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El avilesino que se salvó de un alud en San Isidro

A Nacho Amor le cayó una avalancha “justo delante” en 2015 mientras conducía: “Por uno o dos segundos no me pilló de pleno”

La avalancha de 2015 que sufrió Nacho Amor, que es una de las personas que salen de rojo a la derecha

–Nos cayó justo delante. Por uno o dos segundos no nos pilló de pleno... Luego, en frío, ves esa enorme montaña de nieve y, hablando claro, acojona. ¡Nos hubiésemos matado!

El avilesino Nacho Amor Blanco, de 33 años, se salvó, hace ahora casi seis años, de quedar sepultado bajo un espectacular alud en el puerto de San Isidro. Ocurrió en la misma carretera y a tan solo un kilómetro de donde buscan desde Año Nuevo a Virgilio García, uno de los dos operarios que trabajaban con una máquina fresadora y a los que un tsunami de nieve arrastró más de 200 metros ladera abajo. El cuerpo sin vida de su compañero César Fernández apareció a última hora del pasado 1 de enero. A Virgilio García lo siguen buscando desesperadamente hasta con drones.

El trágico suceso hizo a Nacho Amor revivir aquella pesadilla del 22 de febrero de 2015. “Estuve en shock unos días, pero, en realidad, ya lo tenía olvidado. Había pasado a ser una anécdota más, porque al final, por suerte, quedó en eso. Pero, de repente, me volví a ver allí”, cuenta. Sobre todo, añade, a raíz de que LA NUEVA ESPAÑA publicase la foto de un alud anterior en la página web; su alud. En la imagen, de hecho, sale el propio Amor, con chubasquero rojo, junto al amigo que ese día vio caer toneladas de nieve ante sus propios ojos.

“Era una jornada más. Veníamos de trabajar de una estación de esquí de la zona y estábamos bajando el puerto de San Isidro”, rememora este profesor de snow, además de especialista en Mecatrónica Industrial. “Íbamos a cruzarnos con otro coche, que subía, cuando, de pronto, cae un tremendo alud. Nos cayó justo delante. Yo iba al volante y recuerdo que tuve que hasta dar un poco marcha atrás por miedo a que se desplomase más nieve. Al otro vehículo le dio media vuelta, le rompió los cristales, le abolló un lateral... Les peinó la avalancha. Sino, les hubiera matado. Además, era nieve húmeda, que eso prensa y desguaza todo”, continúa.

Pese al susto y al peligro que podían correr, Nacho Amor y su compañero, también profesor de snow, no se lo pensaron dos veces y salieron de su coche para rescatar al matrimonio de mediana edad que quedó atrapado en el interior del vehículo mordisqueado por el alud. “Los sacamos y los metimos en mi coche. Estaban en shock. Ella sobre todo, estaba como ida. Él salía de vez en cuando y quedaba mirando la avalancha. Yo creo que no son conscientes de la que libraron”, afirma.

El avilesino que se salvó de un alud en San Isidro

Amor sí lo sabe y, por eso, cuando tuvo lugar el alud de Año Nuevo pensó en Virgilio García y César Fernández, los dos operarios de Carreteras: “Esa gente lo tuvo que pasar fatal. O a lo mejor no les dio tiempo a pensar, la nieve los arrastró y ya... Nosotros, como profesores de esquí, tenemos nociones básicas para actuar en caso de avalancha. Pero una cosa es tener cierto conocimiento sobre ello y otra muy distinta vivirlo”. Dado que la carretera de San Isidro es una vía con mucho tráfico de aficionados al esquí, el avilesino lamenta que su estado no haya mejorado desde la avalancha de 2015.

Por casualidades de la vida, la fresadora que despejó el alud en el que Nacho Amor y varias personas quedaron atrapadas durante más de dos horas fue la misma que conducían las dos víctimas de Año Nuevo. Quizá, incluso, fue Virgilio García, que llevaba más de una década trabajando para Carreteras, quien sacó de aquella horrible montaña de nieve al joven avilesino.

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