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Santiago García Granda: “No tuvimos el respaldo de los alumnos, se nos culpabilizó por la gestión de la pandemia”

“Creo que tengo que ayudar al nuevo rector, la frustración dura entre cinco minutos y media hora”

Santiago García Granda, ayer, en el edificio histórico de la Universidad. Juan Plaza

Mientras recoge sus cosas, el rector saliente se examina a sí mismo. Santiago García Granda (Verdicio, Gozón, 1955) apura el Rectorado en funciones sin resentimientos, dispuesto a ayudar y contando más satisfacciones que sinsabores. Al dejar pasar a Ignacio Villaverde, el catedrático de Química Física que ha dirigido la Universidad de Oviedo desde 2016 anticipa la añoranza, festeja por adelantado la calma y asume que le pasó factura la percepción de la gestión de la pandemia, pero barruntando que todo habría sido similar si el drama del coronavirus se hubiera afrontado de otro modo. “No es la gestión, es la pandemia”.

–¿Por qué ha perdido?

– Esta película ya la había visualizado varias veces. El análisis es muy sencillo: sacamos mejores resultados que en 2016 en casi todos los colectivos, pero no tuvimos el respaldo de los estudiantes. Con un apoyo superior ahí, como en las anteriores elecciones, habríamos ganado incluso con más margen, pero se culpabilizó al equipo de gobierno por la gestión de la pandemia y eso es algo muy difícil de superar, porque si la hubiésemos gestionado de otro modo, también habría habido rechazo. El problema no es cómo se gestiona, el problema es la pandemia.

–¿Cómo está siendo la digestión del resultado, qué sensación le domina?

–El escenario no es catastrófico, el resultado es de casi el cincuenta por ciento. Se percibe una falta de respaldo a la gestión, pero también hemos tenido un apoyo superior al de 2016 en el personal docente e investigador y en el de administración y servicios. Me siento de alguna forma reconocido por una parte de la Universidad. Me llevo la sensación del deber cumplido y muchos proyectos en marcha que otros tendrán que completar o cambiarán. Creo que tengo que ayudar al nuevo rector, y esa sensación me conforta. La frustración de no haber logrado el objetivo dura entre cinco minutos y media hora.

–¿Qué Universidad deja?

–Me satisface mucho dejar una Universidad más abierta y transparente. Hicimos un portal de transparencia modélico, abrimos muchas vías de comunicación con el estudiantado, regulamos el derecho de huelga y el comité de ética, conseguimos avances en el plan de igualdad, nos han reconocido como Universidad verde, el top 500 del ranking de Shanghái es un logro difícil en una situación de crisis… En 2016, además, había muchas personas esperando una oportunidad de promocionarse o estabilizarse, y eso lo resolvimos liberando todas las bolsas de acreditados. El colectivo del personal no permanente fue otro de los beneficiados, con la introducción de plazas de ayudante doctor. También pusimos en marcha un programa de investigación de millón y pico de euros a partir de una situación de inversión cero en esta materia que nos permitió tener muchos predoctorales y rejuvenecer la plantilla.

–¿Qué le desazona no haber podido terminar?

–No logramos aprobar la relación de puestos de trabajo del PAS, pero convocamos muchas plazas, casi quinientas, y se puede decir que estos trabajadores han progresado. Luego están las infraestructuras en marcha. Estamos remodelando el edificio de sindicatos, tenemos el proyecto de las colonias de Salinas y están pendientes todos los cambios legislativos que hay que acometer en colaboración con el Principado: la nueva ley del Consejo Social, participar en las de Universidades y Ciencia...

–Dice Villaverde que la campaña ha sido bronca, que la filtración del supuesto “corta y pega” de su programa quiso inducir de forma torticera el voto contra él.

–No creo que haya sido así. Es lógico que en campaña estas cosas tengan repercusión. Si no, no sería una campaña, simplemente hablaríamos de cosas. Pienso, no obstante, que de cara al resultado ha sido mucho más importante la influencia de la pandemia y de la crítica, yo creo que injusta, que se hizo al esfuerzo del equipo rectoral. Que se haga referencia al programa electoral de un candidato parece lógico, tenemos que demostrar que venimos sin mancha. Pero no fuimos agresivos, pudimos haber sacado ese tema en los debates y no lo hicimos. Es agua pasada, cosas de la campaña que hay que dejar en la campaña.

–Imagine la Universidad del futuro. Sus antecesores hablan de “fichar” talento, recursos externos...

–El gran reto es tener los mejores recursos humanos, que son los que mueven a la institución. A partir de ahí, necesitamos unos fondos suficientes para que nuestra actividad no se vea lastrada por tener que cubrir las necesidades básicas. Un convenio de financiación como tienen en otras autonomías, que nos permita despreocuparnos de los gastos generales, nos daría una capacidad de maniobra impresionante.

–Y el dinero de Europa.

–Ahora, la oportunidad está en los fondos de recuperación y transición justa. ¿Qué puede ocurrir? Que a lo mejor la institución no tenga la suficiente influencia para persuadir al Gobierno de que somos la oportunidad y el instrumento. Muchas fuerzas irán a reclamar su parte y la Universidad tiene que estar ahí. Es tarea del rector conseguir ser reconocido como el instrumento que debe tener el Principado.

–¿Habría hecho muchas cosas de otro modo?

–Sí, pero es difícil replantearse las situaciones. Seguro que algunas decisiones las tomé de forma mecánica, porque la inercia de la institución te lleva en ocasiones a hacer las cosas de una forma que en otras circunstancias cambiaría. Pero arrepentirse no sirve para nada, es una máxima de mi vida. Hay que valorar las decisiones en su momento. Si estuviera otra vez en la misma tesitura, habría hecho lo mismo.

–¿Lo echará de menos?

–Sí. Claro. A mí esto me encanta. Me relajaré un poco, volveré a la dinámica de la clase, podré estar en el laboratorio horas viendo cómo se realiza un experimento... No me he despegado de la docencia, pero ahora la voy a disfrutar más, con más contacto con los estudiantes.

–¿Qué le parece el organigrama de la Universidad de Villaverde?

–Yo intenté contener, configurar un equipo de gobierno con áreas amplias y muy concentrado. Me parece que él lo está haciendo un poco expansivo, pero hay que verlo. Está manteniendo en parte el esquema, y eso está bien, pero todo el entramado de delegados y vicegerencias me parece un poco expansivo. Está en su derecho y con cualquier organigrama se pueden hacer las cosas bien. Máximo respeto.

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