Entre el consejero de Industria, Enrique Fernández, y el de Ciencia e Innovación, Borja Sánchez, hay “buena coordinación, llamadas y contacto continuo, buen ambiente de complicidad”. La precisión, que Fernández hizo ayer en la Junta, vino al caso de la “preocupación” más o menos irónica que llevó a la comisión de Industria el diputado del PP Álvaro Queipo. Hurgando en una posible herida incipiente en el Ejecutivo regional, se dijo éste inquieto a la vista de las informaciones, “dimes y diretes y comentarios que se deslizan en esta cámara o fuera de ella” y que apuntan a que la próxima puesta en marcha de la Agencia de Ciencia, dependiente de la consejería homónima, vendría a “usurpar competencias” del Instituto para el Desarrollo Económico del Principado (Idepa), adscrito a Industria, y a que se habría detectado en la consejería supuestamente despojada “cierta resistencia al cambio, o un obstruccionismo, o un bloqueo importante a la hora de liberar fondos al sector de la innovación y la ciencia en Asturias”.

El alegato del parlamentario popular, en el que planteó la existencia de cierto malestar “en Suárez de la Riva”, enlazó con otras experiencias recientes “nada gratificantes” vinculadas la consejería de Fernández –no citó esta vez el estatuto de la industria electrointensiva– y terminó preguntando si “se siente respaldado por el presidente del Principado. ¿Se siente solo en el Consejo de Gobierno? ¿Necesita apoyo? ¿Quiere ayuda?”

“Me preocupa que se preocupe por mí”, respondió Enrique Fernández, “cual bombero que acude a apagar un fuego con gasolina”. Fue ahí donde introdujo la existencia de “coordinación, no solo con el consejero de Ciencia, sino con el conjunto del Gobierno. No necesariamente todos los consejeros tenemos que estar en todas las salsas, puede haber una delegación perfecta y coordinada de ciertas funciones”, dijo, y como quiera que Queipo le había afeado también “su exclusión de las negociaciones” para la implantación del centro logístico de Amazon en Siero, se justificó asegurando que “como la empresa desarrolladora, Sogepsa”, estaba adscrita a la consejería competente en infraestructuras, ha sido a través de ella y de su titular, el vicepresidente Juan Cofiño, como “se ha canalizado” el proyecto, pero “con total información de cada paso que se daba. No hay fantasmas, ni miedo, ni temor”, finalizó.