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Sonia Puente Landázuri | Directora general de Urbanismo y Ordenación del Territorio

“Debemos simplificar los procesos urbanísticos y hacer que el territorio favorezca la actividad”

“Intentaremos tener un proyecto de ley del suelo muy participativo en 2022” | “Más que en el armazón administrativo, en el área central trabajaremos sobre los proyectos concretos”

Sonia Puente Landázuri. | Irma Collín

La tarea tiene envergadura de gran proyecto de legislatura. Actualizar el sistema territorial asturiano, simplificar el procedimiento urbanístico, hacer que la ordenación del espacio público colabore y no obstaculice la dinamización de actividad en Asturias… Sonia Puente Landázuri (Gijón, 1971) lleva unos meses dando vueltas a todo eso desde su despacho de directora general de Urbanismo y Ordenación del Territorio en el Gobierno del Principado. Arquitecta urbanista, exdecana del colegio profesional asturiano, a finales de octubre sustituyó en el cargo a quien también había sido su antecesor al frente del Colegio, Alfonso Toribio. Viene del equipo “Proyecto Asturias”, agrupación transversal de profesionales de varias disciplinas que nació con el propósito de dar impulso al proyecto de ordenación del área metropolitana central, y con eso esta dicho mucho.

–La labor es amplia y compleja. ¿Podría ordenar sus prioridades?

–La prioridad de esta dirección es elaborar una nueva ley de ordenación del territorio y urbanismo, y eso abarca muchas cosas, porque haciendo eso vamos a ir resolviendo muchas cosas, actuando siempre dentro de los contornos de lo que creemos que es el proyecto territorial de Asturias, el área central. Concibo éste como el marco que nos va a permitir introducir todos los proyectos, y uno de ellos es la revisión de la ley, entendida como una necesidad muy demandada por varios motivos. Por un lado, porque debe poner en valor la peculiaridad del territorio asturiano como una red de ciudades con sus comarcas y villas dentro un territorio que debe estar equilibrado, sin que cobren mayor relevancia unas zonas u otras. La ley debe servir para singularizar nuestro territorio y ponerlo en valor, debe dar facilidades para que las políticas del Principado se puedan “espacializar” y dar respuesta a nuestra necesidad de un instrumento legal que nos actualice.

–¿En qué sentido?

–Vivimos en territorios y ciudades construidos con modelos del siglo XX, en la época en la que el territorio urbano se expandía, pero en el XXI sabemos que debemos ir hacia la rehabilitación y la regeneración. Esta ley debe dotarnos de instrumentos que ayuden a que eso se produzca y a poner el territorio al servicio de las políticas, tiene que dar respuesta a la necesidad cuidar el espacio por la situación de emergencia climática en la que vivimos, pero sin que eso se convierta en una constricción para el impulso de determinadas iniciativas…

–El área metropolitana viene de recibir en la pasada legislatura otro empujón y un nuevo freno por la negativa del Ayuntamiento de Oviedo a adherirse a la estructura administrativa del proyecto. ¿Se ha vuelto a dormir?

–No. Nos estamos orientando en una línea que no se puede decir que sea diferente, pero que sí considera que lo importante es trabajar sobre proyectos concretos. Serían planes de geometría variable, en el sentido de que según la iniciativa de que se trate intervendrán unos municipios u otros, y seguiermos fomentando el trabajo a través de consorcios. De hecho, en los presupuestos de este año hay ya una serie de proyectos que tienen alcance metropolitano, y así lo estamos planteando. Ahí están los de movilidad en los ayuntamientos del área central, también va en esa línea la nueva ley del suelo y algo que en su día quedó parado, el plan territorial de los “espacios libres” del área central.

–¿En qué consiste?

–Quizá su nombre no defina lo que es. Parte de un trabajo que hicieron los arquitectos Ramón Fernández Rañada y Emilio Rico, que se empezó a tramitar y quedó parado. Analiza el territorio de 32 municipios del área central, eliminando el suelo urbano y urbanizable de los planeamientos para quedarse con el no urbanizable y clasificarlo en tres tipos: el que tiene un interés estratégico, como las masas forestales; el que presenta buenas condiciones agroecológicas, y que por tanto hay que preservar para ese uso, y las áreas inundables. Se trata de tener estudiado todo ese suelo, saber en qué situación se encuentra para empezar a aplicar políticas sobre él. Ese estudio esta muy avanzado sobre el área central, pero nuestra idea es extenderlo a toda Asturias.

–¿Cómo?

–En colaboración con el Comisionado para el Reto Demográfico, el objetivo es tener diagnosticado nuestro suelo en el medio rural para ver qué hacemos con él, o cómo aplicamos determinadas políticas sobre él.

–¿En qué situación se encuentra la articulación de intereses locales en torno al área central, ha hablado del asunto con el Ayuntamiento de Oviedo?–No ha habido conversaciones, porque como digo nuestra vía de trabajo no es esa, sino el abordaje de los proyectos concretos, de manera que los municipios vean que todos ganamos con el desarrollo de esas iniciativas. En realidad no se trata de que se adhieran a nada, sino de que colaboren en esos planes impulsados desde el Principado, sabiendo además que nadie se va a quedar atrás, que el área central hay que impulsarla para que toda Asturias funcione como una ciudad-región, como una red conectada de ciudades y villas en un proceso en el que todos salgan ganando–¿Se aparca entonces el armazón administrativo?

–No se abandona, pero tampoco vemos que esa sea la vía. Vistas las reacciones que hubo, y pensando que hay más que perder que beneficios, vamos a trabajar en los proyectos concretos. Ese será un debate que venga más adelante, o tal vez no. Ya se verá.

–¿Confía en poder vencer toda la reticencia localista que ha lastrado el proyecto hasta ahora?

–Sí. Cuando ese debate se abrió en los últimos años desde el Principado, después de mucho tiempo y de mucho debate y de algunas reticencias, yo siempre decía que hay que hablar de lo de siempre pero tal vez con miradas diferentes. La realidad es que en estos años se ha conseguido que esto se ponga en la agenda. Ya todo el mundo asume que es una necesidad, otra cuestión es si se llega a acuerdos y cómo. No queda otra que ir trabajando poco a poco, como una lluvia de gota fina que va calando, y en la medida en que la sociedad vaya percibiendo el beneficio de esas actuaciones las irá demandando y acabará obligando a los representantes públicos a que no les quede otra que sumarse.

–Un proyecto metropolitano: los terrenos del viejo HUCA en el Cristo. ¿Percibe sintonía institucional en las líneas generales del proyecto para reordenar la parcela?

–Sí.

–El Ayuntamiento de Oviedo quiere que se definan mejor los usos para vincularlos claramente a la Universidad. ¿Tienen posibilidades?

–Teniendo la misma idea, lo que le hemos dicho al Ayuntamiento es que a efectos de planeamiento sería preferible que eso tuviera un uso de equipamientos público, pero sin definir concretamente. Todos tenemos claro que la vocación es claramente universitaria, pero a la vista de las constricciones que nos pone el planeamiento cuando queremos dejarlo todo muy cerrado y le ponemos una calificación exacta, de un uso muy concreto, puede ocurrir que el día de mañana el Ayuntamiento o el Principado necesite que alguna de esas parcelas tenga otro destino y que eso implique un trámite burocrático y administrativo que queremos evitar. Es importante que todos sepamos que indiscutiblemente debe tener un uso público. A partir de ahí, no cabe duda de que será mayoritariamente universitario, pero no queremos ponernos más sogas de las necesarias.

–¿De cuántos años podemos estar hablando?

–Es muy prematuro. Nuestra intención es aprobar este año la modificación del plan general y el plan especial. Lo que estamos haciendo es buscar entre los propietarios, Principado, Ayuntamiento, Seguridad Social y Ministerio del Interior, fórmulas de gestión para diseñar una operación de financiación público-privada diferente a las que se han venido desarrollando en las últimas décadas. Hasta ahora, los promotores urbanizaban y vendían solares. Nosotros queremos buscar fórmulas alternativas, disponer de las herramientas necesarias para que puedan intervenir operadores privados, siempre con la tutela de la administración pública. En los usos residenciales, por ejemplo, la idea es plantear nuevos usos residenciales. Para mayores, jóvenes, estudiantes… Pero desde un punto de vista innovador, sostenible y de eficiencia energética. Se trata de hacer un barrio modelo promovido desde la administración que sirva de ejemplo para otras iniciativas en la región.

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