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Asturias hace páginas sin barreras

La asociación Plena Inclusión es pionera en adaptar textos a lectura fácil para acercar la literatura a personas con discapacidad intelectual

"Es muy difícil encontrar libros para adultos adaptados a lectura fácil"

"Es muy difícil encontrar libros para adultos adaptados a lectura fácil" VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Luisma Murias

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"Es muy difícil encontrar libros para adultos adaptados a lectura fácil" Amor Domínguez

“En un pueblo de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, vivió hace mucho tiempo un hidalgo. Nuestro hidalgo se llamaba Alonso Quijano. Tenía muchos años y era muy delgado”. En estas tres frases con las que arranca el “Quijote” se han suprimido las metáforas, las frases ambiguas y las estructuras demasiado largas. Con estos cambios el ovetense Pablo Sánchez ha podido superar las barreras de su discapacidad intelectual y acercarse a la novela más universal de Miguel de Cervantes.

Detrás de las modificaciones que aparecen en este fragmento hay un trabajo laborioso que desde hace varios años desarrolla la asociación Plena Inclusión Asturias, dedicada a las personas con discapacidad intelectual, a través del servicio Adapta Asturias. Hoy, que se celebra el Día del Libro, su labor es clave para acercar la lectura a determinados sectores sociales. “Adaptamos a lectura fácil todo tipo de documentos con el objetivo de que las personas con dificultades de comprensión puedan entender lo que leen”, explica Aida Álvarez. “Nuestro trabajo no es hacer los textos más simples, es hacerlos más sencillos”.

Asturias es una comunidad pionera en esta materia. “Fuimos los primeros en adaptar las sentencias judiciales a lectura fácil. Para nosotros era muy importante que las personas con discapacidad intelectual pudieran entender los documentos judiciales que afectaban directamente a sus vidas, como es el caso de las comunicaciones de incapacidad que recibían en sus casas. Contamos con la colaboración del Tribunal Superior de Justicia de Asturias y tuvimos el reconocimiento de organizaciones internaciones en Viena como uno de los proyectos más innovadores del mundo”, puntualiza Casilda Sabín, gerente de Plena Inclusión.

Pablo Sánchez Rodríguez lee un ejemplar de “Don Quijote de la Mancha”. | Luisma Murias

La avilesina Carmen Bermejo trabaja desde hace cinco años como validadora de textos. Tiene un 66% de discapacidad intelectual y su labor consiste en analizar los escritos que adaptan primero los técnicos para asegurar su comprensión. “Leemos los documentos, subrayamos las palabras que no entendemos y buscamos en el diccionario conceptos alternativos. Las materias más difíciles son las que tienen que ver con la justicia y los temas sanitarios”, explica. “Soy feliz porque veo que lo que hacemos queda reflejado en el documento final y así el mundo se entera de que estamos aquí”.

La lectura fácil beneficia a toda la población. También puede ayudar a las personas mayores o a extranjeros. “Para ellos es muy gratificante ver que sus aportaciones se tienen en cuenta y sirven para otros. Dentro de los grupos de validadores surgen debates muy interesantes y hay un aprendizaje”, explica Sonia Nicuesa, dinamizadora en los grupos de validación. “Queda mucho trabajo por hacer, nos planteamos hacer un club de lectura porque hay mucha gente joven que nos ha mostrado interés, pero cuesta encontrar libros adaptados a lectura fácil para adultos”, puntualiza Sonia.

Una de las principales reivindicaciones es conseguir que más escritores y editoriales acepten que sus obras se puedan adaptar para la lectura fácil, algo que en los países nórdicos ya es normal. “Me gusta mucho leer, pero en la biblioteca de Avilés no tenían libros adaptados a lectura fácil. Hice la petición para que ofertaran algunos, pero al final los que llegaron eran muy infantiles para mí”, lamenta Carmen Bermejo. “A mí me gustaría leer más novelas, pero casi no hay oferta y hay textos en los que nos encontramos con dificultades”, lamenta Natalia Bello.

“Hacer accesible la cultura a toda la ciudadanía es un derecho, y desde Plena Inclusión pedimos un esfuerzo para que ver el sello de lectura fácil sea cada vez más habitual cuando nos acercamos a adquirir un libro”, destaca Aida Álvarez.

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