¿Cómo se puede fomentar la coexistencia entre el lobo y la ganadería? La asociación Ecologistas en Acción da siete claves para potenciar la convivencia de ambas especies.

Consideran necesaria la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE), tal y como recomendó el Comité Científico, así como los procesos ecosistémicos que produce la presencia de este carnívoro en los ecosistemas naturales. Y considera que la orden que realice la inclusión de esta especie deberá incluir que todos los planes de gestión del lobo autonómicos y provinciales queden automáticamente derogados, ya que estos planes deberán de adecuarse a la nueva situación legal de la especie.

Como parte de la campaña 'Vivir con lobos', que Ecologistas en Acción desarrolla con la colaboración de alrededor de 50 ganaderas y ganaderos de zonas loberas, la organización ecologista reclama la adopción de siete medidas que las administraciones deben poner en marcha para impulsar la coexistencia de la ganadería extensiva y el lobo, que se resumen en las siguientes:

  1. Implementar ayudas a los costes derivados del manejo adaptado a la presencia de lobos, en el documento adjunto vienen ejemplos concretos de estas medidas.
  2. Reconocer legalmente a los mastines como animales de trabajo.
  3. Pagar indemnizaciones justas en tiempo y forma condicionadas a la adopción de medidas de prevención facilitadas por las administraciones.
  4. Promover la prevención de daños, especialmente en zonas de posible expansión de la especie o en zonas de presencia reciente.
  5. Fomentar y apoyar en la ganadería extensiva el uso de canales cortos de comercialización.
  6. Desarrollar una Ley de Ganadería Extensiva adaptada a las pequeñas explotaciones extensivas y a un manejo sostenible.
  7. Fomentar en la sociedad el conocimiento y la empatía con la ganadería extensiva, y el papel fundamental de los profesionales del sector para la coexistencia con grandes carnívoros.

El lobo, al ser predador apical, no tiene depredadores naturales. Por tanto, tiene sus propios mecanismos de autorregulación que pasan por estrategias biológicas, ecológicas y etológicas, además de muertes naturales, como cualquier ser vivo que vive en la naturaleza. Pero además es una especie clave, ya que ejerce un efecto cascada sobre el resto del ecosistema que va más allá de su mera predación y que es impredecible en su presencia pero también en su ausencia. Además, es un mediador conductual, es decir, ejerce un impacto directo e indirecto, tanto sobre sus presas como sobre otros depredadores que están más abajo en la pirámide como el zorro. Uno de estos efectos es el "efecto miedo", que implica una cautela mayor por parte de ungulados silvestres por su mera presencia, y que hace que se dispersen más en vez de concentrarse en grandes grupos, lo que tiene unos efectos positivos sobre los cultivos (agricultura) y también sobre las enfermedades transmitidas al ganado doméstico.