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La historia de la asturiana ingresada en el HUCA que vigila sus vacas a través de una webcam

La mujer, natural de Somiedo, lloraba al ver la cuadra a través de la pantalla: "Son su vida"

Las vacas a través de la webcam

Desde que la pandemia obligara al Servicio de Salud del Principado de Asturias a prohibir las visitas a los pacientes hospitalizados para evitar la propagación del coronavirus, los móviles y las videollamadas se han convertido en algo habitual en los centros hospitalarios de la región. Y más en fiestas como las de Navidad. Hasta los abuelos han aprendido a utilizar las aplicaciones que les permiten ver en tiempo real a los nietos y evadirse, aunque sea un instante, de los problemas y las enfermedades. Lo que no es ya tan común es que este tipo de tecnología se utilice para comprobar cómo va una explotación ganadera. Es por eso que la enfermera del HUCA Carolina Samalea se quedó sorprendida hace días cuando al entrar en la habitación de una paciente descubrió que la mujer estaba utilizando el móvil para ver las vacas que había dejado en una ganadería de Somiedo.

"Estaba revisando la webcam que tiene instalada en la cuadra donde están las vacas que a diario son su sustento, su compañía y su vida. Era la hora de cenar de los animales y su hijo estaba desplegando los fardos de hierba para el ganado. Ella observaba la escena con cariño y emoción", asegura la enfermera asturiana. La paciente había decidido instalar la cámara en la cuadra de Somiedo hace años, una noche que una vaca se puso de parto y los ganaderos no querían levantarse cada dos por tres a mirar si había dado a luz. Nunca imaginó que esa tecnología iba a permitir que controlara el ganado desde una habitación de hospital. Ahora su hijo y su marido saben desde Somiedo que cuando se enciende el piloto de la cámara su compañera de fatigas está observando al otro lado.

La asturiana contaba entre risas que la noche anterior se había levantado al baño en el hospital y había mirado la cámara. Fue entonces cuando comprobó que una de las vacas se iba a poner de parto. "Porque vi entrar a mi hijo que sino les hubiera llamado", relata. "Es una historia que refleja lo importante que es que mantengamos la humanización de la sanidad, que los pacientes estén tranquilos en un medio que les es totalmente hostil", asegura por su parte Samalea, que difícilmente va a conseguir olvidar a esta paciente.

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