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Asturias se planta ante “el semáforo de los alimentos” para salvar el queso

El Principado se une a la Federación láctea contra el polémico etiquetado de Nutriscore, que impulsó la ministra Carcedo y que ahora Garzón quiere hacer obligatorio

Quesos asturianos.

El Principado quiere que el queso quede excluido del sistema de etiquetado Nutriscore, de momento voluntario pero que el Ministerio de Consumo pretende hacer obligatorio para todos los alimentos en España. En su día, hace algo más de dos años, fue impulsado por la anterior ministra de Consumo, la asturiana María Luisa Carcedo, y ya generó polémica al considerarse confuso y no muy exacto. Ahora, Alberto Garzón acaba de darle el empujón final y hacerlo obligatorio con el objetivo de que los consumidores obtengan información clara y sencilla de lo que compran para comer.

Hablar del Nutriscore es como mentar al diablo entre algunos productores. Los del aceite de oliva virgen extra, un poderoso lobby en España, ya han logrado quedarse fuera del tal etiquetado que penaliza a un alimento básico en la dieta mediterránea. En Asturias, los queseros han puesto el grito en el cielo porque les pasa lo mismo: el sistema, tal y como procesa la información nutricional, conlleva, por ejemplo, que un refresco azucarado de cola reciba mejor puntuación que un queso hecho con mimo por un artesano.

La Dirección de Agroalimentación de Asturias –dependiente de la Consejería de Medio Rural– suscribe la decisión de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) de pedir a Consumo que deje fuera al queso. El Principado apuesta por una “caracterización diferenciada” de cada alimento, según explican en Medio Rural, y “apoya” la petición de Fenil. “El sistema es útil para algunas producciones de gran consumo, pero nuestros productos de las marcas de calidad, DOP, IGP, ecológico y otros productos de Alimentos del Paraíso tienen caracterización geográfica y de calidad que ya los sitúan y califican”, explican.

El semáforo nutricional del etiquetado de Nutriscore.

El Nutriscore es muy sencillo: usa una especie de semáforo nutricional con letras y colores para indicar la calidad. De la A verde, que sería lo mejor, a la E roja, lo peor. El problema es que su funcionamiento hace que el semáforo del queso acabe siempre en tonos rojos. Así las cosas, la Federación láctea considera necesario que el Gobierno central “proteja un producto fundamental en la dieta mediterránea y pilar económico en muchas zonas rurales de España” como el queso. “Los ganaderos y fabricantes del sector se quejan de que la mayor parte de los quesos se vean penalizados en las categorías D y E, por debajo de alimentos de consumo no esenciales que incluso obtienen mejores puntuaciones. Esto estigmatiza a un producto sano y elaborado con ingredientes básicos: leche, cuajo y sal”.

“Evalúa los nutrientes por separado sin hacer una lectura en conjunto de la matriz nutricional del alimento”, advierten los expertos

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En Asturias, los queseros consideran que la obligación a lucir el etiquetado del Nutriscore conllevará la “muerte” de la artesanía agroalimentaria, ya que el mensaje que se transmite al consumidor es que comer tal producto es malo para la salud. Los contrarios al Nutriscore alertan de que este sistema más que valorar la calidad nutricional de un producto informa de su composición, y que no es fiable para medir distintos tipos de alimentos: por ejemplo, comparar un queso con un refresco o una conserva con un dulce. La Federación láctea insiste: “Evalúa los nutrientes por separado sin hacer una lectura en conjunto de la matriz nutricional del alimento”. Además, avisan, “tampoco diferencia entre distintos tipos de ácidos grasos saturados y los penaliza siempre”.

Junto a los queseros, también los elaboradores de jamón ibérico quieren quedar exentos de lucir el semáforo del Nutriscore en sus etiquetas. Con todo, algunos alimentos sí que ya lo lucen. Son lógicamente aquellos que salen bien parados en la valoración, como, por ejemplo, algunas marcas de fabada enlatada.

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