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Grado sigue perimetrado pero abre sus terrazas: “Al menos habrá algo de ambiente”

La hostelería moscona podrá servir a partir de hoy en mesas en el exterior aunque muchos renuncian: “Estar así no nos compensa”

Grado sigue perimetrado pero abre sus terrazas: “Al menos habrá algo de ambiente”

Grado sigue perimetrado pero abre sus terrazas: “Al menos habrá algo de ambiente” Miki López NO USAR

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Grado sigue perimetrado pero abre sus terrazas: “Al menos habrá algo de ambiente” Paula Fernández

“Esto es para tirar voladores”. Así de explícito se mostró Amado Llano Linde, del restaurante La Parra, situado en plena plaza General Ponte. Grado llevaba 14 jornadas de cierre perimetral –fue el primer concejo con esta limitación de movilidad– y también con la hostelería cerrada a cal y canto, ya que solo les permitían el servicio de entrega a domicilio. A pesar de que se mantiene el cierre perimetral, el ligero alivio de las medidas restrictivas supone ver algo más de luz al final del túnel. “Por lo menos un poco más de ambiente habrá. El problema ahora son los padres y abuelos de los chavales que se contagiaron en Navidad, que son los que lo tienen complicado”, añade Llano Linde. Grado ahora estará en el mismo régimen que los otros concejos perimetrados: con la hostelería cerrada en su interior pero no sus terrazas.

El ambiente en el municipio sigue siendo de temor a los contagios pero con esperanzas en la buena evolución de los datos, que acumulan seis jornadas con bajadas en la incidencia acumulada a 14 días. Emilio Gómez Miranda, vecino del concejo, comenta animado que “lo bueno es que se vayan reduciendo los casos”.

Nuria Fernández García, de la confitería Jonuar, tiene claro que hoy pondrá las cuatro mesas de su terraza. Estos días de cierre perimetral podía despachar otros productos al contar con licencia de confitería en su negocio. En su caso, el cambio en las restricciones lo acoge con optimismo. “Alivia algo porque nos permiten vender algo más y permite abrir a todo el mundo. Hasta ahora solo podíamos abrir los que teníamos licencia de confitería. Por lo menos estamos menos castigados de lo que estábamos”, comenta. La hostelera admite que la situación sanitaria no es buena en el concejo. “Los indicadores no son buenos. La situación es complicada en todos los aspectos. Económicamente, nos están machacando, pero hay que tener en cuenta que esto es una pandemia”, explica. La hostelera moscona es consciente de que muchos negocios no abrirán con terraza y prevé críticas de muchos a las medidas adoptadas. “Si nos mandan cerrar, protestamos. Y si nos dejan abrir, protestamos igual porque con la terraza solo no nos vale. En toda España estamos igual. Si no acompaña el tiempo, la gente no se sienta en una terraza, pero es lo que hay”, añade.

Nuria Fernández, preparando las mesas de su terraza. | Miki López

Muy cerca de la plaza General Ponte, en la confitería Pastur, Esther Fernández Corrales se afanaba en limpiar mesas y sillas de la terraza para poder reabrir este espacio hoy. “Lo veo fantástico, me parece genial. Seguiremos guardando las medidas de seguridad, las distancias, desinfectando mesas y sillas como hasta ahora”, valora respecto a este pequeño alivio para la hostelería moscona. En su caso cuenta con un amplio espacio de terraza, parte de ella cubierta, que le supondrá un rédito económico en las próximas jornadas si el frío no es intenso.

También en la calle Manuel Pedregal, Roberto Fernández Menéndez comentaba que no abrirá de nuevo sus negocios, solo con servicio de terraza, porque no le sale rentable. “No me compensa porque tengo que meter cocinera y de todo y, encima, no hay gente porque está confinada, en sus casas. No hay mercados ni nada. En diciembre nos dejaron reabrir y luego nos volvieron a cerrar. Cerrar un bar como éste genera unas pérdidas grandes de comida que tienes que tirar”, añade el hostelero.

Fernández Menéndez cuenta con dos negocios en Grado: el restaurante Casa Pepe El Bueno y el gastrobar Mamá Yola, un establecimiento que tenía previsto abrir el pasado 19 de marzo pero que la pandemia pospuso su apertura para el verano. “En verano la gente tenía ganas de salir después de estar tres meses en casa, pero ahora es distinto. Que nos dejen abrir las terrazas no me beneficia en nada. Ahora mismo, con esta situación, no nos vale. Ya se vendía poco con los bares abiertos como para abrir solo con la terraza”, argumenta.

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