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Adela Martínez: “Vamos a una ganadería más sostenible y respetuosa”

La investigadora del Serida aboga en el RIDEA por la reintroducción de las leguminosas forrajeras

Un momento, ayer, de la conferencia en el RIDEA. | Luisma Murias

“Vamos a una ganadería más sostenible y respetuosa, que proteja más los suelos y las aguas subterráneas. De momento, todavía no es posible una ganadería ecológica, que tienen muchos más condicionantes”, explicó ayer la investigadora Adela Martínez Fernández, responsable del Programa de Pastos y Forrajes del Servicio Regional de Investigacion y Desarrollo Agroalimentario (Serida), que impartió una conferencia en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) sobre “Alternativas forrajeras en manejo sostenible para la alimentación de rumiantes”.

La investigadora llamó la atención sobre la necesidad de buscar forrajes alternativos y económicamente viables que permitan reducir la fertilización de síntesis química y el desgaste de los suelos, como las leguminosas forrajeras. Se trata de forrajes de alto contenido proteico, indicó la investigadora, que pueden producirse en la misma explotación.

Reducción de emisiones

Además, añadió Adela Martínez, suponen una reducción de la síntesis de metano en el rumen y de emisión de dicho gas de efecto invernadero a la atmósfera, y por otra parte, gracias a la simbiosis con las bacterias del género Rhizobium, estas leguminosas fijan nitrógeno atmosférico, enriqueciendo el contenido del suelo en dicho elemento fertilizante y ayudando a regular el ciclo del nitrógeno con el consiguiente beneficio medioambiental.

Entre las leguminosas forrajeras que pueden introducirse en las explotaciones lecheras –en realidad se trata de recuperarlas, ya que en el pasado se utilizaron–, la investigadora del Serida citó por ejemplo los guisantes forrajeros, las habas forrajeras –conocidas en Asturias como fabes de mayo– o los altramuces. Estos forrajes pueden sustituir al raigrás italiano que suele cultivarse actualmente en invierno para alimentar a las reses. “Tenemos una situación muy buena en Asturias para la producción de estos forrajes”, aseguró Adela Martínez.

Este interés por las leguminosas forrajeras –entre las que se cuenta también la alfalfa, la que más se cultiva en el país, suponiendo el cincuenta por ciento de la producción de este tipo– tiene que ver con las restricciones ambientales que establece la nueva Política Agraria Común (PAC) 2021-2027. “Hay que ir a una ganadería con una reducción de purines y estiércoles, que convierta los residuos en recursos aprovechables en la explotación”, añadió la investigadora.

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