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Los Mozo, los hermanos leoneses conquistados por el campo asturiano

María y Sergio cultivan todo tipo de frutas y verduras ecológicas en una finca que llevaba dos años inactiva

Los hermanos María y Sergio Mozo Melón posan junto a las berzas de su finca en Sariego. | ANA PAZ PAREDES

Una finca que estaba en desuso desde hace dos años y que en su tiempo estuvo dedicada a producción ecológica en Sariego ha vuelvo a la vida gracias a dos hermanos, María y Sergio Mozo Melón, naturales de un pueblo del sur de León, Mata deón de los Oteros, que han decidido darle una segunda oportunidad y convertirla en un negocio en el que, además de poner mucha ilusión, llevan dos años poniendo también mucho esfuerzo, mucho trabajo y mucha perseverancia.

“Nuestras parejas son asturianas y lo cierto es que, en principio no pensamos en un proyecto conjunto pero si había una inquietud de futuro. En 2018 me trajeron a ver esta finca junto con Sergio, y entre que teníamos aquí a nuestras parejas y que queríamos trabajar en algo relacionado con la agricultura, al final la cogimos entre ambos”, dice ella que es ingeniera agroambiental y que, junto a hermano, se formó específicamente en agricultura ecológica.

Los inicios no fueron nada fáciles, como explican. “Estaba todo lleno de zarzas, pero nosotros le vimos mucha potencialidad. Nos encontramos con plantaciones de arándanos y de manzano de mesa; algo menos de perales y cerezos. Luego también estaba la estructura de los invernaderos y una caseta de aperos. Vimos que había posibilidades y nos metimos adelante con ello”, relatan. “Cuando empezamos, al principio no sabíamos dónde nos habíamos metido, estuvimos limpiando varios meses, fue un trabajo bastante duro y fue difícil pero teníamos mucha ilusión y muchas ganas y al final lo sacamos adelante”.

Hoy, dos años después y con el nombre de “Cantamisina”, estos hermanos han convertido la finca en un lugar fértil de producción ecológica de casi dos hectáreas donde producen arándanos, grosellas, frambuesas, fresas, manzanas de mesa y en menor medida cerezas y peras, además de todo tipo de cultivo de hoja que van variando según la temporada y que se reparte en el exterior y en los invernaderos. “Toda nuestra venta es directa y este último año también llevamos cestas a clientes de Oviedo y Gijón”, señala María.

“También incorporamos pitas, porque entendemos que son importantes en nuestro trabajo. Creemos que uno de los errores de la agricultura moderna es separar la agricultura de la ganadería cuando siempre fueron a la par; además de dar huevos o carne, escarban la tierra, abonan, se comen las babosas... Vamos, que también hacen su trabajo. Tienen un gallinero móvil, por lo que van pastando por diferentes zonas de la finca”, explican.

Ambos entraron pronto en contacto con otros productores, muchos jóvenes, y están en proceso de hacer una asociación que los englobe en toda Asturias con el fin de apoyarse, compartir conocimientos y promover cursos de formación y reciclaje, algo que consideran imprescindible. También consideran muy importante la ayuda y asesoramiento que han tenido por parte de sus vecinos. Solo un problema, el papeleo. “La burocracia es lo único que en ocasiones te echa atrás; te piden solucionar las cosas vía telemática y tienes una conexión a internet que no hay forma, y luego vas y te dan cien vueltas por un papel. Es agotador”, se queja Sergio Mozo.

En este sentido, su hermana apostilla: “Es cierto que los pueblos necesitan vida y eso no solo se logra porque cuatro volvamos al pueblo a vivir y a trabajar y ya está; se necesitan también buenas infraestructuras, buena conexión a internet, transporte y también fomentar muchos aspectos culturales dentro del entorno rural para que se mantenga en el tiempo”.

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