Dulce inicio de primavera para el sector apícola en el Principado. Y es que el ansiado sello de calidad de la miel asturiana, que lleva varios años en trámites, acaba de ser registrado. El Gobierno regional anunció ayer que ha aprobado el registro de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Miel de Asturias. Esto llega tras el preceptivo periodo de información pública en los boletines oficiales del Estado (BOE) y del Principado (BOPA). Ahora, queda pendiente enviar todo el expediente de la marca a la Unión Europea para lograr su reconocimiento definitivo.

Con todo, según explican en la Consejería de Medio Rural, “ya se podrá conceder una protección transitoria que permitirá que la marca Miel de Asturias goce de amparo a nivel nacional mientras finaliza el proceso de tramitación en el ámbito europeo”.

Todo se dio a conocer ayer tras la reunión del consejero Alejandro Calvo con responsables de la Asociación Promiel y de la Asociación para la Promoción y Gestión de la Indicación Geográfica Protegida Miel de Asturias. En el encuentro participaron también la directora general de Desarrollo Rural, Begoña López, y el director general de Ganadería y Sanidad Animal, Nino Rodríguez.

El titular de Medio Rural ha señalado que el impulso a las marcas de calidad “resulta muy importante para el sector agroalimentario, porque favorece la diversificación, contribuye a diferenciar el producto en el mercado y permite al consumidor conocer su trazabilidad, con información sobre su carácter específico”.

La nueva IGP nace con el objetivo de alcanzar las 400 toneladas certificadas al año bajo este sello de calidad. La miel ya forma parte de Alimentos del Paraíso, la marca que identifica a los productos de la comunidad –queso, sidra, embutidos, carne– y, al mismo tiempo, los relaciona con los valores de calidad y sostenibilidad asociados al Principado. Además, la IGP contribuirá a reforzar el sector y a generar riqueza en el medio rural.

Asturias tiene unas condiciones óptimas para la producción de miel de calidad, sostienen expertos en el sector. Concejos como Boal –famoso por su feria anual, ahora suspendida por el covid– y los del Suroccidente siempre han tenido fama de dar un producto excepcional “Al valor económico de este alimento se suma que la apicultura es clave en el mantenimiento de la biodiversidad, por la función de las abejas en la polinización de muchas especies, que resulta esencial para su conservación”, reseña Medio Rural que aplaude también la implicación del sector apícola para combatir al avispón asiático que tanto daño causa a las abejas.