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Colas en Oviedo para cambiar las últimas pesetas por euros: “Les tenemos cariño, pero hace falta dinero”

El miércoles finaliza el plazo para canjear las antiguas monedas que dejaron de circular en 2002

Decenas de personas hacen cola ante la sede ovetense del Banco de España.

Los asturianos tuvieron casi veinte años de margen para cambiar las pesetas a euros, pero muchos de ellos han decidido apurar hasta el final. El miércoles finaliza oficialmente el plazo para canjear una moneda que dejó de circular en el año 2002, y los trabajadores de la oficina asturiana del Banco de España –situada en Oviedo– prevén que las colas para deshacerse de las últimas “rubias” van a ser kilométricas. Las de hoy ya fueron considerables. “Llevo aquí alrededor de hora y media y todavía tengo gente delante. He venido cargando con esta bolsa de monedas desde Gijón y espero que el esfuerzo me compense. Entre pitos y flautas calculo que habrá unos 140 euros al cambio”, explica Rosario González, que ya tiene “unos cuantos años” y aún sigue teniendo la peseta muy presente. “Mis hijas me dicen que tengo que cambiar el chip, que ya ha pasado mucho tiempo, pero yo estoy todo el tiempo con la calculadora mental y traduciendo los precios en euros a las antiguas pesetas”, dice.

A Andrea Vaqueiro y a sus amigos, sin embargo, les ocurre lo contrario. Hoy tenían serias dificultades para calcular cuánto iban a sacar por las monedas y billetes que lograron recaudar en sus casas y en las de sus abuelos. “La verdad es que los únicos recuerdos que tengo de la peseta me llevan a los kioscos. Acabo de cumplir 27 años y tengo la imagen de entrar a comprar chicles y gominolas con aquellas monedas”, rememora Vaqueiro. Su amiga Marisa Cueli, que tiene 24 años, ya compraba los regalices con euros. “Vengo porque había pesetas en mi casa y me dijeron que todo lo que sacase por ellas iba a ser para mí. Seguro que encuentro algo en lo que gastarme el dinero, aunque no sé lo que me van a dar porque muchas de las monedas que tengo son de Franco y me han dicho que esas no se cambian”, explica.

Por la izquierda, Andrea Vaqueiro, Álvaro Díaz, Marisa Cueli y Xana Menéndez, con sus pesetas. | F. V.

Y tiene razón la joven, las monedas con el perfil del dictador no se canjean por euros, solo aquellas que estaban en circulación en enero del año 2002, incluidas las de 2.000 pesetas. También se pueden canjear las monedas de colección, las conmemorativas y las especiales. “A ver, para que se entienda: la peseta rubia, la de toda la vida, ya está caducada, solo vale la pequeñita que es plateada. El duro plateado tampoco se cambia, tiene que ser el dorado que salió a última hora. Se canjean las monedas de diez pesetas, las de cinco duros del agujero –pero no las grandes– y las de cincuenta pesetas que son pequeñas. Además, cambiamos las de cien de toda la vida, las de doscientas, las de quinientas y las de dos mil”, explica un empleado del Banco de España a los indecisos de la cola, al tiempo que les ofrece un folleto en el que todo aparece reflejado en imágenes. “Lo de los billetes es más fácil. Se cambian todos los que fueron emitidos a partir de 1939. Los que salieron entre 1936 y 1939 se canjearán si son revisados por los expertos y les dan el visto bueno”, añade el trabajador.

Tomás Sánchez, que tuvo una sidrería en Gijón, aún conservaba “unas 15.000 pesetas” en casa y hoy se decidió a cambiarlas. No lo había hecho antes porque tenía que desplazarse hasta Oviedo. “Vine porque es fiesta en Gijón y así doy una vuelta. Lo que saque lo gastaré comiendo por aquí con estos amigos”, afirma señalando a tres personas más que también iban a sacarle partido a sus últimas pesetas. Gladis Barcia, por ejemplo, encontró una bolsa con monedas durante una mudanza. “No iba a tirarlas”, sostiene. Lo mismo piensa Conchita Jonte, otra gijonesa que hoy se desplazó hasta Oviedo. “Tengo dos billetes de 5.000 pesetas y no quiero que se pierdan. Fui dejando pasar el tiempo y al final me decidí a venir a última hora. También tenía una caja llena de monedas, pero tampoco tienen mucho valor y no quería venir cargando con ellas”, dice.

Clara Sejas, su tío Luis Fumanal y Zulima Pérez esperando la cola. | F. V.

Sergio Álvarez cambió hoy un total de 20.000 pesetas de las de antes entre billetes y una buena bolsa de monedas: “He dejado algunos ejemplares en casa, las que están mejor conservadas, por si dentro de unos años ganan valor”.

Según el Banco de España, el volumen total de billetes y monedas de pesetas que están todavía sin canjear es de 1.580 millones de euros. “La peseta ha estado con nosotros muchos años y hay mucha gente que le tiene cariño, que no quiere deshacerse de ellas, pero también hace falta el dinero”, explica Ramón Fernández, que sí cambió algunas. Luis Fumanal, acompañado en la cola de su sobrina Clara Sejas, encontró algunas pesetas al vaciar la casa de una tía suya recientemente fallecida, y ya sabe qué hacer con lo que le den por ellas. “Serán alrededor de 20 euros y se los daremos a la Cruz Roja o a la Cocina Económica. Mi tía seguro que iba a estar de acuerdo”, enfatiza.

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