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La batalla de los hospitales por atraer enfermeras se recrudece en verano

La sanidad pública ganó 500 profesionales en un lustro, pero aún son pocas l El sector privado aplica subidas salariales para evitar un éxodo

Personal médico y de enfermería, en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). | Irma Collín Pablo ÁLVAREZMarián MARTÍNEZ

La sanidad pública asturiana tiene en su plantilla unas 4.150 enfermeras, casi 500 más que hace cinco años. Y así y todo... faltan enfermeras. La escasez se hace particularmente patente en los meses de verano, cuando es necesario cubrir vacaciones en una plantilla que se autocalifica como exhausta desde los puntos de vista físico y emocional. Esta situación, que venía acentuándose en los últimos años, se ha agudizado de forma especial desde la llegada de la pandemia de coronavirus, hace 15 meses. La crisis sanitaria ha generado unas cargas de trabajo en las que la enfermería desempeña un papel clave.

Subidas de sueldos. La situación no afecta solo a los centros sanitarios públicos, sino también a los concertados y privados, que se han visto obligados a mover ficha ante una realidad inexorable: sus enfermeras se estaban yendo a la red pública en busca de mejoras salariales y de condiciones de trabajo. Según ha podido saber este periódico, la práctica totalidad de los hospitales concertados y privados han aumentado las retribuciones de sus enfermeras. En algunos casos, las subidas rondan los 250 euros mensuales.

Cierre de camas en verano. “Nos tememos que este verano haya más cierres de camas hospitalarias que en ningún año anterior”. Esta idea se transmite de boca a oreja por los centros sanitarios públicos, como un mantra cuya dosis de veracidad muy pocos conocen. “La Administración no nos ha dicho nada todavía, y es raro, porque otros años a estas alturas ya teníamos la planificación del verano”, explicó a este periódico una representante sindical. Hay que cuadrar el círculo. Habrá que ver cuáles son los términos de la propuesta final. En lo que todo el mundo coincide es en el origen del problema: “Faltan enfermeras”.

Desvestir a un santo para vestir a otro. Que las enfermeras son un bien escaso es perfectamente conocido por muchos. Los centros sanitarios públicos y privados pugnan por atraer a profesionales para cubrir sus consultas, sus plantas, sus quirófanos, sus UCI, sus equipos de vacunación... Cuando se trata de cubrir un área, se dejan desguarnecidas otras. Esto sucedió recientemente en un hospital privado, que tuvo que recortar cirugía por falta de enfermería en cuidados intensivos (UCI). En los peores momentos de la pandemia, los hospitales públicos trasladaron efectivos desde los quirófanos o las consultas a las áreas de enfermos críticos.

Enfermeras jubiladas... El pasado mes de marzo, el Servicio de Salud del Principado (Sespa) incorporó a unas 150 enfermeras jubiladas a sus equipos de vacunación del covid. Este movimiento fue posible gracias a un real decreto ley que permitía que los médicos y enfermeras perciban la pensión de jubilación y, al mismo tiempo, las retribuciones propias del personal estatutario de la sanidad pública. O sea, dos vías de ingresos. Tras el final del estado de alarma, el Gobierno central decidió prorrogar esta medida extraordinaria hasta el próximo 31 de diciembre. El Sespa está sondeando cuántas de estas profesionales jubiladas quieren continuar vacunando.

...Y enfermeras recién tituladas. Además, la sanidad pública ha ofrecido contratos hasta diciembre a los 170 jóvenes que acaban de concluir el grado de Enfermería en las facultades de Oviedo y Gijón. Ante esta oferta, mejor que la de años precedentes, poco han podido hacer los centros concertados y privados que aspiraban a nutrirse de enfermeras recién graduadas.

Periodos de respiro. Y, así y todo, con profesionales jubilados que vuelven a trabajar y recién titulados que ya disponen de contratos largos, los centros sanitarios de la región siguen sufriendo escasez de enfermeras. Hay un factor adicional: en un mercado con pleno empleo, no faltan trabajadores interinos y eventuales que deciden tomarse unas semanas de respiro en verano. Algunos pueden permitírselo, pues saben que, en cuanto quieran volver a la bolsa de demandantes de empleo, serán contratados de inmediato. “No negamos que haya escasez, pero quizá el Sespa puede hacer un pequeño esfuerzo para tratar mejor a las enfermeras eventuales, que en ocasiones encadenan contratos cortos y peores que las recién tituladas”, indica la responsable de un sindicato.

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