Veintitrés municipios asturianos, casi un tercio del total, están en “riesgo de despoblación” y su viabilidad futura está “seriamente amenazada” si no ganan habitantes, según las conclusiones del último informe anual del Banco de España, correspondiente a 2020, que acaba de hacerse público. Todos los concejos que corren peligro de desaparecer por el desplome demográfico se sitúan en el interior de la región, en la denominada “Asturias vaciada”, y destacan por su ruralidad. En España son en total 3.403 municipios (el 42 por ciento del total) los que están en riesgo de despoblación.
Entre los concejos asturianos en trance de desaparecer figuran cinco de la comarca oriental: Peñamellera Alta, Cabrales, Onís, Amieva y Ponga. Hay otros cinco de la zona central de la región: Quirós, Proaza, Teverga, Yernes y Tameza y Caso. La zona suroccidental asturiana es la que más concejos en riesgo de despoblación presenta, un total de trece: Taramundi, Villanueva de Oscos, San Martín de Oscos, Santa Eulalia de Oscos, Grandas de Salime, Pesoz, Illano, Villayón, Allande, Ibias, Degaña, Somiedo y Belmonte de Miranda.
Estos 23 municipios suman solo 21.599 habitantes, el 2 por ciento del total de Asturias, pero alcanzan una superficie conjunta de 3.506,81 kilómetros cuadrados, lo que supone justo un tercio del total de la región.
El Banco de España ha incluido entre los municipios en riesgo de despoblación a aquellos cuya población ha decrecido entre 2001 y 2018, en los que los fallecimientos fueron superiores a los nacimientos desde 2001 y en los que viven menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado.
En Asturias hay otros cinco municipios que estuvieron muy cerca de quedar incluidos en esa lista. Son Boal, Peñamellera Baja, San Tirso de Abres y Santo Adriano, que solo incumplen la condición referida a la densidad de población, y Sobrescobio, que se “salvó” porque, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), ganó 10 habitantes entre 2001 y 2018, pero que puede entrar en la lista en cualquier momento.
En el ranking elaborado a partir de las condiciones establecidas por el Banco de España aparecerían a continuación los dos municipios más extensos de la región: Cangas del Narcea y Tineo, que han perdido población y presentan crecimiento vegetativo negativo, pero que también superan por poco el mínimo referido a la densidad poblacional.
La despoblación rural, que en Asturias viene de antiguo, se está viendo agravada en los últimos decenios por una profunda crisis demográfica general. Una recesión que ha provocado que solo 6 de los 78 concejos asturianos hayan ganado población en el período analizado por el Banco de España (2001-2018): Gijón, Oviedo, Siero, Villaviciosa, Llanes y el ya citado Sobrescobio.
La importancia del desplome demográfico y su impacto en la economía ha llevado al Banco de España a incluir por primera vez en su informe anual un apartado específico sobre este fenómeno.
Los 23 concejos asturianos en riesgo de despoblación se incluyen entre aquellos cuya viabilidad estaría “amenazada en la medida en que su proceso secular de pérdida de población podría considerarse irreversible y eventualmente desencadenar su propia desaparición”, señala el informe, que añade: “La desaparición de estos municipios podría representar asimismo una amenaza sobre el medio ambiente por el aumento de incendios y una disminución de la biodiversidad”.
El diagnóstico de España es notablemente más preocupante que el del resto de Europa, donde solo Finlandia, Estonia y Letonia registran una mayor proporción de municipios en riesgo de despoblación. El escenario español contrasta con el de países como Alemania, con solo un uno por ciento de municipios en peligro, Italia (4 por ciento) o Francia (7 por ciento).
Facilitar el teletrabajo, medida indispensable para revitalizar los ayuntamientos rurales
El informe del Banco de España sobre despoblamiento no ofrece recetas concretas para frenar ese fenómeno, pero sí recomienda fijarse en otros países donde funcionaron las políticas para revertir la situación y revitalizar el mundo rural, como Francia, y donde se apuesta por fomentar los elementos que facilitan el teletrabajo, como la conexión a internet de banda ancha, el comercio electrónico, las energías renovables o las actividades vinculadas a la economía de los ciudadanos para mejorar su calidad de vida y cubrir sus necesidades.
Las diferencias en el acceso a los servicios entre el mundo urbano y el rural es otro de los aspectos que resalta el informe. En el segundo hay peor provisión de los servicios; por ejemplo, para acceder al colegio, al consultorio médico, a una gasolinera o a un pabellón deportivo, los habitantes de municipios rurales deben desplazarse de media 22,6 kilómetros frente a los 2,15 de los que residen en zonas urbanas. Pero el recorrido es aún mayor si el ayuntamiento está en riesgo de despoblación: más de 30 kilómetros. Estos también sufren un “déficit significativo” de acceso a los servicios financieros y digitales, lo que resulta un obstáculo tanto para fijar población como para atraerla.