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El periodista Enrique Corripio, hijo predilecto de Cabranes

El Ayuntamiento reconoce sus 40 años de servicio al concejo como funcionario, cronista oficial y “rescatador” de “El Eco”

Enrique Corripio Monestina, con Santolaya de Cabranes al fondo. | E. García

Hace ahora cuarenta años casi exactos, al periodista Enrique Corripio Monestina le pillaron los tiros del 23-F en tierra peligrosa, haciendo la mili en Madrid. Supo poco después, cerrado sin daño aquel episodio, que se convocaban tres plazas de funcionario en el Ayuntamiento de Cabranes, dos de administrativo y otra de operario de servicios múltiples. Se licenció, optó, entró y, cuatro decenios más tarde, en el balance de su jubilación, tiene una hoja de servicios que incluye múltiples contribuciones al concejo del que ejerce como cronista oficial desde 1993, para el que rescató la publicación de “El eco de Cabranes” y que por todo eso y mucho más acaba de decidir recompensarle con el título de hijo predilecto del municipio. La oficialización del acuerdo plenario del Ayuntamiento y el acto solemne de concesión de la distinción están previstos para el próximo día 22 de marzo, lunes. Para la ceremonia posterior habrá que buscar una fecha en la que la emergencia sanitaria permita el boato, la pompa y la acumulación de invitados.

Al protagonista, el máximo reconocimiento que prevé el Reglamento de Honores y Distinciones del municipio se le antoja “desproporcionado”. No quería “ningún protagonismo”, pero “de tener que asumirlo, como es evidente”, desea compartirlo y hacer copartícipes “a todos los que desde lejos o cerca, de aquí o de allá, piensan en esta tierra que intenta ser de acogida y brazos abiertos, a los que la aman y luchan por ella”. Se incorpora a una lista selecta de cabraneses predilectos en la que le preceden el escritor José Antonio Mases y el sacerdote, tío segundo de Corripio, Enrique Monestina Rodríguez, “El cura de Sendín”. El alcalde de Cabranes, Gerardo Fabián, festeja un galardón “más que merecido” para coronar la “polifacética” vida laboral del premiado como servidor público –ejerció como secretario del juzgado, tesorero y administrativo–, cronista oficial, corresponsal de LA NUEVA ESPAÑA y artífice de la resurrección de “El Eco de Cabranes”. Fundada en 1906, la publicación ha atravesado varias etapas, ha alternado momentos de vitalidad con largos “tiempos en los que estuvo silenciosa” y ha contado con el indiscutible protagonismo de Corripio en su revitalización desde los ochenta.

El cronista ve “desproporcionado” un honor que comparte con “todos los que aman y luchan por esta tierra que intenta ser de acogida”

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Rescatado en 1984 después de un largo vacío, el periódico cabranés va por su tercera vida y por su segunda resurrección en diferentes formatos periódicos –bimestral, trimestral, semanal, quincenal desde 2015–, y físicos, desde la letra impresa a la versión digital actual que tanta vida da a un concejo con abundante población expatriada, cuyo eje central en Santolaya es la Plaza del Emigrante. “Cuando descubrí que teníamos un periódico, entendí de inmediato que había que rescatarlo, que era una joya inmensa”, resalta Corripio, releyendo el primer editorial del 10 de mayo de 1906: “’El Eco de Cabranes’, lector amable, no tiene pretensiones de ser un periódico; es sencillamente una crónica de Cabranes y para Cabranes…”

Corripio, nacido en 1954 en Casa del Río, muy cerca de Santolaya, en el hogar que fundaron sus bisabuelos junto a la carretera que viene de Infiesto y se dirige a Villaviciosa, ha visto en estos cuarenta años casi sin excepción todo lo que ha pasado en este pequeño municipio que tuvo 4.000 habitantes en 1940 y sobrevive con poco más de mil, aunque últimamente se mantiene a salvo de la penuria que le rodea, que no es poca.

El periodista rescató dos veces, en los ochenta y 2015, este periódico que ha pasado de la tinta y el papel a un formato digital que se vuelve particularmente relevante para un concejo muy marcado por su tradición emigrante y cuyo día a día se puede seguir ahora casi en tiempo real desde el otro lado del Atlántico. El medio, insólito en un municipio de estas dimensiones, “cumple una función de identidad y de servicio informativo muy interesante”, subraya Corripio, que a su modo ha ido adaptando aquel primer propósito que declaraba una publicación que quería servir “para la defensa y fomento de los intereses materiales y morales del concejo”. El mismo editorial fundacional marcaba el camino hacia la intención de “mejorar las tristes condiciones en que los cabraneses vivimos, proponiendo mejoras al efecto, alentando iniciativas y procurando que el esfuerzo colectivo sustituya al esfuerzo aislado, siempre estéril”.

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