A sus 73 años la vida de Eugenio Gutiérrez (Laguna Dalga, León, 1947), no ha sido un camino de rosas, pero siempre ha sabido echar mano de los medios que tenía al alcance para mejorar en su vida personal y profesional, y también para ayudar a los demás de una u otra forma.

Eugenio Gutiérrez es uno de los activos participantes en el programa para mayores puesto en marcha por Fundación La Caixa, una iniciativa que, a su juicio, “está haciendo muchísimo por todos nosotros, también en estos momentos de pandemia”. Gutiérrez, que aunque nació en un pueblo cercano a Santa María del Páramo, en León, se trasladó muy joven a Gijón, ha trabajado conduciendo vehículos de mercancías peligrosas y en cuando se jubiló, a los 60 años, decidió que quedarse en casa sentado o llevar una vida pasiva no era una opción para él.

En realidad buscar nuevas experiencias es algo que ha hecho toda su vida. “Con apenas 17 años me fui a Francia, a la vendimia, a la región de Burdeos; después, cuando tuve que hacer la mili, me enrolé en la legión, que era el cuerpo más exigente, en Gijón participe en el último desfile que se hizo bajo el franquismo”, relata.

Aunque han pasado los años nunca se le olvida la sensación que tuvo cuando vio París por primera vez. “Yo venía de un pueblo y de repente me encontré con todo aquello”, relata. También sabe lo que siente un emigrante lejos de su tierra. “Los españoles nos ayudamos, por eso comprendo muy bien a los emigrantes, aunque sí a los 3 meses no tenías trabajo te expulsaban de Francia”, añade.

Cuando terminó la mili se casó y se fue a vivir a Gijón, donde empezó a trabajar repartiendo butano, siempre con el apoyo de Ernestina, su esposa, también de León.

Eugenio es vicepresidente de la junta de gobierno del Centro Social de Personas Mayores El Llano. Este centro es uno de los dedicados a mayores que la Fundación La Caixa tiene desplegados en el territorio, en este caso a través de un convenio con el Principado.

“Cuando ayudas a los mayores recibes el doble de recompensa, algunos no saben cómo agradecértelo. Les enseñamos a manejar internet o a descubrir las posibilidades del teléfono, y para muchos solo el hecho de ver a los nietos por videollamada les cambia la vida”, explica. Eugenio Gutiérrez tuvo que ponerse al día en informática para seguir las clases de su hija, discapacitada. “Me di cuenta de que de no podía quedarme atrás y debía ayudarla con las clases online”, relata.

Recientemente ha terminado un curso online impartido por La Caixa para aprender a manejar el Zoom y aprender con el teléfono. “Tenemos otros cursos previstos para finales de febrero”. De momento no está parado. “Subo cosas al blog del centro social y estoy pendiente de las necesidades que puedan surgir”.

Eugenio también es voluntario en el centro penitenciario de Asturias, aunque por la situación sanitaria desde marzo no ha vuelto a realizar voluntariado, que en su caso consiste en dar clases de informática a presos. Su vida es un ejemplo de entrega y generosidad.