijo ayer la exministra deSanidad y diputada del PSOEen elCongreso María Luisa Carcedo y quien defendió en el hemiciclo la recién aprobada ley sobre la eutanasia. Carcedo se refería así a las críticas lanzadas por el prelado contra esta norma en su carta dominical, de la que se hizo eco LA NUEVA ESPAÑA. 

En ella, el Arzobispo, Jesús Sanz Montes, afirmaba que la nueva ley “es jugar a ser Dios, controlando la vida antes de nacer, al término de su periplo, y cuando, vulnerada, sobrevive entre acosos y derribos”. Carcedo señaló ante la opinión de Sanz que “por respeto, para conocer la opinión de los demás, hay que preguntarles”. La exministra recalcó que “las encuestas constatan que la regulación de la eutanasia cuenta con un apoyo del 84%”. “Quizá el arzobispo debiera preguntarse por qué prefiere encasillarse en posiciones tan alejadas de la compasión humana”, aseguró la diputada socialista.

Carcedo recalcó que el programa de gobierno del PSOE y Unidas Podemos incluía el compromiso de aprobar una ley de eutanasia y fue “ampliamente respaldado en las urnas”. Además, la ley fue aprobada hace unos días en el Congreso “por una amplia mayoría”. A juicio de la veterana socialista, las afirmaciones deSanz “resultan sorprendentes para cualquier demócrata”.

“Hay preguntas que el arzobispo debería responder. ¿A quién beneficia el sufrimiento insoportable de una persona que no quiere pasar un calvario para morir, y que con esta ley es quien tiene en exclusiva la capacidad de decisión? ¿Considera que luchar contra las desigualdades para mejorar el bienestar de todas las personas, e impulsar y reforzar una sanidad universal y de calidad, no es defender la vida?”, dijo María Luisa Carcedo, quien resaltó los avances que ha supuesto el acceso a una sanidad de calidad en todos los ámbitos: “Resulta en verdad sorprendente es que el arzobispo nunca se pronunciara sobre los recortes que la derecha aplicó por 12.000 millones de euros en la sanidad y 4.600 millones en atención a la dependencia, ni sobre la eliminación del carácter universal de nuestro sistema sanitario. Entonces nunca escuchamos su opinión”.

Además, la exministra indicó que “si por algunos fuera, España nunca hubiera aprobado legislaciones como la del divorcio o la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo”. “Lo curioso e hipócrita, al mismo tiempo, es que quienes más han alzado la voz contra los nuevos derechos han sido los primeros en utilizarlos y de forma habitual”, dijo en referencia a la derecha.