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Un asturiano, en el ensayo de la vacuna de Janssen: “Ojalá ayude a concienciar”

“Me encuentro perfectamente”, asegura Iñaki Aldecoa, que ya ha recibido la primera dosis

Iñaki Aldecoa y su hija Candela.

Al asturiano Iñaki Aldecoa, residente en Bélgica, le dijo un compañero de trabajo que se había apuntado al ensayo clínico de la vacuna contra el covid-19 de Janssen, la farmacéutica de Johnson & Johnson, en Europa. Y Aldecoa pidió el link para apuntarse. Es ahora uno de los 30.000 voluntarios que se someterán a estudio durante los próximos dos años y tres meses para garantizar la efectividad de las dos dosis. A él ya le han puesto la primera el viernes pasado y espera la segunda para dentro de dos semanas. El único contratiempo hasta ahora, asegura, ha sido su gran pánico a las agujas. “No sé si me han puesto placebo o la vacuna de verdad, pero me encuentro perfectamente”, relata.

Aldecoa, nacido en Gijón, es hijo de madre asturiana y padre vasco. Tiene 55 años y reside en Bélgica con su mujer y su hija desde 2013. Se fue a consecuencia de la crisis económica, en busca de trabajo, y ahora es supervisor en una empresa de logística. Explica que se presentó voluntario “porque surgió la oportunidad”, pero huye de heroicidades. “Quedaría muy bien decir que lo hago por el bien de la humanidad, pero lo cierto es que simplemente me pareció interesante. Ahora, analizándolo un poco mejor, pienso que si esto ayuda a que la gente se dé cuenta de la importancia de vacunarse, pues eso que ganamos todos”, reconoce.

El gijonés lleva más de un año sin ver a su madre ante el temor de ser portador del virus y ponerla en riesgo. “Yo quiero volver a eso, volver a ver a mi madre, a estar con mis amigos. Con la cantidad de enfermedades que se han erradicado gracias a una vacuna, parece increíble que a estas alturas todavía pongan en duda si funcionan o no funcionan. Por eso no creo haber hecho nada raro apuntándome al ensayo”, señala.

La familia Aldecoa no ha vivido en Bélgica un confinamiento como el de España. “Aquí nunca llegamos a estar encerrados del todo. Se cerraron todos los establecimientos en su día, salvo los supermercados, pero podías salir a dar un paseo. Ahora han vuelto a cerrar bares y restaurantes, y creíamos que iban a abrir en marzo, pero parece que tendrán que aguantar hasta mayo. No sé cuántos podrán resistir, y es una medida que no entiendo del todo. ¿Por qué puedo ir a comprar una camiseta y no a por una cerveza?”, se pregunta.

Aunque tuvo que asumir que debía abandonar su Asturias natal por la falta de trabajo, la familia regresará a la región en cuanto él y su esposa se jubilen. “Mi mujer es gijonesa y manda ella, así que no hay duda: volveremos”, bromea. Hasta entonces, Aldecoa sigue “tranquilo” y contento de ayudar a la investigación contra el covid-19. “Solo me puse nervioso cuando vi la aguja porque soy de los que se desmayan al sacar sangre, pero más allá de eso no creo haber hecho algo extraordinario. Tendría que ser normal”, concluye.

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