Esta información ha sido elaborada por L. PALACIOS (Gijón), M. MANCISIDOR (Avilés), J. VIVAS (Mieres), M. G. SALAS (Oviedo) y T. CASCUDO (Luarca/Tapia)
La segunda EBAU en pandemia empezó hoy en Asturias entre nervios e indignación. Los cerca de 5.000 bachilleres que se estrenaron con los exámenes de Lengua Castellana y Literatura e Historia de España tacharon de “vergonzosas” e “injustas” las diferencias existentes entre comunidades en la prueba de acceso a la Universidad. Nueve autonomías permiten a sus alumnos examinarse con asignaturas suspensas, y en muchas de ellas el temario es más ligero que en el Principado. “Debería haber el mismo examen para todos o, al menos, del mismo nivel”, se quejaron los aspirantes asturianos. La misma crítica hizo el vicerrector de Estudiantes, Alfonso López Muñiz, quien aseguró que la Universidad de Oviedo “no quiere” una EBAU desigual como la de este año.
“Tanto en el G9 –formado por las instituciones académicas de Oviedo, Cantabria, Castilla La Mancha, Extremadura, Islas Baleares, La Rioja, Navarra, País Vasco y Zaragoza– como en la CRUE –la Conferencia de Rectores– estamos trabajando duramente para que estos hechos no vuelvan a ocurrir y para homogeneizar las pruebas”, avanzó López. El miembro del equipo rectoral de Ignacio Villaverde indicó, en este sentido, que si bien pactar una prueba única para el país será difícil, hay que hacer todo lo posible por diseñar una EBAU “coordinada, justa e igualitaria” en todo el territorio nacional. Además, agregó, “tenemos que bajar los contenidos memorísticos” de los exámenes y “aumentar los de razonamiento”.
La primera jornada de las tres que conforman el macroexamen transcurrió sin incidencias, según afirmó el Rectorado. Fueron 4.829 estudiantes repartidos en diecisiete sedes, ubicadas en nueve localidades. El dispositivo de vigilancia fue “muy numeroso”, con unos 300 controladores presentes en 89 aulas con escasa ocupación y grandes distancias de seguridad. Al igual que el año pasado, el contenido de las pruebas fue adaptado a la situación sanitaria: los bachilleres tuvieron más opciones por pregunta y, en consecuencia, los ejercicios fueron más fáciles que en ediciones anteriores a la pandemia. En Lengua Castellana cayeron los autores Manuel Vicent, Luis Martín Santos, Juan Mayorga y Luis García Montero. Mientras que en Historia de España las preguntas estuvieron relacionados, entre otros temas, con el reinado de Fernando VII, el bienio reformista de la República, la situación económica de los dos bandos de la Guerra Civil o las alternativas políticas que se propusieron tras la muerte de Franco.
En Oviedo se examinaron 2.153 jóvenes procedentes no solo de la capital, sino de otros concejos, como Siero, Noreña, Llanera, Nava, Grado y Salas. “Es una vergüenza que en algunas comunidades permitan hacer la EBAU con suspensos. No es justo; las condiciones deberían ser las mismas”, reivindicaron los polesos Antonio Díaz, Ángel Fernández, Pablo Romero y Mateo García, que hicieron la prueba en la Facultad de Geología. “O en todas las regiones o en ninguna”, apostillaron Dunia y Estela Menéndez, Lucía García y Alba Boix, alumnas del IES Río Nora de Siero, que confesaron llegar a la prueba con “muchísimos nervios y cansancio”.
Para las navetas Alba Méndez y Paula Poladura, que se examinaron en el polideportivo del CAU, la prueba de acceso a la Universidad “debería ser igual en todas las comunidades”. “Hay muchas diferencias y no es justo”, dijeron las alumnas del IES Peñamayor. Su compañera Paula Rozada se pronunció en el mismo sentido: “Deberían poner el mismo examen para todos y del mismo nivel. En Murcia, por ejemplo, los alumnos rellenan huecos en el examen de Historia y aquí sin embargo es de desarrollar”.
Con un pequeño repaso de última hora, pero sin muchos nervios porque “lo que ya no hayas estudiado no se puede estudiar ahora”, afrontaron la primera de las pruebas las amigas Carla Rodríguez, Marina Sánchez y Ana Díez, de La Salle, en las inmediaciones de los aularios de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, que acogió a 1.295 alumnos. Las jóvenes gijonesas tienen claro que parten en desventaja con respecto a otras comunidades, menos exigentes en la EBAU. “Los exámenes deberían ser comunes a todas las comunidades porque de este modo habrá quien esté en desventaja, sobre todo si quieres ir a otra universidad en la que tengan otros criterios”, sostuvo Marina Sánchez. Esta estudiante, por ejemplo, quiere estudiar Enfermería y asegura que presentará solicitud en varias universidades. “A lo mejor, estudiantes de otra provincia acaban sacando más que yo porque se exige menos en su examen y yo me quedo sin plaza”, lamentó.
En el caso de Carla Rodríguez, la tensión se reduce al mínimo porque aspira a cursar estudios de la rama de Biología en alguna universidad de Estados Unidos. Pero sí ve, como Ana Díez, que “ha habido muchas diferencias este curso porque hay gente que no ha podido tener clases presenciales y eso te lastra”. Lo sabe bien el alumno del Corazón de María (Codema) David Moro, que estuvo enfermo de covid en el tercer trimestre, y “aunque no estuve mal, sí perdí dos semanas de clase y se me juntaron los exámenes globales”. “No ha sido fácil”, remató.
En el campus universitario de Mieres se vivieron también “muchos nervios”. Entre los alumnos convocados estuvo Karlota Irusaba, del IES Bernaldo de Quirós de Mieres, quien señaló que “es totalmente injusto que todos los alumnos optemos a las mismas universidades estudiando nosotros mucho más que ellos”. “Debería haber un examen único para que todos tuviésemos las mismas posibilidades”, opinó. Una idea que también compartió su compañera Hilary Méndez: “Estamos descompensados y además han sido unos días muy estresantes, con mucha materia que estudiar y muy poco tiempo”.
Desde el IES Valle de Aller, en Moreda, llegó Ismael Pérez, quien intentó ver el lado positivo de estudiar para la EBAU más que los jóvenes de otras comunidades. “Al menos tenemos un mayor conocimiento, aunque es injusto que todos optemos después a las mismas universidades”, manifestó. Pablo Arango, del IES Santa Cristina de Lena, hizo hincapié en la parte negativa: “Es una vergüenza, jugamos con desventaja”.
Repasando los apuntes, apurando un cigarrillo, en charla animada y hasta jugando al póker vivieron los alumnos de la comarca avilesina los minutos previos a la EBAU. El complejo deportivo del Quirinal fue el lugar elegido para congregar a los estudiantes. “En la sede de Avilés está prevista la presencia de 600 personas, será la más grande de Asturias, y ya al inicio de esta prueba estamos viendo el resultado satisfactorio de la colaboración entre instituciones. El engranaje engrasado del que hablaba el rector se pondrá en marcha sin ningún problema, esperemos”, dijo Dolores Palacios, responsable del Centro de Servicios Universitario de Avilés.
Allí estuvo también la concejala de Educación del Ayuntamiento avilesino, Nuria Delmiro: “Está muy bien organizada todo el apartado de logística: entradas, salidas, ventilación... Y nosotros estamos encantados de ser la sede más grande del Principado en cuanto a número de alumnos en un solo sitio”. Antes de saltar al “ring”, en la cancha deportiva, los alumnos guardaron turno en las gradas. Paula de la Calle, del IES La Magdalena, prefirió no analizar la dificultad de los exámenes: “Que salga lo que salga”.
Mañana los bachilleres empezarán la segunda jornada de exámenes a las 9.15 horas con Lengua Extranjera.
Preparados una hora antes
Antes de las tres de la tarde y cuando aún faltaba casi una hora para que el primer examen de la EBAU arrancase en Asturias, todos los aspirantes ya estaban listos en sus puestos: distanciados y sentados en sus pupitres. El acceso este año a las sedes fue madrugador y especialmente rápido, lo que evitó que se formasen aglomeraciones en los exteriores de la mayoría de las instalaciones universitarias. El mejor ejemplo fue Oviedo, en donde sus más de 2.000 alumnos fueron repartidos en cuatro campus de la Universidad de Oviedo: el Cristo, Llamaquique, Los Catalanes y el Milán. Además, en cada uno de ellos se dispusieron varias puertas de acceso, por lo que los chavales aguardaron hasta el llamamiento aislados en grupos diferentes.
Los bachilleres entraron de forma escalonada y de uno en uno a las sedes, haciendo uso del gel hidroalcohólico. Una vez en el aula –o la pista, si era un polideportivo–, los jóvenes ocuparon sus mesas, que ya estaban identificadas con el nombre y el apellido del aspirante. La espera se hizo larga para muchos, ya que los estudiantes tuvieron que permanecer en sus sitios más de una hora hasta el comienzo del examen de Lengua Castellana y Literatura. Esos minutos previos fueron de repaso final y peregrinación hasta los servicios.
“Hay menos barullo y da más seguridad”, dicen en Tapia, felices por retener la prueba
El Noroccidente estrenó su doble sede para la EBAU, tras la polémica generada por la decisión inicial de la Universidad de trasladar los exámenes de Tapia, su histórica ubicación, a Luarca. Al final, las aguas volvieron a su cauce. El Ayuntamiento de Tapia medió comprometiéndose a cargar con los gastos de adecuación del polideportivo municipal (unos 1.500 euros) lo que permitió dar una solución salomónica al conflicto, autorizando los dos enclaves para las pruebas. Los estudiantes tapiegos se mostraron especialmente satisfechos de retener los exámenes y lograr, además, una cita menos concurrida, pues solo fueron 45 alumnos: “Hay menos barullo y al ser tan pocos será más segura y tranquila”.
Uno de los más activos en la lucha por la EBAU tapiega fue Juan Allonca, que horas antes de las pruebas se mostraba tranquilo. Cierto es que quiere cursar Historia y con “poco más de un 5” le llega para acceder. Se mostró, eso sí, satisfecho por poder examinarse en casa, como toda la vida. “Nos da tranquilidad hacerlo aquí, al lado de casa”, apunta. Su compañera Alba Ordiz, que aspira a cursar Medicina, agradece las facilidades que los responsables universitarios les han dado este año tras un curso complejo en el que fue “imposible dar todo el temario”. También se mostró muy contenta de hacer la prueba en un local menos concurrido y “más controlado” en el contexto de pandemia.
En Tapia también se examinaron los estudiantes del instituto Elisa y Luis Villamil, de Vegadeo, para quienes fue un alivio no tener que viajar hasta Luarca. Laura Veiguela ejerció de portavoz estudiantil durante las protestas: “Estamos bastante contentos de lograr la sede en Tapia y de ver que a veces si protestas se pueden cambiar las cosas. Nos da esperanza. Además, vamos a ser poquísimos y eso da seguridad y tranquilidad”.
En la sede luarquesa, ubicada en el polideportivo del instituto Carmen y Severo Ochoa, se examinaron 91 estudiantes de este centro y el vecino Galileo Galilei, de Navia. En general, se mostraron contentos con esta segunda sede que permite acortar los desplazamientos de los chavales. A las puertas de la sede valdesana hubo nervios después de un curso “muy duro”, aunque en los cuatro institutos del Noroccidente se consiguió la formación presencial este curso.
El director del centro valdesano, José Nieto, explicó que los alumnos “están suficientemente capacitados, igual de preparados que cualquier otro año”. La tercera sede del Occidente fue Cangas del Narcea, que citó a 66 estudiantes de los institutos de Cangas y Tineo.
El Oriente afronta el examen con “nervios”
Ciento cuarenta y ocho alumnos de los institutos de Arriondas, Cangas de Onís, Llanes, Ribadesella e Infiesto se presentaron a la EBAU en el centro Avelina Cerra de Ribadesella. “Estoy muy nerviosa”, comentó uno de los aspirantes, Carmen Torres, del instituto de Llanes, informa M. VILLORIA. En la foto, un grupo de jóvenes.