La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El día en el que llevaron a fusilar a la azafata parraguesa Tatiana Suárez en el Chad

La sobrecargo asturiana escribe, 14 años después, una novela sobre su detención errónea en el país africano: “Pensé que era una aventura”

Tatiana Suárez

“Tras cuatro horas poniéndonos pegas con los papeles en el aeropuerto, entraron unas 15 personas con metralletas en el avión, nos apuntaron y nos dijeron que nos teníamos que bajar. En ese momento pensé que era toda una aventura”. No lo fue. Era el comienzo de su peor pesadilla. A ese momento de película le siguieron diez días retenida en el Chad -cuatro de ellos hacinada en una prisión con todo tipo de criminales-, una acusación de cooperadora necesaria en un caso de tráfico de niños y verse ante un pelotón de fusilamiento. Ahora, 14 años después, la sobrecargo de vuelo Tatiana Suárez (Arriondas, 1980) rememora aquella historia con final feliz en su libro “Vuelo GJT 1489: inocentes involucrados”, una novela hecha para ella misma y para tener siempre presente un episodio que le ayudó a valorar más los pequeños momentos con los suyos.

Todo comenzó a finales de octubre de 2007. Tras disfrutar de un viaje a Egipto con su madre, tenía previsto apurar sus últimos días de vacaciones con ella, aprovechando que cumplía años el día 24. Fue entonces cuando recibió una llamada de la compañía aérea para la que trabajaba, Girjet: necesitaban un sobrecargo para un vuelo humanitario a Chad que partía de España ese 24 de octubre. Si ella no accedía, tenían que cancelar el viaje. “Lo hablé con mi madre y acepté. Total, era un vuelo de ir y venir en el día. Sólo teníamos que aplazar la celebración del cumpleaños un día”, rememora Suárez, de un viaje en el que iban a trasladar a niños chadianos a Europa para darles una vida mejor que acabó en una verdadera pesadilla.

Como recuerda Suárez al otro lado del teléfono, desde Madrid, donde reside desde hace años, todo comenzó a torcerse desde el primer momento. “El avión en el que íbamos a viajar se averió, por lo que tuvimos que cambiar de nave. Este trámite llevó varias horas y ya nos hizo salir de España por la tarde, con retraso”, cuenta. Tras unas cinco horas de vuelo tocaron tierra en un pequeño aeropuerto de Chad –“ahora no recuerdo el nombre”–, donde repostaron, cogieron provisiones e hicieron noche antes de poner rumbo a Abéché, donde iban a recoger a los niños y cooperantes de una ONG francesa antes de volver a casa.

Fue a su llegada al aeropuerto de Abéché donde lo había comenzado torcido terminó por romperse. “Cuando aterrizamos fue todo muy raro. Nos pidieron aparcar el avión en un lugar un tanto extraño y comenzaron a pedir muchos papeles y a poner problemas”, relata. Cuando habían pasado unas cuatro horas, 15 hombres armados con ametralladoras entraron en el avión y mandaron salir a toda la tripulación: los dos pilotos, cuatro azafatas y Suárez, la sobrecargo.

10

El recuerdo de una retención en Chad, ahora convertida en un libro

“Nos llevaron a una especie de comisaría que era de uralita. Allí nos tuvieron seis días durmiendo en el suelo”, explica Suárez, del lugar en el que entraron en contacto por primera vez con los cooperantes franceses. “Nos miraban con cara de cordero degollado y nos decían que lo sentían. Pero nosotros no entendíamos nada”, detalla. Esto último era literal, porque tal y como cuenta, la barrera idiomática jugó en su contra: “Nosotros apenas chapurreábamos francés y ellos hablaban en un dialecto del que no entendíamos nada”.

Fue pasados unos días, con la llegada de “otro hombre” cuando lo entendieron todo. “Nos dijo que nos acusaban como cooperadores necesarios en un caso de tráfico de niños. Nos pedían una pena de 20 años de trabajos forzosos. Ahí nos miramos y dijimos: ‘Esperemos que sea mentira. Si no, que nos peguen un tiro’”, recuerda sobre unos días de máxima incertidumbre en los que hasta les llegaron a poner frente a un pelotón de fusilamiento. “Pasamos miedo. Pero creo que ellos lo hicieron para divertirse”, afirma.

De allí, españoles y cooperantes franceses fueron trasladados a una prisión. En un momento de despiste de los guardias, que no concreta más “para no destripar el libro”, Suárez logró quedarse con su teléfono móvil. A través de él logró enviar varios SMS y llamar hasta en dos ocasiones a su madre para transmitirle tranquilidad; una tranquilidad que era totalmente impostada, pues las circunstancias en el penal no eran mejores que en la comisaría. “Las celdas eran para cuatro personas. A nosotros, cooperantes y tripulantes, nos dividieron en dos; pero los criminales locales estaban hacinados, eran hasta 20 por habitáculo”, explica.

Para entonces, franceses y españoles llevaban ya seis días de cautiverio y el asunto se había mediatizado y politizado. Fue precisamente la influencia del gobierno francés de Sarkozy – “si llega a ser por el español (por entonces con José Luis Rodríguez Zapatero al frente) seguimos allí”– la que terminó por conseguir la liberación de los españoles. A los diez días de prisión salieron en libertad con cargos las cuatro mujeres españolas (Suárez y tres azafatas). Cuatro días después liberaron en las mismas circunstancias a los dos pilotos y a un auxiliar de vuelo. Todos ellos resultaron absueltos, mientras que los seis cooperantes franceses fueron condenados y expatriados a Francia.

A su vuelta a España y tras unos días de descanso, una de las primeras cosas que hizo Suárez fue escribir un relato de lo sucedido en su ordenador. No hizo copia de seguridad, y años después, a causa de un problema informático, perdió aquella historia que mantiene grabada a fuego en su memoria. Hace un tiempo, y animada por un piloto con el que volaba con frecuencia, decidió reescribirla. El resultado es “Vuelo GJT 1489: inocentes involucrados”, un libro escrito para ella misma, sin ánimo de sanar heridas ni cicatrices, pues aunque el suceso pudo ser traumático, lo asimiló con naturalidad: “Ni cogí miedo a volar ni al trabajo. Vi aquello como algo para aprender y positivo, que me sirvió para valorar el día a día, no dar importancia a cosas absurdas y disfrutar más de mi gente y de pequeñas cosas como salir a tomar algo”.

“Vuelo GJT 1489: inocentes involucrados” será presentado por Tatiana Suárez en la Casa de Cultura de Arriondas el próximo 23 de julio

Compartir el artículo

stats