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Asturias se adapta al tiempo extremo

El Principado afronta un invierno atípico, con cinco borrascas tan solo en un enero que se abrió con frío y se cerró con calor, con registros inusuales

Temporal marítimo en el Museo de Anclas de Salinas el último fin de semana de enero. Mara Villamuza

Un mes, cinco borrascas. Solo en enero los asturianos han pasado del frío más helador con “Filomena” a temperaturas muy suaves más bien de primavera con “Justine”. Por el medio, otras tres –“Gaetán”, “Hortense” e “Ignacio”–, caracterizadas por frío, lluvias y viento intenso. Ángel Gómez, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología de Asturias (Aemet), constata que este ha sido el mes con más borrascas nombradas –para ponerle nombre han de ser de gran impacto y dar lugar a avisos naranjas por rachas de viento en al menos uno de los países del grupo Suroeste (Portugal, España, Francia y Bélgica)– desde que se empezó a ello.

El mes acaba de despedirse con la citada “Justine”, marcada por fuertes vientos. Este lunes se lograron en Asturias registros destacados a nivel nacional: en Cabo Busto se detectó la séptima mayor velocidad del viento de la jornada, 73 kilómetros por hora, mientras en Cabrales se alcanzó la octava mayor racha, de 103 kilómetros por hora. El azote sigue este martes, pero a menor intensidad.

El tiempo meteorológico está en boca de todos. Para bien y para mal. La pregunta que se hace todo el mundo: ¿se ha vuelto loco? LA NUEVA ESPAÑA ha preguntado a varios especialistas que en líneas generales asumen que, en efecto, la meteorología con la que se ha estrenado el año no es muy habitual o, al menos, el comportamiento concreto de algunos fenómenos atmosféricos no es el esperado en estas fechas.

“El chorro polar (banda oeste-este de viento muy intenso en niveles altos de la atmósfera, bajo la que se forman las borrascas) ha estado en enero más al sur de lo normal, por lo que nos han visitado muchas, y varias de ellas han sido lo suficiente potentes como para tener nombre”, señala Gómez. “Además, cuando el chorro polar está más ondulado a gran escala, más extremos son los cambios en la temperatura por la llegada sucesiva de aire procedente del Ártico, primero, y de la zona subtropical semanas después. En Asturias hubo temperaturas más bajas de lo normal en la primera quincena y más altas de lo normal en la segunda”.

Con todo, Miguel Iglesias, meteorólogo langreano de la asociación Noromet, opina que “la dinámica atmosférica en estos inicios de 2021 es bastante normal en los inviernos a la latitud a la que nos encontramos”. Avisa que “siempre hay una fase más estable y otra más inestable”. No obstante, en enero y estos días, hay una anomalía: el anticiclón de las Azores ha estado a una latitud un poco más baja de lo normal y en el Ártico ha habido presiones más altas de lo habitual, lo que ha desalojado parte del frío contenido. Así las cosas, cuanto mayor es el contraste de las masas de aire, “mayor es la ‘gasolina’ para la formación de estas borrascas”. No obstante, Iglesias insiste: “Normal es, pues ha habido inviernos mucho más movidos que este, 2013 por ejemplo. Lo que pasa es que como de aquella no se nombraban las borrascas pues no daba tanta sensación de inestabilidad”.

Un reflexión distinta es la de José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored: “Desde el punto de vista climatológico, el mes de enero de 2021 se ha alejado bastante de la normalidad, ya que, si bien a principios de año pueden esperarse nevadas, algún temporal invernal y también heladas fuertes, no es común una concentración tal de fenómenos extremos”.

Tanto Viñas como Ángel Gómez creen que es pronto para atribuir un tiempo tan anómalo y extremo al calentamiento climático. “Un evento particular o lo ocurrido en un mes en particular no se puede atribuir a esto”, avisa el delegado de la Aemet.

El especialista de Meteored añade: “Hay indicios que apuntan a que esa relación existe, pero todavía no hay estudios concluyentes al respecto, que permitan afirmar que ‘Filomena’ y la gran nevada fueron consecuencia del cambio climático. Lo único que ya se empieza a constatar es que el clima se está volviendo más extremo. Y esto es algo que, previsiblemente, irá a más, tal y como apuntan las proyecciones climáticas”.

Las nutrias vuelven a los ríos al bajar la contaminación

Villaviciosa, Vicente ALONSO

La nutria –llondru o llondria como se conoce en muchos pueblos de Asturias– vuelve a los ríos de la región tras una mala época en las últimas décadas debido a que este mamífero es muy sensible a la contaminación de las aguas. Pero ahora las cosas van mejorado y el animal se deja ver más por los ríos. En el entorno de la ría de Villaviciosa el biólogo Gonzalo Gil ha localizado a una joven nutria en el humedal del Cierrón estos días. El animal anduvo por el porreo en busca de comida para deleite de muchos curiosos que siguieron con atención su capacidad para atrapar a sus presas en el agua turbia de las charcas y comérselas.

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