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El Oviedo cercado se refugia en las terrazas: “Intentamos sobrevivir”

La Policía Local impone once sanciones en la primera jornada de cierre perimetral y refuerza los controles aleatorios en las salidas de la urbe

Sara González, Ander Lekue, Jesús Álvarez y Nel Ferreiro, ayer, en la plaza del Sol. | Julián Rus

En tiempos de Luis XIV, en los cañones del Ejército francés se grabó una leyenda: “Ultima ratio regum”. El último argumento de los reyes. En un Oviedo cercado, las terrazas son ya no el último argumento de los hosteleros, sino su única esperanza. Ayer, mientras se reforzaban los controles en los accesos, con gran número de establecimientos cerrados y en una mañana poco apacible, algunas terrazas resistían a las nuevas restricciones como pequeñas aldeas galas.

Un control policial en la rotonda de Cuyences durante la tarde de ayer. | Julián Rus

“Intentamos sobrevivir”. Con esta claridad expone la situación que atraviesa la hostelería Ignacio García, gerente de La Gran Taberna, en la calle del Águila. En su caso, está salvando la situación gracias a su terraza interior, lo que le permite un cierto margen para combatir el frío y la lluvia. “Hemos reducido el aforo a alrededor de un veinte por ciento de su capacidad, pero estando cerrados o abiertos tenemos gastos igual, las ayudas son pocas y así por lo menos ingresas algo”.

Enclaves como Cimadevilla o la plaza San Miguel, que en otras épocas bullían a la hora del vermú, estaban ayer bajo mínimos, debido al cierre de algunos de sus establecimientos más emblemáticos. En cambio, en otras zonas, como la plaza del Sol, había bastante más ambiente. En ese enclave se habían reunido Nel Ferreiro, Sara González, Jesús Álvarez y Ander Lekue, alumnos del Conservatorio Superior de Música. “Está todo muy difícil. Nosotros, en el conservatorio, tenemos una situación complicada, porque dentro no podemos estar si no tenemos clase, pero los horarios no se han adaptado. Así que puede pasar que tengas una clase a las nueve y otra a la una de la tarde, y entre medias, nada. Y en ese caso, ¿qué hacemos?”, se lamentaban los jóvenes, preocupados ante sus pocas opciones en el caso de que cierren también las terrazas.

Ignacio García prepara una de las mesas de su terraza interior. | Julián Rus

Entre los comerciantes cunde también el desánimo. Aunque el Principado no ha obligado esta vez a cerrar el pequeño comercio, las restricciones sobre la hostelería también les afecta. “Por aquí no pasa nadie. En Gascona está todo cerrado, y nuestra clientela viene principalmente de ahí, de gente que está tomando algo por la zona”, se lamentaba ayer Yifan Ye, responsable de un bazar en Manuel García Conde. Entre los clientes, las sensaciones no son mejores. “El cierre perimetral es una tontería, no sirve para frenar la expansión del virus fuera”, lamenta Teresa Vidal, que no percibe miedo en la ciudad, pese a las cifras de contagios.

Mientras vecinos, hosteleros y comerciantes se amoldaban a las nuevas medidas sanitarias, la Policía Local implantaba sucesivos controles aleatorios para garantizar que el cierre perimetral se cumple, que cualquier intento de atravesar las fronteras ovetenses está debidamente justificado, y que dentro del concejo se respetan escrupulosamente las medidas sanitarias. Solo el primer día de cierre perimetral, la Policía Local impuso once sanciones, fruto de un total de 392 inspecciones. En concreto, se han tramitado seis denuncias por vulnerar el toque de queda, dos por incumplir las restricciones a la movilidad marcadas por el cierre perimetral, y tres a establecimientos hosteleros que no respetaban las medidas decretadas. Los controles siguieron durante todo el día de ayer: a las seis de la tarde, sin ir más lejos, se armó un control policial en la rotonda de Cuyences, en La Corredoria.

En pleno proceso de activación de las medidas, el portavoz del grupo municipal socialista, Wenceslao López, hizo ayer un llamamiento al alcalde de Oviedo, el popular Alfredo Canteli, para que aplique “todas las medidas que estén en sus manos para impedir el aumento de los contagios”, y adopte “una actitud responsable en la gestión del coronavirus” abandonando “la refriega política”.

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