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Investigación, divino tesoro | Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos

El ingeniero asturiano que convierte el agua de lluvia en energía para calentar la casa

Carlos Rey Mahía desarrolla un sistema doble que gestiona los chubascos de forma sostenible mediante el uso de cunetas verdes y explota la temperatura del terreno para caldear o enfriar una vivienda

En primer término, Carlos Rey Mahía, junto a un sistema de drenaje sostenible; detrás, los profesores Felipe Pedro Álvarez Rabanal y Luis Ángel Sañudo Fontaneda, en la Escuela Politécnica de Mieres. | Luisma Murias | LUISMA MURIAS

Bajo los aparcamientos del Wanda Metropolitano, el nuevo estadio del Atlético de Madrid, hay una montaña de cajas de drenaje que absorben el agua de lluvia y evitan inundaciones. Pero no hay que irse tan lejos para encontrar, al menos sobre el papel, sistemas similares que gestionen las precipitaciones de forma sostenible. Gijón, por ejemplo, está apostando fuertemente por su implantación. Carlos Rey Mahía, estudiante de doctorado en la Escuela Politécnica de Mieres, va más allá en su tesis y trabaja con un sistema doble que es único en el mundo. “Se trata de no solo gestionar el agua de lluvia, sino también de lograr una mejora del aprovechamiento energético de sistemas basados en la geotermia superficial”, explica.

Hasta ahora, solo el Reino Unido ha sido capaz de realizar un proyecto piloto de estas características, pero utilizando firmes permeables. Rey Mahía, que es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, aspira a mejorar el rendimiento de los sistemas de geotermia superficial para calentar o enfriar un edificio cercano, utilizando cubiertas azules y verdes, y cunetas verdes. “Las verdes son las que llevan elementos vegetales y se adaptan muy bien a la climatología asturiana”, detallan sus directores de tesis, el profesor contratado doctor Felipe Pedro Álvarez Rabanal y el profesor ayudante doctor Luis Ángel Sañudo Fontaneda, ambos pertenecientes al Área de Ingeniería de la Construcción y al grupo de investigación Giconsime (Grupo de Investigación en Construcción Sostenible, Simulación y Ensayo) de la Universidad de Oviedo.

El objetivo del estudio es colocar conducciones bajo los sistemas de drenaje sostenible –en este caso, de cubiertas y cunetas verdes–, de forma que se aproveche el agua y el calor que desprende el terreno para calentar o enfriar una vivienda próxima. ¿Cómo? Mediante un intercambiador de calor. “La temperatura de la tierra por debajo de ciertas profundidades se mantiene constante y suele estar entre 20 y 25 grados. Se trataría de evitar que esa temperatura se perdiese en el exterior y llevarla por unas conducciones hasta un edificio próximo, donde se utilizaría la energía térmica del suelo para calentar un sistema de viviendas”, profundiza Felipe Pedro Álvarez. Es importante que el edificio esté situado lo más cerca posible, porque “cuanto más lejos lo lleves, más energía perderás”, apunta.

Sobre el uso de cubiertas y cunetas vegetales como reguladores de inundaciones, Luis Ángel Sañudo asegura que estas superficies son “interesantes” ahora que “estamos intentando naturalizar las ciudades”. “Almacenan más cantidad de agua de lluvia, la reducción de contaminantes es mucho mayor y, además, paisajísticamente encajan bien. Las cunetas son pequeñas depresiones que ya se utilizan en parques y jardines e incluso en minería”, detalla el investigador. Sañudo es consciente de que este tipo de elementos son difíciles de integrar en zonas ya urbanizadas, sin embargo, son perfectamente factibles en áreas de nueva construcción. En este sentido, dice, “Gijón es la ciudad asturiana más innovadora y la que lleva la delantera en la aplicación de este tipo de soluciones basadas en la naturaleza” y que juegan un papel importante en la lucha contra el cambio climático.

Aunque el leonés Carlos Rey Mahía –es natural de Fabero– empezó el pasado septiembre su tesis doctoral, ya lleva tiempo dándole vueltas a su sistema de doble aprovechamiento de agua y energía. “En 2018, mediante una beca, ya trabajé con Felipe Álvarez y Luis Sañudo, y en mi trabajo fin de máster ya realicé ensayos con cunetas verdes”, cuenta el joven investigador, de 25 años. “Aquello fue la prueba de concepto. Demostró que se podía conseguir un aislamiento térmico efectivo del terreno. Es decir, que no empezó la tesis de cero”, puntualiza Felipe Álvarez.

Estudia y trabaja

Rey, que tiene solicitada una beca predoctoral Severo Ochoa, está matriculado en el doctorado de Recursos Naturales (Direna) a tiempo completo, pese a trabajar en Oviedo en Tragsa (Empresa de Transformación Agraria). ¿De dónde saca el tiempo? “Me dedico a la tesis en ratos que me quedan entre semana y, sobre todo, los fines de semana. Tengo poco tiempo libre”, afirma. Pero la investigación es su pasión. “Carlos es un caso singular en el buen sentido de la palabra. Destacó desde el primer día, publicando en revistas científicas, yendo a congresos... Por ejemplo, en 2019 fue ponente en el mejor congreso de Europa sobre drenajes sostenibles, que tuvo lugar en Francia”, resalta Felipe Pedro Álvarez. “A pesar de su juventud, lleva una carrera más larga de lo habitual”, agrega su otro director de tesis, Luis Ángel Sañudo. Y es que antes de trabajar en Tragsa, el joven ingeniero estuvo en Aqualia y, previamente, en el Ayuntamiento de Llanes.

Tanto para Álvarez como para Sañudo tener en su grupo de investigación a estudiantes brillantes como Carlos Rey es todo un “orgullo”. “No solo representan el futuro, sino el presente. Qué mejor cosa hay para la Universidad de Oviedo que poder retener el mejor talento que produce la casa y del más alto nivel”, sentencian. Más aún en esta área, donde, afirman, desarrollar una carrera es “complejo”, debido a las dificultades para encontrar financiación.

Un diseño adaptado a Asturias


¿Qué investiga? Carlos Rey trabaja en el desarrollo de un sistema doble de aprovechamiento sostenible del agua de lluvia y de geotermia superficial para calentar edificios cercanos. Su objetivo es que la temperatura que hay por debajo del suelo (suele ser entre 20 y 25 grados) no se pierda en el exterior y se utilice para calentar o enfriar, según la época del año, un sistema de viviendas.  

¿Por qué es importante? Porque hasta ahora solo el Reino Unido ha sido capaz de realizar un prototipo similar, pero utilizando firmes permeables. El proyecto de Carlos Rey emplea cubiertas y cunetas verdes, pues serían las que tendrían una mayor aplicabilidad en Asturias, al adaptarse a su climatología.  

¿Cómo se financia? Ha solicitado una ayuda predoctoral Severo Ochoa, pero de momento no le ha correspondido. Por suerte, trabaja en Tragsa y el dinero que gana le ayuda a mantener su investigación. 

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