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Abel Fernández Martínez | Presidente del Colegio de Economistas de Asturias (CEA)
Abel Fernández Martínez Presidente del Colegio de Economistas de Asturias (CEA)

“Tenemos que poner los cinco sentidos en acertar con los fondos europeos”

“La gente joven, que está muy bien formada, está buscando trabajo fuera y ese es un error que llevamos tiempo pagando”

Abel Fernández Martínez. | Bernabé Valle

Abel Fernández Martínez es, desde hace una semana, el nuevo decano del Colegio de Economistas de Asturias en sustitución de Miguel de la Fuente, que deja el cargo por motivos de salud. Natural de Salas –“cuna de economistas”, según presume–, tiene entre sus objetivos mejorar la formación de los asociados. Su mandato coincide con la unión del Colegio de Economistas de Asturias con el de Titulados Mercantiles. Una fusión que arranca hoy.

–¿Cómo afronta esta nueva responsabilidad?

–Es un periodo interesante porque estamos en plena fusión con el Colegio de Titulados Mercantiles, este viernes (hoy) nombraremos a los miembros de la junta gestora que estará formada por quince miembros, nueve del colegio de economistas y seis del de mercantiles. A la vez estamos en pleno cambio de sede. Nos trasladamos a las dependencias de la Cámara de Comercio. Mi idea para el nuevo colegio es potenciar la deontología, la participación y la formación de nuestros asociados.

–¿Cómo está la profesión de economista?

–Estamos bastante unidos. Tenemos 1.800 colegiados en un colegio en el que no es obligatorio colegiarse con lo cual es un número importante. El colegio de Titulados Mercantiles tiene unos 300, con lo que ahora superaremos los 2.000.

–¿Hay vocación en los jóvenes?

–De la facultad de Economía Empresa están saliendo bastantes promociones porque esta es una carrera muy transversal. Hoy en día, un economista lo mismo trabaja como director financiero que en el departamento de recursos humanos o en el ámbito laboral. Toca muchos campos. Es una formación muy versátil y es una carrera con bastante salida.

–¿Cómo ve a la economía asturiana?

–Tenemos la expectativa de que los fondos europeos den un cambio a la actual deriva que tiene la economía asturiana. La aportación que hace Asturias al PIB nacional es bajo y estamos perdiendo posiciones. Tenemos que reaccionar y estas ayudas de la Unión Europea pueden servir para dar ese paso. El sistema productivo va a cambiar y este es el momento.

–¿A qué sectores deberían orientarse esas ayudas?

–A todas las empresas en general. Estamos hablando de ir a una economía sostenible, hacia una industria que cuide el medio ambiente... Tienen que llegar a todos los sectores. Vamos a ver un cambio muy importante en todo el sistema productivo. En Asturias tenemos una experiencia negativa en la gestión de las ayudas a la minería, no supimos sacarle partido a esas inversiones. Ese es el miedo que podemos tener ahora porque no nos podemos equivocar; tenemos que poner los cinco sentidos y la administración pública y la empresa privada deben ir de la mano.

–¿Estamos saliendo de la crisis?

–Lo que hay son diferentes niveles de recuperación. Los hay en los que la caída fue dramática, como el comercio, la hostelería o el turismo. Su recuperación será lenta. Hay otros sectores que no notaron tanto la crisis y están mejor posicionados. Las ayudas están tardando mucho en llegar. No se puede estar meses y meses esperando por el dinero porque muchas empresas están ya moribundas. Las ayudas que han recibido los autónomos son bastante limitadas y hay situaciones dramáticas.

–Pero los ERTE ayudaron.

–Si no fuera por ellos la situación sería caótica.

–¿Qué secuelas económicas puede dejar esta crisis?

–Esta crisis no ha sido generada por unas malas decisiones y ha tomado desprevenido a todo el mundo. El que esta financieramente mal lo va a pasar muchísimo peor, debemos aprender a ser cuidadosos cuando tomamos decisiones. El mundo de la empresa tiene que ser cauteloso y tener controlado el riesgo financiero.

–¿Cuándo volveremos a estar en niveles de actividad similares a antes de la crisis?

–Eso dependerá de la incidencia que tengan los fondos europeos para que sean tractores y tiren de la economía. Hasta que el consumo interno no empiece a tirar de la economía no habrá mejoría clara. Todavía hay temor a que haya un paso atrás, lo que hace que seamos más cautelosos.

–¿Qué fortalezas tiene la región para salir de la crisis?

–Asturias tiene una tradición industrial importantísima, y un sector turístico importante. Tenemos fortalezas, pero graves problemas como el demográfico. Asturias está perdiendo una cantidad de población impresionante. Nuestra gente joven, la que está formada, está buscando su trabajo fuera y eso es un error que estamos pagando. No estamos cuidando a los jóvenes. Es verdad que hay parques tecnológicos y empresas punteras, pero hace falta mucho más.

–¿Qué efectos puede tener la transición energética?

–Posiblemente los plazos son cortos, lo que nos obliga a adaptarnos a las nuevas condiciones muy rápido. Necesitaríamos algo más de tiempo. Son circunstancias que no favorecen a que el despegue sea inmediato.

–¿Cómo de urgente es la reforma fiscal?

–Hay que hacerla, pero se analiza solo desde el punto de vista político y habría que dar más relevancia a los expertos en la materia. Se plantea la reforma porque Madrid tiene un impuesto de sucesiones bajo, pero eso son batallitas. Hay que tener unas miras más largas y hacer una reforma de todo el sistema tributario. Si ahora tomamos medidas cortoplacistas como bajar el IVA de la luz, eso no es ninguna reforma fiscal. El estado de bienestar que tenemos se nutre de unos recursos que son necesarios y que proceden de impuestos. Ahora bien, a las empresas se les puede hacer asfixiante una mayor carga impositiva y debemos mirarlo más a largo plazo. La reforma no tiene que ser para 4 o 5 años vista, tiene que ir más allá y analizarse todos los impuestos.

–¿Hay problema de deslocalización empresarial por los impuestos?

–Se nota. A veces se usa excesivamente como arma arrojadiza en política. Pero sí que se nota porque eso cala en la gente. Al hacer una donación en Madrid la carga impositiva es casi nula.

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