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Lo que tendría que hacer el Principado para vivir un verano sin miedo al virus

Los expertos, que cifran la inmunidad de rebaño en el 70 por ciento de la población, achacan a la falta de transparencia las reticencias a la profilaxis

Así comenzó la vacunación contra el coronavirus en Asturias

Asturias debería administrar 100.000 vacunas al mes para alcanzar en el verano la conocida como inmunidad de rebaño, que se consigue cuando el 70 por ciento de la población es inmune al virus. Esos son los cálculos aproximados que han realizado expertos, como el epidemiólogo Daniel López Acuña, quien matiza que todo depende de la disponibilidad de vacunas. Otro de los aspectos que está en el punto de mira son los motivos que explican por qué al menos el 20 por ciento del personal sanitario consultado, y una parte importante de la población según las encuestas realizadas, es reacio a vacunarse. Y entre las razones esgrimidas destaca una: la falta de transparencia sobre la profilaxis que ya se está distribuyendo.

El inicio de la vacunación contra el covid-19 no significa que se vaya a acabar en breve periodo de tiempo con el virus, ni que se puedan abandonar todas las medidas de prevención e higiene que están en vigor. De hecho, los expertos alertan de que “aún falta mucho para regresar a la antigua normalidad”, a salir de casa sin mascarilla o poder recortar la distancia de seguridad.

De hecho, epidemiólogos, virólogos y especialistas en Salud Pública ya han echado números. Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), explicó que “si queremos tener al 70 por ciento de la población vacunada para conseguir la inmunidad de grupo habrá que vacunar a 700.000 personas. Para completarlo en julio, habría que vacunar a 100.000 por mes”.

La clave para conseguir estos índices está en contar con el número de dosis suficientes y la logística para su distribución y administración. El epidemiólogo hispanoamericano lanzó un mensaje positivo en este sentido: “En unos días se aprobará la vacuna de Moderna, y es previsible que a continuación haya más. Eso va a incrementar la disponibilidad de dosis, que puede ser el cuello de botella que hay que planificar para reducirlo al máximo”.

Otro de los retos que hay sobre la mesa es superar las reticencias a recibir la vacuna contra el covid-19, que llega al 20 por ciento entre el personal sanitario y sociosanitario. Varios expertos consultados por este periódico, que reclaman anonimato, aseguran que la principal razón es la “falta de transparencia”, pese a que la vacuna de Pfizer tiene todos los parabienes de las organizaciones sanitarias nacionales e internacionales. “No es falta de confianza en la fiabilidad de la vacuna, sino que hay muchas incógnitas que dilucidar”, como por ejemplo que “se desconocen los efectos secundarios a medio plazo, cuánto tiempo dura la inmunización, qué pasa con los menores de 16 años, o con las mujeres embarazadas, si deben o no vacunarse, o si se quedan embarazadas una vez vacunadas”.

Casos de covid-19 por comunidades

Las incertidumbres

Los epidemiólogos coinciden en que es pronto para valorar la organización y resultados de la campaña de vacunación. Pero destacan dos aspectos que consideran importantes: uno es que la campaña se inicie con un relativamente notable nivel de rechazo de la población a ser vacunada. “Que casi una de cada tres personas manifieste reserva, incluso entre los profesionales sanitarios, es un hecho completamente inaudito en la historia vacunal de nuestro país y revela el nivel de descrédito que existe sobre nuestros responsables políticos y sanitarios y sobre su gestión de la pandemia”, resumió uno de los expertos consultados.

El otro aspecto relevante es que “no se ha explicado por qué han escogido empezar a vacunar usando la vacuna más cara, la más difícil de administrar y de gestionar logísticamente y la que tiene más dudas sobre sus resultados. Las decisiones en salud pública y su coste-utilidad hay que explicarlas a la población porque si no hay transparencia (y en la gestión de la pandemia es evidente que no ha existido, ni existe) corremos el riesgo de perder toda la credibilidad. Actuando con ese nivel de secretismo no se puede conseguir el apoyo ni la colaboración de la población, y estos son elementos esenciales en la gestión de una pandemia”.

Daniel López Acuña se mostró comprensivo con “las dudas y las incertidumbres”, pero insistió en la seguridad y eficacia de la vacuna de Pfizer, y añadió que “los beneficios siempre serán muy superiores a los riesgos y se está luchando para proteger a la población de la severidad de los síntomas, aunque se contagie, y de los riesgos de fallecimiento”.

El Principado advierte: “Será difícil llegar a febrero sin que llegue la tercera ola”

La incidencia acumulada de contagios en Asturias en los últimos 14 días ha descendido de 143,9 casos por cada 100.000 habitantes a 116,5, la más baja entre las comunidades autónomas, según los datos publicados ayer por el Ministerio de Sanidad. El consejero de Salud, Pablo Fernández, destacó ayer estos indicadores y también los de hospitalización, que se sitúan por debajo de la media nacional. Pero a la vez envió un mensaje de prudencia, dando por hecho que la incidencia del covid-19 aumentará en Asturias en las próximas semanas. Según explicó en una entrevista radiofónica matutina, “va a ser difícil llegar a febrero sin que llegue esa tercera ola a Asturias”. Según los expertos, como en las dos anteriores, la previsión es que se retrase respecto de otras comunidades autónomas, lo que hay que aprovechar para vacunar a la mayor población posible. Pablo Fernández incidió ya por la tarde en que las personas que residen en centros geriátricos y los profesionales que se vacunarán ahora, no estarán realmente protegidos hasta febrero. De ahí que “el objetivo es llegar a esa fecha sin un gran aumento de la incidencia”.

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