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Los universitarios, “cansados” de las clases online: "Avanzamos más en una hora en la Facultad que todo el día solos en casa”

Las prácticas presenciales se han convertido en una "motivación" para los estudiantes, que aseguran que se sienten "seguros" frente al covid en los laboratorios

En el centro, la profesora María del Carmen Rodríguez muestra a los alumnos (por la izquierda) Álvaro Aguiar, Beatriz Alegría, Carmen Alonso, Miguel Argüelles y Miguel Álvarez los órganos de un cadáver en el laboratorio de Anatomía de la Facultad de Medicina. | Irma Collín

Después de más de cuatro meses de clases online, los universitarios asturianos están ya “cansados” de tanto ordenador. Y ven las prácticas presenciales –los que las tienen– como una “motivación”. “Avanzamos más aquí en una hora que todo el día solos en casa”, afirman estudiantes de segundo curso de Medicina. Son más de un centenar y ninguno falla a las clases prácticas de Anatomía Topográfica, que coordina el profesor Santos Suárez Garnacho. “En nuestro caso la presencialidad es esencial. Esta asignatura, como otras tantas, no se puede dar a distancia”, afirma Suárez, quien asegura, además, que el laboratorio de Anatomía Humana, en el que los futuros médicos manipulan cadáveres reales, “es el lugar más seguro de la Facultad”.

Una nueva normativa sobre el formol obligó al departamento de Morfología y Biología Celular a instalar hace cinco años un sistema especial de ventilación, que “ahora con el covid –apunta Santos Suárez– nos ha venido de maravilla”. Los alumnos no pasan frío con ventanas y puertas abiertas –la temperatura siempre es de 20 grados– y, además, se sienten “seguros”. Gracias al sistema que insufla y absorbe aire, las corrientes se renuevan entre 30 y 40 veces cada hora. “No tenemos ningún miedo a venir a la Facultad y compartir espacio con los demás compañeros. Estamos vacunados, el aire se renueva constantemente, llevamos guantes y mascarilla, las batas las dejamos cada uno en nuestra taquillas...”, expresan los estudiantes Miguel Argüelles, Álvaro Aguiar, Beatriz Alegría, Carmen Alonso y Miguel Álvarez mientras analizan los órganos del cuerpo muerto de una mujer.

Un grupo de alumnos de Medicina durante las práctica de Anatomía Topográfica

Pero el covid no solo ha cambiado en la Universidad de Oviedo la forma de impartir la teoría –ahora, de forma telemática– sino también de realizar las prácticas. Por ejemplo, los más de cien alumnos de segundo de Medicina tienen que acceder al laboratorio de Anatomía en tres turnos diferentes, cada grupo es repartido a su vez en dos aulas y dentro de cada una de ellas solo puede haber tres o cuatro personas por preparación. “También hemos espaciado más las muestras de forma que hay más de dos metros entre unas y otras. Lo que más nos cuesta es que los estudiantes entren y salgan del laboratorio de forma ordenada”, señala el catedrático Santos Suárez.

Y de la Facultad de Medicina a la vecina de Química. En los laboratorios de Química Analítica, las prácticas son también un éxito pese al coronavirus. “No hemos tenido ninguna incidencia y la asistencia es del cien por cien”, indica Dolores Gutiérrez, que imparte la asignatura de Experimentación en Química Analítica I. Esta profesora reconoce que recibió la llegada de alumnos a su laboratorio con cierto “miedo”. “Empecé con doble mascarilla”, admite. Pero lo cierto es que esos temores iniciales han desaparecido por completo. “La sensación ahora es que estamos mejor aquí que en cualquier espacio público”, dice. Y es que antes de cada clase, a la puerta del laboratorio, un técnico siempre toma la temperatura a los alumnos y en cada mesa les espera un bote de gel hidroalcohólico y guantes. “Hemos reservado un espacio específico para que dejen sus mochilas, llevan mascarilla FFP2 y gafas... Van tan protegidos que no tienen sensación de peligro”, sostiene Dolores Gutiérrez, que agradece “el gran esfuerzo” realizado por el decanato de Susana Fernández en la lucha contra el covid. El único pero, agrega la profesora, “es que pasamos un poco de frío”, al tener que abrir ventanas y puertas.

En la Escuela Politécnica de Mieres, Juan María Aguado, profesor del área de Explotación de Minas, comenta que los universitarios “tienen más ganas que nunca de prácticas de laboratorio y salidas de campo”. “Las clases online están bien por una parte, porque son cómodas al poder estar en casa y no tener que desplazarte. Pero el problema es que ya llevamos mucho tiempo en esta situación. Y además es una generación que ya vivió el confinamiento del año pasado”, menciona. Por eso, ningún alumno se salta las prácticas presenciales. “Nos demandan tocar y ver materiales. Esta semana, por ejemplo, visité con las estudiantes de 4º curso del doble grado de Civil y Minas la empresa Orovalle y me decían que eran las primeras instalaciones industriales que pudieron visitar en toda la carrera”, resalta Aguado, que hace hincapié, por otra parte, en el exhaustivo control que hay en la Escuela, gracias al registro de entradas y salidas mediante códigos QR.

El profesor Santos Suárez, en el laboratorio

¿Y qué opinan los estudiantes sobre las clases presenciales? “Que se aprende mucho más, nos enganchamos también más y avanzamos más en una hora aquí que todo el día solos en casa”, subrayan Mario Fernández, Alba Gallego, Isabel García, Aida Gámez y Elena Gallego, del grado en Medicina. “Estar delante del ordenador tanto tiempo es un peñazo”, rematan. Carmen Alonso, también en segundo de Medicina, asegura que ella y sus compañeros están “cansados” de clases online y que “llega un momento en que ya no rindes”. “Pierdes hasta la rutina. Algunos tuvimos que empezar ir a bibliotecas o centros de estudios para recuperarla”, señalan Miguel Argüelles y Álvaro Aguiar. Además, tocando y viendo en directo es “donde puedes evaluar tus conocimientos y es la forma en la que te das cuenta que no todo aparece en los libros”, apunta Miguel Álvarez. Sin embargo, no todo es bueno. El covid les impide poder visitar el laboratorio de Anatomía siempre que quieran. “Antes podíamos ver los cuerpos las horas que quisiésemos y estudiar aquí. Ahora solo tenemos una hora a la semana para preparar el examen”, lamentan.

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