“Los drones no son un juguete”, indica el subinspector Iván Martínez, integrante de la recientemente estrenada Unidad de Protección y Seguridad Aérea de la Jefatura Superior de Policía, que tiene como cometido el control de los vuelos de estos aparatos. Y es que, en buena parte de la geografía asturiana, en casi toda la costa, la mayor parte de la montaña y todos los espacios protegidos, todas las grandes ciudades y el perímetro de infraestructuras sensibles, como el Aeropuerto de Asturias, el aeródromo de La Morgal o lo helipuertos del HUCA, Ibias o Tineo, está prohibida la presencia en el aire de estos aparatos sin un permiso que debe solicitarse diez días antes del vuelo programado. La unidad antes aludida es la que debe tramitar el permiso, comprobar que las personas que van a realizar los vuelos cuentan con las autorizaciones necesarias y verificar in situ que se cumplen todas las normas. Si se incumple la normativa, las multas oscilan entre 6.000 y 600.000 euros.
Este lunes, los agentes adscritos a la unidad se desplazaron a Gijón para inspeccionar los vuelos de la empresa Locis SIGTech, contratada por el Ayuntamiento de Gijón para controlar la evolución del volumen de arena en la playa de San Lorenzo y parte del río Piles. Los operarios de la empresa, propiedad de Salvador Suárez, establecieron varios puntos de verificación y el dron debía recorrerlos realizando las fotografías y mediciones. Pero previamente había un trabajo ineludible. En primer lugar, “no todo el mundo puede volar un dron”, explica Iván Martínez. El aparato debe estar registrado en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea y ENAIRE, el gestor de navegación aérea de España, y los pilotos deben pasar unos exámenes que les acrediten para manejarlos. Diez días antes del vuelo, debe solicitarse permiso a la Unidad de Protección y Seguridad Aérea, que lo comunica al Ministerio del Interior para que lo autorice.
Todos estos pasos los dio la empresa Locis SIGTech para realizar sus vuelos en la playa de San Lorenzo. El piloto, Miguel Ruiz, contaba con todos los permisos, y su aparato, un Phantom IV de la marca DJI –que se oferta en internet a un precio de entre 1.500 y 1.800 euros–, estaba debidamente registrado.
El inicio de los vuelos fue en la escalera 2 de San Lorenzo. Numerosas personas que hacían ejercicio en San Lorenzo mostraron curiosidad por el operativo, supervisado por el subinspector Martínez y el agente Rubén Llano. Fue necesario calibrar el aparato antes de emprender el vuelo. El dispositivo cuenta con un paracaídas en caso de que fallen los motores que lo alzan en el aire. En tierra, el piloto Ruiz manejaba el aparato con una consola, mientras otro operario, Javier Álvarez, balizaba la parte más occidental de la playa, que serían los puntos donde el dron realizaría las mediciones.
En Asturias, la Policía aún no ha sancionado a nadie por vuelos ilegales de drones. Sí la Guardia Civil. Hay algunos usuarios que no se conforman con volar sus drones sin permiso, sino que luego lo cuelgan en las redes dejando constancia del delito. La Policía quiere dejar claro que va a perseguir estos vuelos ilegales con todo el peso de la ley. En breve se instalará en Asturias el sistema Siglo CD, que permite detectar el vuelo de cualquier dron en el espacio aéreo de la región, especialmente indicado contra ataques desde el exterior. Por el momento, solo funciona en Madrid, Galicia y Valencia, pero se irá incorporando poco a poco al resto de las regiones.
Lo que quieren recalcar desde la Unidad de Protección y Seguridad Aérea es que no puede volar sin permiso ningún dron, ni siquiera los modelos “mini” de menos de 250 gramos que se están comercializando. “Si llevan cámara, necesitan un permiso”, explica Iván Martínez. Lo cierto es que solo en muy pocas zonas se puede hacer volar drones sin permiso. Toda la costa asturiana es zona vedada al tratarse de áreas protegidas para aves. Solo se salva una pequeña área en torno a Luarca y Gozón, la costa oriental gijonesa, parte de la villaviciosina –salvo la ría– y la de Colunga. El área de protección del Aeropuerto de Asturias se extiende hasta Oviñana, en Cudillero. La montaña asturiana, salvo Aller, también está cerrada a drones. En todas las grandes ciudades no se puede volar drones sin permiso, de forma que hay un gran triángulo en la zona central vedado a estos pequeños aparatos.
Aquí se pueden consultar las áreas donde está prohibido, restringido o regulado el vuelo de drones