“Hay mucho que hacer y que organizar. Vamos a mirar eso pendiente y buscar la caja que nos falta”, le dice el catedrático Santiago García Granda al doctor Mohammed Said, que está en plena faena de mantenimiento de un difractómetro de rayos x. García Granda regresó esta semana a su despacho en la facultad de Química tras cuatro años como rector y recobró así pleno contacto con una docencia que no abandonó durante su etapa al frente de la Universidad de Oviedo y, sobre todo, con la investigación. “De las visitas al laboratorio, la burocracia y otras gestiones derivadas de la labor investigadora si estuve más desentendido”, cuenta.
Por fortuna, los integrantes de su equipo –el grupo de síntesis, estructura y aplicación tecnológica de materiales– hicieron en su ausencia “una buena labor, con iniciativa y desarrollando sus carreras”, asumiendo más responsabilidad el catedrático de Química Inorgánica Rubén García Menéndez. Precisamente con él mantenía a mediodía una reunión, junto a dos científicas con beca Juan de la Cierva, un programa que él gestiona.
Quien hasta hace unos días afrontaba a diario la organización y gestión de toda la Universidad ahora se pone al día para retomar su labor de siempre. “Es como volver a casa, porque mi despacho y mi laboratorio son como mi casa. Es reconocer otra vez que lo que estaba haciendo antes de asumir el rectorado era lo que realmente me gusta. Aunque evidentemente también me gustaba la gestión de la Universidad”, confiesa García Granda, que entró en la facultad de Química como estudiante y desde entonces nunca se desvinculó de ella. Así, recuerda por ejemplo el traslado a El Cristo en 1988. “Son muchos años”, afirma con la sonrisa de quien regresa a su hábitat natural. Aunque la vuelta no está exenta de estrés. “Tengo que actualizar el software de los ordenadores”, le comenta a su compañero Rubén García.
Lo que aún no ha podido pisar el catedrático de Química Física y Analítica es la cafetería de la facultad. Y no será por ganas. “El viernes acudiré a la comida y tertulia que tenemos allí todos los viernes, y a la que apenas pude ir por la labor absorbente al frente de la Universidad. Lo cierto es que la eché de menos, aunque en el Rectorado no había mucho tiempo para echar de menos nada”, cuenta.
Al mismo tiempo que retoma a pleno rendimiento su actividad en Químicas, García Granda culmina el proceso de transición con el nuevo rector, Ignacio Villaverde. Los dos han decidido participar juntos hoy en una reunión de la Conferencia de Rectores de Universidades (CRUE). Será otro ejemplo del “limpio” traspaso de poderes que tanto Villaverde como Granda están destacando. “Los dos creemos que es la forma correcta de hacerlo”, cuenta el químico, que en la CRUE se despedirá de “un montón de cosas” aunque aún seguirá trabajando en algún órgano estatal en representación de las universidades.
Mientras tanto, todavía le queda por delante una intensa labor para instalarse de nuevo en su “casa” de la facultad de Química. Para lo que seguramente no tenga gran problema es para encontrar una caja para que el doctor Said proteja equipos del laboratorio: su propio despacho está lleno ahora de cajas apiladas fruto de su mudanza desde el Rectorado.