Muñecos de nieve junto al arte prerrománico, guerras de bolas en el Campo San Francisco, grupos “haciendo el ángel” en los parques y operarios trabajando a destajo para evitar que la desgracia empañara la que para muchos fue la mañana más divertida de lo poco que llevamos de año. Esa es la estampa que presentó ayer Oviedo tras “la mayor nevada nevada en la capital en los últimos diez años”. Lo que para los mayores fue una mera anécdota para los más pequeños se convirtió en todo un hito y una fiesta cuando parecía que las celebraciones se despedían con la Navidad.
Marta y Jorge Cortés son dos hermanos de nueve y cinco años, respectivamente, cuyos padres, un madrileño y una catalana, iniciaron una vida en común en la ciudad por motivos profesionales hace una década, justo cuando cayó sobre Vetusta la que hasta ayer era su última gran nevada. “Les impresionó ver Oviedo nevado por primera vez”, relata Raquel del Valle, quien no dudó en ir al Campo San Francisco junto a su marido, Jaume Cortés, y sus dos vástagos para protagonizar una intensa batalla de bolas de nieve.
El pequeño Guille Rodríguez fue otro de los sorprendidos por el manto blanco de tres dedos de altura que cubrió el paseo del Bombé. “La calle está mucho más guapa así”, comentaba mientras sus acompañantes, Charo Cabal y Macarena Castaño, destacaban su pasión por la nieve. “La semana pasada ya fuimos al Naranco, pero en la ciudad nunca había visto la nieve”, indicaron sobre el niño que a sus siete años apenas había visto precipitarse un puñado de copos sobre la ciudad ovetense.
Otros fueron más ambiciosos y buscaron en cotas más altas mayores cantidades de nieve. Es el caso de las hermanas Elsa y Lucía Ruiz, quienes construyeron su propio muñeco en las inmediaciones de San Miguel de Lillo a la vez que un nutrido grupo de jóvenes corrían y se lanzaban bolazos a los pies de una de las joyas del Prerrománico ovetense.
La plaza de la Gesta, el parque de Invierno y el parque de Montecerrao fueron otros enclaves en los que pudieron verse a los más jóvenes disfrutando de su bautismo de nieve. “Cuando éramos pequeños las nevadas eran un impedimento, ahora, como escasean, parecen algo bueno”, indicaba el jubilado José Menéndez mientras observaba como jugaban un par de niñas junto al Auditorio.
Sin grandes incidencias
Al mismo tiempo que los ovetenses se divertían, efectivos de Bomberos, Protección Civil y Policía Local pusieron en marcha varios dispositivos para echar sal en las calzadas, ayudar a las ambulancias en sus desplazamientos y extremar la vigilancia en la zona rural. Al final, la jornada se saldó sin grandes incidencias, si bien tanto el PSOE como el sindicato CSIF criticaron que el Ayuntamiento no activase el Plan de Nevadas. “No fue necesario”, replicaron desde el Consistorio.