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La pandemia satura las camas de hospital para adolescentes con patología mental

La demanda de ingresos triplica la dotación de cinco plazas, todas en el HUCA | Los expertos detectan una “avalancha” de casos en España

La pandemia de coronavirus está castigando con dureza el equilibrio mental de los niños y adolescentes de toda España, y la sanidad asturiana está viendo desbordados los recursos hospitalarios destinados a este colectivo. La región solo dispone de cinco camas dirigidas a enfermos psiquiátricos graves: esas cinco camas están emplazadas en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en una unidad cerrada que no requiere acompañamiento familiar, aunque sí tiene programado un horario de visitas. Estas cinco camas se destinan a pacientes de 12 a 17 años, y llevan muchos meses ocupadas al 100 por ciento, y con pacientes desperdigados por otras zonas de los hospitales no diseñadas específicamente para esta finalidad.

La actual dotación de cinco camas para el millón de habitantes de Asturias es sustantivamente inferior, en términos proporcionales, a la de comunidades autónomas como Madrid o Cataluña. Con estas cifras, solo consigue dar respuesta a aproximadamente una tercera parte de la demanda de hospitalizaciones. En los últimos meses se han rebasado los 15 ingresos mensuales. Los niños y adolescentes que no caben en esta unidad son ingresados en otras zonas de los hospitales de sus respectivas áreas sanitarias, lo que implica un trastorno notable: deben estar obligatoriamente acompañados las 24 horas del día por un familiar, que es el responsable de su seguridad, y ser atendidos por enfermería no especializada. En el caso de que el joven paciente carezca de familia o esta tenga la absoluta imposibilidad de acompañarle, se le asigna un auxiliar de enfermería que ha de estar de continuo en la habitación.

Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA, los ingresos fuera de la unidad especializada del HUCA suelen generar malestar y preocupación entre los padres de los enfermos. Los motivos más frecuentes de ingreso son tres: ideaciones y tentativas suicidas, trastornos depresivos, trastornos graves de ansiedad y trastornos de la alimentación. Estos últimos disponen de una unidad propia.

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Más urgencias pediátricas

Según alertó ayer la Asociación Española de Pediatría (AEP), con ocasión de su II Congreso Digital, a nivel nacional la pandemia está siendo una “avalancha” para la salud mental de los menores, sobre todo de los adolescentes. Se han incrementado un 50 por ciento las urgencias pediátricas por problemas psiquiátricos, se han multiplicado por dos los de anorexia y los expertos auguran un repunte de las conductas suicidas.

Desde el pasado otoño, los pediatras han visto cómo ha empeorado la salud mental de esta población, algo que se deja ver en las urgencias pediátricas, con pacientes con malestar emocional y trastornos que se manifiestan con distinta sintomatología.

La presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil, Azucena Díez, explicó que las patologías que más han aumentado son los trastornos de ansiedad y los obsesivos, de los que alrededor del 70 por ciento evoluciona bien, pero hay otros menores que desarrollan episodios depresivos. En sintonía con lo que sucede en Asturias, la doctora Díez puso de relieve que los ingresos en algunas unidades de psiquiatría infantil se han cuadruplicado con respecto a antes de la pandemia de covid-19.

Los trastornos de conductas alimentarias se han duplicado, con una incidencia mayoritaria en chicas. Se trata de adolescentes que deciden dejar de comer por aburrimiento, falta de estímulos o por un reto con una amiga, dando lugar a cuadros de anorexia “mucho más graves”. Si, antes de la pandemia, con estas conductas las menores perdían entre un 10 y 15 por ciento de su peso, ahora se estima que bajan entre un 30 y 35 por ciento. Y son trastornos “tan severos” que ponen en riesgo la vida de las adolescentes que lo padecen.

Los expertos también han constatado un aumento de las autolesiones no suicidas, como cortes y arañazos, entre otros, que “no siempre se relacionan con una patología concreta” y que surgen como forma de expresar el malestar. “Las consultas también han aumentado de forma muy notable por estos motivos”, señaló la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil,

Ante esta realidad, la experta enumeró algunas de las propuestas de la Asociación Española de Pediatría para reducir el impacto psicológico de la pandemia en niños y adolescentes, entre las que figuran mejorar los servicios de psiquiatría y salud mental, garantizar que todos los niños se reincorporan el curso que vienen de forma presencial al cien por cien, fomentar las actividades extraescolares y el ejercicio físico, y reconocer la especialidad psiquiatría de niños y adolescente porque España es el único país de la UE que no la tiene.

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