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Giro en atención primaria: el paciente decidirá si el médico tiene que verle

El teléfono seguirá siendo la primera vía de contacto con el centro de salud, pero se impulsa la presencialidad para mitigar el malestar del usuario

El centro de salud de Otero, en Oviedo | LUISMA MURIAS

Giro copernicano en la red de atención primaria de Asturias. Esta próxima semana se pone en marcha una nueva estrategia organizativa en virtud de la cual los pacientes que estimen necesario que su médico les vea tendrán una consulta presencial. Dicho de otra manera: ya no habrá un filtro previo a la consulta que pueda determinar que la atención solicitada se quede en una llamada telefónica.

“La atención en los centros de salud volverá a parecerse a como estaba antes”, resumió el pasado jueves el consejero de Salud del Principado, Pablo Fernández Muñiz. Eso sí, los pacientes seguirán teniendo que llamar por teléfono a su centro de salud para establecer la cita, o podrán volver a solicitarla por el sistema de citación web. Pero “si el paciente lo demanda o se considera que debe ser presencial”, se planificarán esos encuentros, puntualizó el Consejero.

El cambio organizativo será gradual, y se completará a la vuelta de unas semanas. Como todos los usuarios conocen muy bien, la red de atención primaria sufrió una fuerte mutación con la llegada de la pandemia de covid-19. Ante el miedo a los contagios, tanto de los profesionales sanitarios como de los usuarios, los recintos se blindaron y se abrió paso de manera impetuosa la consulta telefónica. Con la particularidad de que los centros de salud no disponían de suficientes infraestructuras para dar respuesta al creciente flujo de llamadas. Incluso los sanitarios llegaron a usar sus propios teléfonos para comunicarse con sus pacientes.

Médicos y enfermeras

La llamada telefónica se convirtió en la puerta de entrada obligatoria a los centros de salud. Entre los usuarios fueron aumentando las quejas ante la imposibilidad, primero, de que les cogieran el teléfono. Y si se lo cogían, y llegaban a hablar con su médico, muchos se sentían insatisfechos si la deseada consulta presencial quedaba limitada a una conversación telefónica. Conviene reseñar que esta situación no ha sido homogénea ni siquiera en un mismo centro. Pero, como regla general, el recurso al teléfono ha sido mayor en los centros de salud urbanos que en los rurales.

En los meses posteriores, la Administración sanitaria trató de dotar a los trabajadores de las herramientas necesarias. Un segundo paso consistió en habilitar dobles circuitos –para personas contagiadas y sanas– y negociar un balance entre consulta presencial y consulta telefónica que resultara más satisfactorio para los usuarios (sin olvidar que entre los ciudadanos se registran usos abusivos de los recursos sanitarios más cercanos). Muchos médicos replicaron que la sobrecarga de trabajo no permitía implementar alternativas. Se intentó entonces redistribuir tareas entre facultativos y enfermeras, pero la propuesta no satisfizo a estas últimas, que se sintieron menospreciadas.

Ahora llega este nuevo intento, con instrucciones mucho más concretas. “La presencialidad no será que pasemos del 0 al 100 por ciento. Empezaremos la semana que viene en pocos sitios y en unas semanas llegaremos a la situación de normalidad que había antes”, indicó el titular de Salud.

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