Si la abuela Carmen levantara la cabeza, y viese que desde la cuadra donde ella tenía las vacas “su nieto produce, edita y distribuye libros que están a la venta en 51 países, seguramente quedaría tan asustada, o más, que cuando escuchó el ruido del primer coche que pasó por Los Cabos de Pravia, allá por los comienzos del siglo XX”. El nieto, Jesús Arango, economista y exconsejero de Agricultura, observador inquieto y analista acreditado de la región en la que vive, escribe esto en el último que ha publicado desde la “editorial-imprenta artesana” que produce libros digitales en la aldea. La “Casa de Perico Villa”, el lugar de nacimiento y residencia de Arango en Los Cabos y su privilegiado espacio de reclusión, paciencia y videoconferencia durante el confinamiento, es a la vez la escenografía y el protagonista mudo de “En tiempos de pandemia; vida en la aldea”, su “crónica personal” de este periodo convulso, la reunión de las reflexiones que fueron brotando durante los largos paseos por la antojana en los que el economista entretenía las incertidumbres de la última primavera. La “cosecha de pandemia” de una mente bulliciosa…

Ya circula por el ciberespacio, en páginas virtuales “hiperenlazadas”, su “examen crítico” sobre la Asturias que desearía para 2050, publicado la pasada primavera en LA NUEVA ESPAÑA. También hay un esbozo de su proyecto “Asturias 6R”, un gran puzle pensado para enlazar un relato del pasado con iniciativas para el desarrollo de la región en la era digital: recorridos, relatos y retratos para repensar, recuperar y reutilizar el Principado (seis erres)… Hasta aparecen por el libro los vínculos de la canción “La praviana” con los palos del flamenco o los lazos del “Asturias, patria querida” con Polonia, todo amasado con un caleidoscopio de cavilaciones que recorren todos los caminos que van de la prolífica cosecha de tomates de agosto en Pravia a una propuesta de estrategia de economía circular para el Principado, o de la “agenda de reformas” a que Asturias está abocada para salir con bien de la crisis a la llegada de la banda ancha a Los Cabos…

Es un libro, sí, y mucho más. Hace años que el economista descubrió con éxito las posibilidades de la edición en formato digital, tanto que solo en los primeros meses de este año ha subido a la plataforma de distribución de libros electrónicos “Apple Books” nueve títulos entre reediciones de antiguos trabajos en papel y aportaciones nuevas. Pero este nace además con la pretensión de ser casi plenamente interactivo y multimedia. Más que ninguno. Para “revalorizar su contenido” y enriquecer la experiencia de su lectura, Arango ha trufado el texto de multitud de “hiperenlaces”, vínculos que “a golpe de ‘clic ratonero’” amplían la información –incluidas muchas noticias y artículos de LA NUEVA ESPAÑA–, o que abre paso a galerías de fotos, sonidos incrustados y vídeos, 38, 26 de ellos de “temática asturiana”.

Pero el autor ha querido dar otra vuelta a las posibilidades casi infinitas de la edición electrónica y ha emprendido un “experimento” colectivo “para intentar conocer”, señala, “el valor que se le atribuye al formato, o al diseño, frente al contenido de una publicación”. El juego tiene el mecanismo siguiente: ha escogido un colectivo de demandantes –su lista de difusión, unas mil personas– y ha ofrecido el libro en dos versiones, un pdf gratuito, con hiperenlaces pero con una experiencia multimedia y visual atenuada, y una modalidad a 4,99 euros con la opción adicional del acceso completo a la navegación “por las galerías de imágenes y todos los vídeos y sonidos incrustados”.

Con toda esa intensa carga añadida de posibilidades, están subidas a la red unas reflexiones que salen como cerezas tirando del hilo de la pandemia y que el autor confiesa que dudó en divulgar. Acabó por decidirle la relectura de una frase del “El mundo de ayer”, de Stefan Zweig: “Jamás me he dado tanta importancia como para sentir la tentación de contar a otros la historia de mi vida. Han tenido que pasar muchas cosas, acontecimientos, catástrofes y pruebas, muchísimas más de lo que suele corresponderle a una misma generación, para que yo encontrara valor suficiente como para concebir un libro que tenga a mi propio yo como protagonista o, mejor dicho, como centro”.

Con esa premisa de partida, van saliendo por ejemplo sus ideas sobre la necesidad de “un replanteamiento radical de la política asturiana a partir de una nueva visión más equilibrada de la región desde la perspectiva espacial”, o más concretamente, aquello que el conde de Campomanes planteaba ya en 1774: “Llevar actividades no agrarias a los pueblos”, teniendo en cuenta que más de dos siglos más acá, “la revolución digital facilita mucho” las cosas.

En el libro de sus reflexiones pandémicas, nacidas de la parada técnica para tomar impulso que le dio el confinamiento, el exconsejero abona, de hecho, su tesis sobre las posibilidades de las tecnologías para transformar las quintanas y las aldeas en “nuevos distritos productivos multiproducto”. Imagina que se aprovechan todas las posibilidades del teletrabajo, y un hospedaje en una parte de la casa, un salón en la cuadra, una biblioteca con wifi en el hórreo, una sidrería en el pajar o una huerta ecológica...

Para eso hace falta voluntad, sobre todo la de allegar la revolución tecnológica al campo, una tarea que lleva demasiado tiempo pendiente. Pero hablando de aldeas reinventadas para un nuevo futuro, emerge una esperanza que enciende una luz: “Este período de pandemia”, escribe Arango, “trajo una muy buena noticia para la ‘Casa de Perico Villa’, un gran regalo que este año nos han hecho los Reyes Magos: el 2 de febrero, nos instalaron una conexión a la red a través de fibra óptica simétrica. Después de muchos años de avatares y malas conexiones, estoy como un niño con zapatos nuevos disfrutando de las nuevas velocidades de acceso a la red”.

Es así como esta historia nacida de un tiempo de incertidumbres va a dar a otro poco de ilusión. Después de un año en el que “leí y caminé mucho, trabajé bastante y eché muchísimo de menos a mis nietos, (…) en estos comienzos del año 2021, en el que se cumplirán cincuenta años de mi actividad como economista político, me siento animado con las buenas noticias relacionadas con la vacuna anticovid-19, el aterrizaje de Amazon en Asturias, los proyectos de producir hidrógeno en El Musel con energías renovables, las nuevas plataformas eólicas marinas en el occidente asturiano y con varios proyectos personales pendientes: llegar otra vez a Santiago, concluir mi libro ‘Medio siglo como economista político’ y ver de nuevo a mis nietos”.