Cinco horas de travesía entre nieve y hielo. Trece kilómetros sobre esquís y un desnivel de mil metros para llegar al destino. Son las cifras de la odisea que la Guardia Civil enfrentó estos días para satisfacer las necesidades sanitarias de dos vecinos de Ponga, aislados desde hace trece días.

Marcelino Hortal se había quedado sin medicinas. La nieve lo dejó incomunicado en Biamón, un pequeño núcleo de Ponga del que es el único habitante. Balbina Tomás sufría las mismas consecuencias en Viboli, unos pocos kilómetros más allá. El temporal no daba tregua. En una llamada rutinaria desde la Alcaldía que ostenta Marta Alonso, la regidora decidió movilizar a “quien hiciera falta” para atender a sus vecinos.

Y así fue como los efectivos del Grupo Especial de Intervención en Montaña (GREIM) con sede en Cangas de Onís dieron vida a esta historia. Recogieron medicinas y alimentos en Santianes de Santillán e iniciaron el periplo. El todoterreno en el que las fuerzas de seguridad se trasladaban tuvo que detenerse en Casielles, donde se entrevistaron con los dos únicos vecinos, a quienes dejaron pan fresco tras saber que no tenían ninguna otra necesidad. La nieve y el hielo impedían seguir rondando, así que los efectivos se pusieron los esquís y comenzaron el resto de la ruta a pie hasta Biamón.

Allí Mariano Hortal les confirmó que se encontraba “bien” y que la vida allí discurre a otro ritmo. Le dieron sus medicinas, y también el pan. Retornaron a Casielles y, de allí, “por terreno de alta montaña, con fuertes pendientes y peligro de aludes, cruzando por Peña Salón, llegaron a Viboli”. Balbina recibió sus medicinas en este pueblo, y otros cuatro vecinos también fueron atendidos por los guardias, con la entrega de víveres para enfrentar el aislamiento. “Es imposible moverse del lugar”, asumen los efectivos del GREIM. Pero los vecinos lo saben, por eso aunque agradecen el pan fresco, y las medicinas, pero ellos están preparados para que la nieve los aísle. La vida en la alta montaña es así, por mucho que el siglo XXI haya llegado.

Días atrás la odisea había sido en los Picos de Europa. Cuando tres hombres del GREIM tuvieron que ir a saber de una yegua que se había quedado aislada en la Vega de Soñín. Acudieron “a petición de un ganadero de Gamonéu (Onís)”, tardaron en localizar al animal, que finalmente se encontraba en la pista de Camba. La nieve estaba empozada y el espesor les “impedía avanzar”. Hallaron a la yegua, pero sólo pudieron resguardarla y dejarla provista de “forraje y pienso hasta que la situación mejore”, advierten.