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Oviedo retorna con ganas a los gimnasios: “En casa cuesta más”

“Llevamos tres cierres y cero contagios”, se defiende el sector, que ve en el deporte el “antídoto” para las secuelas del virus

Así fue la reapertura de los gimnasios de Oviedo: "Teníamos ganas de volver, en casa no es lo mismo", aseguran los clientes

Así fue la reapertura de los gimnasios de Oviedo: "Teníamos ganas de volver, en casa no es lo mismo", aseguran los clientes Amor Domínguez

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Así fue la reapertura de los gimnasios de Oviedo: "Teníamos ganas de volver, en casa no es lo mismo", aseguran los clientes Lucas Blanco

“En casa cuesta más porque haces ejercicios, pero te falta esa sensación de golpear el saco”. Ana Mori volvió ayer al gimnasio después de un mes y una semana obligada a mantenerse en forma con una tabla de ejercicios virtual a la que ya había recurrido durante el confinamiento “duro” de la primavera de 2020. Esta semana, al igual que otros miles de ovetenses, pudo volver a su centro deportivo de cabecera, en la calle Pedro Masaveu de la capital asturiana con un riguroso protocolo de seguridad. Personas como Mori fueron recibidas con los brazos abiertos por unos empresarios del sector del deporte que se reconocen fatigados por tanto protocolos y tan pocas ayudas. “Llevamos tres cierres y cero contagios”, coinciden los empresarios locales del sector.

Alejandra Martínez abrió su negocio, especializado en clases de fitboxing –una práctica que mezcla el fitness con el boxeo– hace cuatro años cargada de ilusión. El negocio marchaba bien, pero de repente la pandemia se interpuso en su camino. “A ver si esta es la última reapertura”, cruzaba los dedos la empresaria, a la que las restricciones obligan a reducir las habituales sesiones de 17 alumnos a media docena y gastar unos 200 euros más al menos en desinfecciones. “De momento no hemos recibido más ayudas que los ERTES y cada vez los abonan más tarde”, apunta la responsable de un local que actualmente cuenta con una plantilla de cuatro monitores.

Actividad fundamental

Aunque la reapertura tuvo lugar el lunes, muchos no pudieron retomar sus rutinas deportivas hasta ayer. “Vengo dos o tres veces a la semana y me viene muy bien”, relata Javier García, que considera el deporte como “una actividad fundamental para sentirte bien”.

En Montecerrao, el centro Go Fit volvió a la vida también esta semana al retomar las clases impartidas gracias a la labor de una plantilla de unos 50 empleados que pasaron el último mes al ERTE. La cadena, que cuenta con 20 establecimientos repartidos a lo largo y ancho de la geografía asturiana realizó en el último año una inversión de seis millones de euros para tratar de acorralar al virus. “Tenemos sistemas que renuevan el aire cada poco minuto, pantallas y una serie de medidas pensadas para evitar cualquier tipo de contagio”, apunta el presidente adjunto de Go Fit, Alfonso Arroyo.

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Reapertura de los gimnasios de Oviedo Luisma Murias / Irma Collin

Los dueños de este tipo de establecimientos, tanto los grandes como los pequeños, coinciden en reivindicar la seguridad de sus instalaciones, así como las bondades sanitarias del deporte. “Está demostrado que la práctica deportiva ayuda a prevenir la enfermedad, a superarla y a eliminar las secuelas que deja”, subraya Arroyo, especialmente preocupado por las consecuencias que tendrá para el sector la crisis económica provocada por la pandemia. “Tenemos mucho miedo de que por diferentes factores la gente deje de hacer ejercicio”, reconoce el ejecutivo de la cadena.

Los usuarios asumen con filosofía todas las medidas de seguridad, si bien admiten dificultades para desarrollar su actividad con normalidad. “Lo de la mascarilla es horrible. Es como si me quedara sin oxígeno”, indicó Ana Mori mientras lanzaba una fuerte patada contra el saco. Si bien en un principio la mascarilla no era obligatoria para practicar deporte, la preocupación por los contagios por aerosoles llevó a las autoridades a establecerla como obligatoria el pasado diciembre. “Es molesta, pero si no queda más remedio hay que utilizarla. Mejor esto que nada”, indicó la deportista, visiblemente ilusionada con la vuelta al gimnasio, al igual que unos compañeros que tiraron de ilusión para compensar el pequeño bajón físico provocado por los más de 30 días sin entrenamiento convencional.

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