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Francisco Fernández-Guisasola Muñiz | Doctor en Medicina, exsecretario del Colegio de Médicos

“Yo soy médico, pero también utilizo homeopatía y acupuntura con mis pacientes”

“Estudié la carrera de piano, pero lo dejé por la guitarra en la Facultad; tocábamos en misa, pero en los merenderos hacíamos música andina, ahora estoy con la gaita”

Francisco Fernández-Guisasola Muñiz, en su consulta de Oviedo. | IRMA COLLÍN

Francisco Fernández-Guisasola Muñiz (Oviedo, 1959), es doctor en Medicina. Un dolor de espalda llevó a su madre, Candita Muñiz, a un acupuntor. Ahí descubrió las medicinas alternativas. Estudió acupuntura y homeopatía en las universidades de Valladolid y Zaragoza. Aficionado a la poesía y la música, en los últimos años estudia gaita y ahora le ha dado por la zanfona.

El paciente y sus circunstancias. “Lo más importante de la medicina es el paciente, qué es lo que siente el paciente, qué es lo que sufre. Dentro de la medicina sofisticada actual, cada vez más técnica y especializada, se pierde un poco la perspectiva del paciente. Por eso utilizo medicinas no convencionales. Primero fue la acupuntura. Mi madre había ido a pincharse a un acupuntor por un problema de espalda. Le funcionó y a mí me pareció un método terapéutico que podía ayudar perfectamente, así que decidí estudiarlo. Luego empezamos a reunirnos en el Colegio de Médicos los compañeros que hacíamos estas técnicas no convencionales (medicina naturista, acupuntura, homeopatía), teníamos nuestras charlas, nuestros seminarios de formación continuada y en esas charlas conocí la homeopatía. Veía que los compañeros que lo hacían desde hacía tiempo daban importancia a los síntomas que contaba el paciente. Por poner un ejemplo, ¿qué me duele más, cuando estoy caminando o cuando estoy sentado? Son pequeños matices a los que la medicina alopática no se les da importancia, porque al final si te duele, pues tomas un analgésico y punto. Pero en homeopatía, según te duela de una manera u otra, el medicamento que vas a tomar es distinto”.

¿Qué es la acupuntura y que es homeopatía? “La acupuntura médica no es una utopía ni una cosa de chinos. Es una técnica terapéutica en la que a través de poner agujas en puntos determinados del cuerpo, puntos que anatómicamente se pueden identificar porque tienen una menor resistencia eléctrica, el cuerpo segrega una serie de sustancias, neurotransmisores, endorfinas, etcétera que hacen que el cuerpo reaccione y se cure. Estás ayudando a que el propio organismo fabrique lo que necesita para solucionar el problema. Respecto a la homeopatía, Hipócrates decía que lo similar se cura por lo similar y lo contrario se cura con lo contrario. Lo contrario es que si tengo fiebre tomo un antitérmico, o si tengo dolor tomo un analgésico. Fue Samuel Hahnemann, el padre de la homeopatía, quien empezó a pensar en curar por lo similar. Traduciendo un tratado médico vio cómo eran las fiebres terciarias (paludismo) y cómo era la intoxicación por quinina, que es el tratamiento que teníamos y seguimos teniendo para esas fiebres. Cuando una persona sana se intoxica de quinina reproduce esas fiebres. Hahnemann empezó a investigar y hacer pruebas y vio que había otras sustancias que cuando a dosis tóxicas producían unos síntomas determinados en personas sanas, cuando personas enfermas tenían esos síntomas, si les daba esas sustancias la persona mejoraba o curaba. Basándose en el principio de “primero no hacer daño”, estudió cuál es la dosis más pequeña que se puede dar para que se sigan dando los efectos curativos, entonces empezaron las diluciones y se empezó a usar dosis cada vez más bajas. Esa es la pega que nos ponen los compañeros alópatas porque estamos en una mentalidad matemática de la cuantificación. Todo lo que no sean pesos y medidas que no puedas ver parece que no sirve. Sin embargo, en algún momento va a cambiar el paradigma. Ahí tenemos la física cuántica, si tú tienes aquí una molécula y otra a mil kilómetros y cambias una y cambia la otra, ahí hay algo que no encaja con la física convencional actual”.

La primera consulta. “Estudié las dos especialidades y decidí dedicarme a la medicina general y a la no convencional. Yo no soy homeópata, yo soy médico y dentro de la medicina tengo la suerte de que además del abanico que tienen mis compañeros alópatas, que utilizan medicamentos convencionales, yo tengo medicamentos homeopáticos o acupuntura para tratar a mis pacientes. Tengo más abanico para poder tratarlos. Abrí la consulta en la calle de Oviedo en la que viví toda mi vida, en Comandante Vallespín. De aquella, mi esposa y yo vivíamos en General Zuvillaga. Lo de la homeopatía y la acupuntura se fue aceptando poco a poco, por el boca a boca. Empecé a trabajar para las mutuas en medicina general y me fui abriendo camino. El paciente que llega te cuenta su historia y eso puede llevar una hora. Los Colegios de Médicos teníamos la premisa de intentar conseguir los seis minutos por paciente. Ahora (antes de la pandemia y las consultas telefónicas) citan cada 10 minutos de tres en tres”.

Piano, guitarra, gaita y zanfona. “Hice la carrera de piano, pero lo abandoné cuando empecé en la Facultad. Entonces cogí la guitarra. Era la época de los merenderos, el Benidorm y el Javier, en el Cristo. También íbamos al mesón El Labrador, en la calle Jovellanos, que tenía el jardín abajo. Con la guitarra fui totalmente autodidacta. Tocábamos en misa, en el Corazón de María y en algunos grupos de oración. A partir de ahí con un amigo, Pedro Antonio Prieto, y su hermana Carmen compusimos unas canciones que y las editamos en un disco. En los merenderos teníamos un grupito de música andina, era la moda. Y después de vieyu, gaitero. Empecé hace 10 años a estudiar gaita con Guti (José Manuel Fernández Gutiérrez) en la escuela de música tradicional que está en los bajos del Carlos Tartiere. Hace tres años empecé con la zanfona. Ahora mismo no puedo tocar, tengo un problema de cervicales que me irradia hacia los brazos, perdí la sensibilidad en los dedos y no puedo tocar”.

La literatura y la llingua. “Lo primero fue la poesía, escribí toda la vida. La lengua asturiana empezó a interesarme en COU. El hermano Serafín llevó un día a clase a un par de chavales de una cosa que se acababa de formar y que se llamaba Conceyu Bable. Nos comentaron lo guapo que era el asturiano y cómo era mucho más concreto que el castellano. Con el tema de la medicina popular empiezas a conocer más palabras en asturiano y te das cuenta de que muchos pacientes te están hablando en ‘amestao’. Mi tesis fue sobre eso, ‘La medicina tradicional a través de la lengua asturiana’. También he publicado ‘Clarín y la homeopatía’, que fue mi discurso de ingreso en la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas. Durante la pandemia me dediqué a recopilar mi poesía. La tengo en edición bilingüe, en castellano y asturiano. Ahora estoy con un trabajo de investigación sobre el himno del Real Oviedo, el problema es que como cambió tantas veces la letra cada aficionado canta lo que sabe.

El Colegio de Médicos. “Fui secretario del Colegio de Médicos desde 2013 hasta el pasado mes de febrero. Fue una experiencia que me gustó muchísimo porque los cargos colegiales son un servicio a los compañeros. El Colegio de Médicos es la casa de todos los médicos, y ahí yo hablo de médico a médico, no de homeópata a cardiólogo”.

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