Los colegios de Grado cerraron ayer “una semana de locura”, culminada con un “gran malestar” unánime de los centros, los padres y el Ayuntamiento por los bandazos de las instrucciones de la Consejería de Educación sobre el cierre de las aulas por el brote descontrolado de coronavirus en el concejo. Ante el vaivén de instrucciones contradictorias del Principado durante la caótica tarde del jueves, las familias decidieron mayoritariamente no enviar ayer a sus hijos a clase.

De los aproximadamente 570 alumnos de Infantil y Primaria del concejo, únicamente asistieron 34, cinco de los 370 del colegio Virgen del Fresno, que pese a la última instrucción de la Consejería decidió recomendar la opción por la docencia telemática, y 29 de los doscientos del Bernardo Gurdiel. Fue la respuesta que, por la vía de los hechos, dieron las familias en una jornada de profundo cabreo generalizado con la administración educativa.

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Cribado masivo a los jóvenes de Grado Luisma Murias

El Principado comunicó pasadas las cuatro y veinte de la tarde del jueves su decisión de suspender las clases presenciales ayer y el lunes en los centros educativos del municipio. Avanzada la tarde, cuando ya los centros habían movilizado a toda prisa los mecanismos para avisar a profesores y alumnos, la Consejería rectificó y aclaró que había cometido un error y que la restricción de la presencialidad se restringía a las clases de Secundaria. El resultado es el desconcierto de toda la comunidad educativa del concejo, la “confusión”, el “malestar” y la decisión del Virgen del Fresno de recomendar a sus alumnos de Infantil y Primaria que se quedasen en casa, aunque se mantuvo abierto para atender a los estudiantes con imperiosa necesidad de asistencia. Acudieron sólo cinco. En las aulas del Bernardo Gurdiel, apenas 29, ni siquiera un quince por ciento como consecuencia de la combinación del miedo al virus con las directrices contradictorias de la administración educativa.

El director de este centro, Miguel Zapatero, lamenta la “improvisación” de la Consejería justo en un momento en el que los educadores, los padres y los estudiantes más necesitan “unas certezas mínimas para poder trabajar de manera sistemática y ordenada”. “Cumplimos las resoluciones, estemos de acuerdo o no”, apunta el director, convencido de que “hay otra manera de hacer las cosas y dolido también porque la primera orden llega ya fuera del horario laboral y la rectificación apenas unas horas después y sin aviso ni explicaciones. “También echamos de menos los motivos”, resalta. “Podría habernos llegado alguna notificación de que había habido un error por las razones que fueran”, pero no. Al final, en algunos casos no hubo tiempo para volver a avisar a los afectados y el proceder, remata, “no es serio”.

Paraíso Álvarez Sierra, directora del colegio Virgen del Fresno, ya había informado a los docentes y las familias de la suspensión de las clases presenciales cuando llegó la rectificación de la Consejería, “sin ninguna explicación”. Por eso, reunido de urgencia el Consejo Escolar, y ante la grave situación que vive el concejo, se decidió recomendar pese a todo que se optase por las clases telemáticas y mantener el centro abierto por si alguna familia no tenía más remedio que enviar a sus hijos. Fueron cinco, remate de una vuelta al cole triste en la que “apenas hemos superado el cincuenta por ciento” desde el día 8. También ella reprocha las contradicciones y la falta de dirección que percibe en la administración educativa en una jornada de enorme revuelo y descontento de profesores, familias y alumnos. “Estoy muy enfadada con la administración”, afirma por ella y por mucha más gente desorientada en Grado, con el descontento por la “prepotencia” que indica la falta de explicaciones y la sensación de que en el sistema educativo asturiano “llevamos casi un año navegando en un barco a la deriva”. En Grado, enlaza, “seguimos sin entender que no se haga un cribado masivo a toda la población”.

“Un sinsentido”

La decisión de plantarse y aconsejar prescindir de la presencialidad en contra de la última directriz administrativa recibió ayer el respaldo del alcalde de Grado. José Luis Trabanco (IU) reacciona así con indignación al “sinsentido” del departamento que dirige Carmen Suárez, cuyas idas y venidas del jueves “no tienen ni pies ni cabeza”. El regidor censura la falta de “rigor” y “seriedad” de la Consejería y lamenta que tampoco el Ayuntamiento haya recibido una explicación que considera que “merece” sobre “esto y sobre todo lo que está pasando” en el concejo. A este respecto, todos los grupos municipales respaldaron ayer una petición para que se amplíe el cribado en el municipio a “otros grupos de población, incluyendo a la comunidad educativa de los colegios de Primaria”. La idea, apunta Trabanco, es una extensión a “aquellos sectores que considere el centro de salud de Grado” por el riesgo específico a que se exponen, y cita como ejemplos a los taxistas, los docentes o las personas mayores. El escrito suscrito ayer también reclama la suspensión de las clases presenciales “al menos hasta que los cribados estén realizados”.

El Principado se disculpa, pero descarta extender el cribado a todos los centros educativos

La portavoz del Gobierno autonómico admitió ayer “el error” cometido por la Consejería de Educación al anunciar inicialmente el cierre en todos los centros educativos de Grado en vez de únicamente en los dos institutos como había decidido la Consejería de Salud para poner en marcha los cribados al alumnado y profesores de ambos. “Estamos viviendo un contexto extraordinario, con situaciones complejas en las que los procesos de toma de decisiones nos llevan a veces a cometer errores. El error es fruto de esa gestión permanente que venimos haciendo desde marzo, de la incertidumbre. No tiene otro trasfondo que la premura”, argumentó Melania Álvarez, quien añadió que “desde la Consejería de Educación se lamenta el error y las consecuencias”. La portavoz indicó que “en estos momentos no estaría previsto ampliar el cribado a todos los centros educativos de Grado” , aunque dejó abierta la puerta a un cambio en función de la evolución epidemiológica en el concejo.