El conflicto por el uso del asturiano en la Junta cubrió esta mañana un nuevo capítulo sin acuerdo sobre la fórmula de utilización parlamentaria de la llingua que por mandato del Tribunal Constitucional debe articular el parlamento asturiano. Los grupos, reunidos en la Junta de Portavoces, no lograron alcanzar un acuerdo en torno al sistema propuesto hace dos semanas por el PSOE y dejaron que el espinoso asunto avance sin acuerdo hacia la Mesa, el órgano competente para tratar de encontrar solución a un intrincado jeroglífico en torno al que hoy se ha vuelto a escenificar un desencuentro con aspecto de divergencia irreconciliable. El presidente de la cámara, Marcelino Marcos Líndez, formulará ahora una propuesta que será debatida en el órgano de gobierno del parlamento.

La interpretación que los servicios jurídicos de la cámara hicieron sobre la base de la propuesta socialista embarrancó en la reunión de hoy. No hubo acuerdo respecto a la “autotraducción”, la sugerencia de que siempre que algún diputado manifieste que no entiende una intervención en asturiano se otorgue al orador bien un tiempo adicional para repetir su intervención en español o para aclarar las dudas que puedan haber surgido, bien la oportunidad de entregar una copia escrita traducida de su discurso. Podemos fue ya hace dos semanas el primer grupo que manifestó su oposición a esta propuesta, hoy le siguieron Ciudadanos, IU y Foro. Incluso el PSOE apreció demasiada rigidez en la traducción de sus pretensiones a términos jurídicos, entendiendo que no se atiende a la muy variada casuística del uso del bable en la cámara. Sólo PP y Vox defendieron el contenido de la propuesta, por lo que será la Mesa la encargada de tratar de disolver el enfrentamiento.