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Preocupación en la Universidad por el creciente mercadeo de apuntes en internet

“El aprendizaje no puede convertirse en un negocio”, claman los docentes, que también alertan sobre la compra de trabajos fin de grado

Una mesa llena de apuntes en un centro de estudio. MARA VILLAMUZA

Creciente preocupación en la Universidad de Oviedo por el mercadeo de apuntes y de trabajos de fin de grado y de máster. Los profesores asturianos aprecian que “cada vez aparecen más personas que quieren hacer negocio” a costa de la educación superior. Y si hay negocio, lamentan, es que hay alumnos que lo explotan. La amenaza es nacional y la siembran plataformas de intercambio de apuntes como Wuolah o StuDocu. La primera de ellas recompensa incluso con dinero a los mejores creadores de contenido y tiene colgados miles de apuntes de casi todas las carreras que se imparten en la región. También suben exámenes resueltos.

“Estamos muy preocupados por la deriva que está tomando este asunto”, asegura Celestino Rodríguez, decano de la Facultad de Educación y Formación del Profesorado. Rodríguez cree que aún más grave que el trapicheo de apuntes, es que terceras personas estén haciendo los trabajos fin de grado (TFG) y de máster (TFM) de los universitarios. “Ya hemos advertido a los estudiantes que se atengan a las consecuencias. Si detectamos algún caso, tomaremos las medidas más duras”, remarca. “El aprendizaje de los estudiantes no pueden convertirse en un negocio”, agrega.

Por ejemplo, en la plataforma de moda Wuolah hay cuatro millones de documentos subidos por 100.000 personas distintas y sus creadores aseguran que uno de cada tres universitarios españoles la utilizan. Juan Carlos Campo, el director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, afirma que en el campus de Viesques han tenido “alguna incidencia” con este tipo de páginas web, pero “no podemos decir –añade– que haya una gran inquietud”.

“Creo que el profesorado no sabe aún muy bien de este tema. Supongo que intuye que sus apuntes y el material de estudio que elabora pueden circular por la red. Hoy en día, el profesorado pone mucho material de estudio a disposición de su alumnado”, explica Campo. Ahora bien, “lo que suele causar perplejidad es encontrarse con que se comercia con ellos y que haya empresas directamente dedicadas a esta tarea”. Según el director de la Escuela de Ingeniería de Gijón, “no habría este problema cuando se exigiese y se contase, al menos, con la autorización del profesorado correspondiente y de la propia Universidad”. “Es incluso probable que una buena parte del profesorado no pusiera inconvenientes contando con su autorización pero sería necesario respetar a quien los pusiera”, dice.

Javier Teruelo, decano de la Facultad de Derecho, avisa que utilizar los apuntes de estas plataformas digitales “no es buena idea”. “Los contenidos de las asignaturas de Derecho son muy dinámicos, pues están sometidos a continuas reformas legales, a lo que se suma las constantes resoluciones judiciales y ese tipo de materiales pronto quedan desactualizados, provocando errores en los estudiantes que les cuestan muchos puntos”, asegura. Dicho esto, “el estudiante que opta por no hacer un seguimiento diario de las clases tiene más opciones estudiando por un buen libro”, indica, que recurriendo a estas páginas.

A la Facultad de Filosofía y Letras no ha llegado “ningún comentario” sobre el mercadeo de apuntes, según señala su decano, José Antonio Gómez. “No sé si porque lo desconocen (no lo creo), porque están resignados, o porque ya se han acostumbrado a una situación que viene de lejos; de cuando nuestros apuntes se vendían en las copisterías. Parece que la pandemia también ha revolucionado este asunto”, argumenta Gómez.

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