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Elma Andrés, el ejemplo que puso Pedro Sánchez, es escéptica

La asturiana de Riodeporcos a la que el Presidente se refirió en su discurso urge soluciones: “Sigo peleando por cosas obvias”

Elma Andrés, en Riodeporcos (Ibias). | Miki López

Elma Andrés reside en Riodeporcos (Ibias), una localidad singular como pocas: colgada en la desembocadura del río Bustelín a un río Navia engordado por el embalse de Grandas de Salime, se accede únicamente por un puente colgante peatonal. Elma Andrés se sorprendió ayer al saber que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la había utilizado como ejemplo al presentar las inversiones que el Ejecutivo quiere efectuar para revitalizar la zona rural. En conversación con LA NUEVA ESPAÑA, la protagonista trataba de recordar quién podía haber referido la anécdota al Presidente. “Hay algunas cosas mezcladas, se armó un poco de lío, pero sí ha acertado en la esencia de la incomunicación”, asegura.

Regenta un establecimiento de turismo rural (la casa rural Chao de Castro), que supone un verdadero oasis para quien quiere huir del mundo. “Espera, que voy a mitad del prado para hablarte, que hay mejor cobertura; últimamente nos va fatal”, dice al periodista. ¿Conseguirá el plan del Gobierno resolver sus problemas? “Ja, y otra vez ja; perdona pero soy muy incrédula, pero a lo mejor esta vez me equivoco”, explica.

Elma Andrés lleva más de treinta años viviendo en Riodeporcos, justo en el límite con Galicia, una localidad que podría ser el paradigma de la incomunicación del medio rural. “He peleado mucho y por el camino han quedado muchas de esas reclamaciones; aún hoy en día sigo peleando por cosas obvias y otras han ido incluso para peor”, refiere. Y como ejemplo rápido, su hija Lía, que ahora tiene 20 años y estudia Enfermería en Ferrol.

“Durante el confinamiento viví las dificultades de ella para poder estudiar. Pagué la máxima tarifa para tener las mejores opciones de internet, pero perdía la conexión en mitad de los exámenes. Luego dijeron que darían ordenadores para facilitar el estudio en el medio rural, pero no es cuestión de ordenadores sino de conexión: yo no puedo poner un repetidor que cuesta 6.000 euros”, explica.

Ahora, radicada en Ferrol, volver a casa un fin de semana es para Lía una odisea. “Un día que quiso venir llegó a Lugo a las once de la mañana del sábado, y no tenía autobús para Fonsagrada hasta las ocho de la tarde”, relata su madre.

Elma reconoce que vivir en Riodeporcos, con todas sus dificultades fue “una decisión personal”. La opción de abrir un alojamiento de turismo rural ya fue casi una necesidad: “¿De qué vo a vivir aquí que no hay nada? Me busqué un negocio y de aquella fui pionera”, explica. Pero defiende que precisamente pelear por un negocio en esa zona no puede tener las mismas condiciones que hacerlo en cualquier otro lugar: “Tengo unos amigos que hacen productos ecológicos, pero las normativas que deben cumplir son las mismas en todas partes, y no es lo mismo aquí que en Oviedo, por ejemplo, donde puedes tener alcantarillado... aquí todo tiene un sobrecoste”.

Elma Andrés escucha constantemente los discursos envidiosos de sus huéspedes: “Dicen que me envidian, pero no es lo mismo estar aquí unos días que cotidianamente”, asegura. Ha escuchado muchos discursos que decretaban la solución para los problemas del medio rural más aislado, pero pocos cumplimientos ha visto. “Sería ya la repera que ahora se cumpliese”, dice bromeando. Aún le da vueltas a ver cómo pudo llegarle al Presidente, aun con algunas inexactitudes, su historia y la de su amiga de Ernes (Lugo), cuya localidad quedó aislada hace medio siglo con la construcción del embalse de Grandas de Salime. Cuenta que en su casa de Riodeporcos se han alojado políticos y periodistas, “incluso una vicepresidenta de la época de Rajoy”. Aún espera que alguno de tantos que han visto las dificultades a las que se enfrenta les ponga remedio, más allá de quedarse con la idílica estampa del entorno fabuloso, aunque aislado, del lugar en el que reside.

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