"Estaba revisando la webcam que tiene instalada en la cuadra donde están las vacas que a diario son su sustento, su compañía y su vida. Era la hora de cenar de los animales y su hijo estaba desplegando los fardos de hierba para el ganado. Ella observaba la escena con cariño y emoción", asegura la enfermera asturiana. La paciente había decidido instalar la cámara en la cuadra de Somiedo hace años, una noche que una vaca se puso de parto y los ganaderos no querían levantarse cada dos por tres a mirar si había dado a luz. Nunca imaginó que esa tecnología iba a permitir que controlara el ganado desde una habitación de hospital. Ahora su hijo y su marido saben desde Somiedo que cuando se enciende el piloto de la cámara su compañera de fatigas está observando al otro lado.
La asturiana contaba entre risas que la noche anterior se había levantado al baño en el hospital y había mirado la cámara. Fue entonces cuando comprobó que una de las vacas se iba a poner de parto. "Porque vi entrar a mi hijo que sino les hubiera llamado", relata. "Es una historia que refleja lo importante que es que mantengamos la humanización de la sanidad, que los pacientes estén tranquilos en un medio que les es totalmente hostil", asegura por su parte Samalea, que difícilmente va a conseguir olvidar a esta paciente.