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Isabel Ruiz de la Peña | Doctora en Historia del Arte, miembro permanente del RIDEA

“El RIDEA debe abrirse a públicos diversos, escolares y estudiantes universitarios”

“En la renovación en la que está inmersa la institución quiero ver un avance hacia la equidad de género propia del siglo XXI”

Isabel Ruiz de la Peña. LNE

Isabel Ruiz de la Peña (Oviedo, 1973) es profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo. Desde 2012 es miembro correspondiente del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). Ahora será miembro de número, cargo que se hará efectivo cuando pronuncie su discurso de ingreso. Su vinculación con el RIDEA va más allá de lo profesional, su padre, Ignacio Ruiz de la Peña, quien le inculcó el amor por Asturias y por la investigación, fue director del Instituto entre 2008 y 2013.

–Tras varios años como miembro correspondiente del RIDEA pasa a ser miembro de número. ¿Qué supone este cambio para usted?

–Ingresé en el RIDEA como miembro correspondiente en el año 2012 y desde entonces he tenido la oportunidad de colaborar desde mi especialización en el campo de la historia del arte y el patrimonio medieval. Mi cambio de condición a numeraria supone la satisfacción de haber recibido el respaldo de los miembros integrantes del RIDEA y una mayor implicación y responsabilidad por mi parte. No olvido que la institución me permitió publicar mis primeros dos libros y artículos hace veinte años. Ahora puedo devolver algo de lo que recibí en esos inicios difíciles de la carrera académica.

–¿Será ahora aún más activa que antes en la institución?

–Intentaré serlo en la medida en que me lo permitan mis obligaciones como docente e investigadora en mi Universidad. Pero acepto con ganas e ilusión esta nueva oportunidad para “arrimar el hombro” de forma más intensa.

–¿Qué cree que puede aportar al RIDEA como miembro de número?

–Espero poder implicarme con más empeño en la organización de debates y encuentros científicos y, si fuera posible, en actividades de divulgación para públicos diversos, quizá destinadas a escolares o estudiantes universitarios.

–Su padre, Ignacio Ruiz de la Peña, dirigió la institución. ¿Qué ideas le transmitió sobre el RIDEA y cuál cree que es su legado más importante en la institución?

–Mi padre me inculcó el amor por Asturias desde muy pequeña, como a él se lo transmitió su querido maestro Juan Uría, al que recuerdo bien, y aquí estoy. Él ingresó como miembro de número en el RIDEA en 1973, por lo que su vínculo con esta institución duró más de 40 años. En ese tiempo creo que mi padre trabajó mucho al servicio de esta institución, peleando con las administraciones públicas para la obtención de recursos. De ese tiempo ligado al RIDEA me transmitió la importancia de la divulgación de conocimiento más allá de las aulas y de los ámbitos científicos.

–El RIDEA busca rejuvenecerse; ¿es usted un ejemplo de esa política de acercarse a los nuevos investigadores y estudiantes?

–Pues no lo sé. Teniendo en cuenta que tengo 47 años y llevo casi 25 como investigadora en la Universidad de Oviedo... pero el hecho de que quizá sea de las personas más jóvenes entre los miembros de número puede ser un indicador de la voluntad de la institución de ir regenerándose poco a poco y me parece el camino acertado y necesario. Creo que toda institución dedicada a la investigación y divulgación científica debe contar entre sus miembros con personas de todas las edades que se encuentren en los distintos estadios de su carrera. De este modo la experiencia y enseñanzas de los mayores se van transmitiendo de forma natural, como si se tratase de una carrera de relevos continua, a las generaciones.

–¿Cuál cree que debe ser el futuro de la institución ahora que ha cumplido sus primeros 75 años?

–Desde la fundación del RIDEA en 1945, el contexto político, social y científico ha cambiado radicalmente. El RIDEA es una institución cuyos objetivos son el apoyo a la investigación, conservación y divulgación del patrimonio cultural y científico asturiano. Para seguir cumpliendo estos fines, su futuro debe afrontar, a mi modo de ver, la digitalización progresiva de sus fondos y la accesibilidad gratuita a todos sus documentos y a su rico archivo fotográfico antiguo. También el aumento de la visibilidad de la institución, que ha mejorado mucho con la puesta en marcha de la página web y de su presencia en redes sociales. También veo, o quiero ver en un futuro próximo, a un RIDEA en el que exista un mayor equilibrio de género, como corresponde a una institución académica, científica y educativa pública del siglo XXI y estoy segura de que su renovación irá también en esa dirección. Finalmente, para lograr estos retos la institución necesitaría aumentar sus recursos humanos y económicos.

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