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Me quedo en el pueblo | El Valle (Candamo)

La siembra rural del micromecenazgo

Mauricio O’Brien, delegado de una red europea de financiación colectiva: “Pensaba en irme a Nueva York y vine aquí, la mejor decisión de mi vida”

Mauricio O’Brien, en el despacho de su casa en El Valle, junto a la gran cristalera de su lugar de trabajo. | | ANA PAZ PAREDES

Mauricio O’Brien vive en el pueblo de El Valle (Candamo) y desde allí trabaja como delegado de la empresa belga Eurocrowd.org, destinada a la financiación de diversos tipos de proyectos en todo el mundo a través del sistema de crowdfunding. En este momento gestionan un total de 80 en distintos países y con diferentes objetivos. Nunca pensó Mauricio O’Brien, cuando se estaba preparando para ir a Nueva York a reforzar sus estudios de diseño gráfico y editorial, que terminaría viviendo en un hermoso pueblín de Asturias, El Valle (Candamo), junto a su mujer y su hija, y trabajando desde la casa que ambos han ido rehabilitando a lo largo de estos años, dedicándose a esta actividad además de dirigir su propio estudio gráfico y de comunicación, Nanoma.

Antes de instalarse definitivamente, la pareja, que vivía en Barcelona, hizo varios viajes para ir rehabilitando la casa, acondicionándola para sus necesidades y, al tiempo, habituándose también ellos al cambio que supone pasar de vivir en una gran urbe, con un estrés considerable de trabajo y vida diaria, a residir en un pueblo tranquilo en el centro de Asturias.

“El tema de la conexión a internet lo planteamos con mucha antelación; para nosotros era imprescindible, por nuestros trabajos, tener una conexión de calidad. El año pasado, a pesar de estar teletrabajando, hice más de 35.000 kilómetros por motivos de trabajo. Aunque sea sin moverme del asiento, lo que no resta que siga viajando por otros motivos tanto por España como a otros países”.

Mallorquín, de padre ibicenco y madre irlandesa, estudió gestión hotelera, así como diseño gráfico y editorial. En el periodo en que pensaba irse a Estados Unidos a seguir formándose cayeron las Torres Gemelas y conseguir los visados era tarea imposible, por lo que optó por Barcelona. Allí empezó a estudiar un posgrado de diseño de imagen y arquitectura. Al final, se convirtió en coordinador de ese posgrado y acabó codirigiendo el máster de diseño y arquitectura durante cinco años.

“El año pasado desde mi casa hice más de 35.000 kilómetros sin moverme del asiento”

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“En Barcelona conocí a mi mujer, Natalia Suárez, y pusimos en marcha una empresa de estudio de diseño y comunicación. Durante los quince años que estuvimos allí y junto con todo el trabajo que nos generaba nuestra empresa, acabé también codirigiendo la Fundación goteo.org, una plataforma de crowdfunding, junto a Cristina Moreno de Alborán, de origen asturiano. Yo trabajaba en la comunicación, los procesos de diseño y plataformas web. Desde el pasado mes de enero estoy por mi cuenta en Eurocrowd.org”, explica.

Mauricio O’Brien es un defensor del emprendimiento y del apoyo a los proyectos de acción social. “Cuando vienes al medio rural es importante trabajar lo positivo, la sostenibilidad, tocar temas de género, de inclusión, que se pueden aplicar al desarrollo rural, hay muchas iniciativas que marcan esta tendencia. Me llaman clientes que quieren crear una página web o desarrollar un determinado proyecto y vemos, según vamos madurando esa idea, si pueden necesitar financiación para llevarlo a cabo. Yo ayudo a organizar las campañas, cómo tienen que utilizar el crowdfunding y si necesitan acompañamiento de un entrenador personal con el proyecto. Es un sistema que lleva más de diez años en España y es una vía alternativa cuando los bancos no te dan crédito o te ponen dificultades. La gente tiene que ser consciente de que la sostenibilidad del proyecto es fundamental y asimilar que vas a tener una serie de obstáculos a superar”.

Sobre cómo vive ahora en El Valle, después de tantos años en Barcelona, O’Brien es claro: “Un día pensaba en irme a Nueva York y mira dónde estoy ahora, en un pueblo asturiano bien comunicado. La vida me trajo aquí y no puedo sentirme más feliz, es la mejor decisión que tomé en mi vida. Vivo rodeado de naturaleza, con una vida familiar que nos llena y trabajando con gente de mi comunidad. Todo eso en la ciudad lo pierdes, a duras penas puedes conocer a vecinos del tu portal”, señala.

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