La batalla sanitaria contra las mutaciones del virus SARS-CoV-2 ya está iniciándose. Francia ha modificado sus protocolos sanitarios ante la inminente propagación en su territorio de las variantes brasileña y sudafricana, y la inquietud ha subido un grado después de que parezca probado que la vacuna de AstraZeneca no tiene efectividad ante la alteración genética detectada por primera vez en el país africano. Ya indicábamos aquí que la siguiente etapa en esta larga guerra contra la pandemia estaría en tratar de frenar la expansión de estas variantes genéticas, que pueden acabar convirtiéndose en dominantes en poco tiempo, lo que supone una nueva amenaza para el sistema sanitario. En especial ante una esperada cuarta ola que podría producirse en el horizonte de abril si el ritmo de vacunación no se incrementa.
La Dirección General de Salud del gobierno de Francia emitió una orden urgente el domingo en la que modifica los protocolos dentro de una “estrategia para frenar la propagación de las variantes del virus SARS-CoV-2”, en especial para las variantes brasileña y sudafricana. Aunque la presencia de estas variantes es aún minoritaria en territorio francés, el Gobierno ha expuesto su preocupación. Francia reconoce la progresión de las modificaciones genética británica (20I/501Y.V1), sudafricana (20H/501Y.V2) y brasileña (20J/501Y.V3).
Se ha conocido precisamente ahora que la vacuna de AstraZeneca presenta una baja efectividad ante la variante sudafricana. El Gobierno de Sudáfrica ha decidido detener la administración de dosis de esa vacuna, justo cuando Asturias recibe los primeros viales. La causa de que el gobierno sudafricano haya dado marcha atrás en la adquisición de estas vacunas (tenía prevista la llegada de un millón de dosis) está en un estudio que parece demostrar que la protección es más reducida frente a esa variante. El estudio señala que la vacuna de AstraZeneca es menos efectiva y además no protege contra los síntomas leves o moderados de la enfermedad.
Las medidas adoptadas por Francia para tratar de frenar el avance de las variantes genéticas del virus pasan por la siguiente estrategia:
- Más aislamiento y más pruebas: el Gobierno de Francia extiende a diez días el periodo de aislamiento de las personas contagiadas (hasta ahora estaba establecido en siete días). Además reforzará el rastreo de contactos. Las personas que hayan estado en contacto con portadores de las variantes brasileña o sudafricana se someterán a una PCR inmediata (en cuanto se identifiquen). Además, deberá realizarse una prueba para que un portador pueda salir del aislamiento. Si el resultado volviese a ser positivo, se prorrogará una semana.
- Clases cerradas desde el primer caso. La dirección general de Salud de Francia ha establecido que cerrará todo el aula de un alumno contaminado con una de esas dos variantes o si ha estado en contacto con un padre infectado con cualquiera de las dos modificaciones genéticas.
- Refuerzo de los análisis para identificar las mutaciones. En un plazo de 36 horas, las pruebas PCR que hayan sido positivas volverán a analizarse con un kit para detección del linaje del virus. El gobierno francés está a la espera de que surjan nuevos sistemas de prueba que detecten directamente la mutación 484K, la que puede ser responsable de que el virus se libre de la respuesta inmunológica.
