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En dos aulas distintas y con más distancia de lo normal: así fue la EBAU en el HUCA

Los exámenes de la veintena de alumnos afectados por el covid que realizaron ayer la prueba en el hospital serán los últimos en ser corregidos

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Nervios y fuertes medidas anticontagio en el inicio de la EBAU extraordinaria en Gijón Ángel González

En dos aulas diferentes –los contagiados por un lado y los contactos estrecho por otro–, con más distancia de lo normal entre ellos y con los examinadores enfundados en trajes EPI. Así hicieron ayer la EBAU extraordinaria una veintena de estudiantes afectados por el covid en el Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA). Fueron más del doble que en la convocatoria de junio, cuando se estrenó este espacio como sede evaluadora, como consecuencia de la explosión de casos entre jóvenes. Sus exámenes serán los últimos en corregirse con el objetivo de que pasen el mayor tiempo posible en cuarentena.

La macroprueba de tres días empezó ayer, con el examen de Lengua Castellana y Literatura, con “normalidad absoluta”, según afirmó el vicerrector de Estudiantes, Alfonso López Muñiz. En total, se presentaron 806 alumnos, bastantes más que el año pasado (530), y eso a pesar de que el porcentaje de aprobados en junio (96,41%) fue el mayor de la historia. Aunque “no hay una razón absoluta”, según comentó Muñiz, en parte se debe al alto número de estudiantes que repitieron la EBAU para subir nota: 250, es decir, más del 30% de los aspirantes. Otra causa puede ser, agregó el Vicerrector, que hubo menos aprobados en mayo en los institutos que el curso pasado, cuando se levantó la mano tras el confinamiento por el covid.

La gran novedad de esta edición, como ya pasó en junio, fue la apertura del HUCA para la EBAU. Según explican fuentes de la Consejería de Salud, los aspirantes afectados por el virus llegaron al hospital en sus respectivos coches familiares, aunque en ningún momento coincidieron en el exterior de las aulas, pues fueron citados a distintas horas. Del control de la prueba se encargaron un presidente de tribunal, Pedro Ignacio Álvarez, y dos sanitarias, Matilde Sánchez y María José Villanueva, que fueron completamente protegidos con trajes, mascarillas, guantes y pantallas faciales. Las aulas estuvieron permanentemente ventiladas y, tras cada prueba, el personal de limpieza se encargó de desinfectarlas.

Temor a las notas de corte

En el resto de sedes, un total de siete, reinó la indignación (por las diferencias existentes en la prueba entre comunidades) y el temor a quedarse fuera de ciertas carreras (por la subida de notas que hubo en junio). El campus del Milán, en Oviedo, fue el que más alumnos congregó. Con los nervios como denominador común, Sergio Labra, Adrián Álvarez y Adrián Feito, del IES Pando de Oviedo se presentaron en esta segunda convocatoria con el objetivo de acceder a los estudios de Ingeniería Informática. Mucho más tranquilo estaba Imanol Álvarez, estudiante del Santa María del Naranco: “No tengo muchos nervios, el que más me preocupa es el examen de Lengua, pero porque es el primero”. El joven espera entrar en ADE.

David Angulo y Carlos Ramos, del IES César Rodríguez de Grado, manifestaron su indignación por los exámenes de comunidades como Murcia o Andalucía al considerarlos “mucho más fáciles”. En su caso, los jóvenes vinieron a subir nota con las asignaturas específicas para entrar en Ingeniería Informática. Otra de las quejas más recurrentes en los últimos años es la relativa a los estándares de Historia de España. Lucía, del IES Menéndez Pidal de Avilés, aseguró que en el examen del Principado entran muchos más estándares que en otras comunidades.

En Gijón, en la Escuela Politécnica de Ingeniería se concentraron cerca de 150 estudiantes del concejo y del vecino Carreño. Unai Gallego, del IES Doña Jimena, acudió al examen con tranquilidad, ya que no necesita nota. Entre sus planes no se incluye la universidad, sino que le gustaría hacer un ciclo de FP de Laboratorio. No obstante, sabe la valía que tienen las pruebas de acceso y prefirió hacerlas “por si acaso”.

Incertidumbre, que no tranquilidad, sintió, por su parte, Ángeles Daniela Jiménez, del IES Calderón de la Marca: aún no tiene “ni idea” de lo que estudiará el próximo curso. Su compañera de clase Johanna Plamenova tiene claro, por contra, que se matriculará en Psicología. La oleada histórica de aprobados en la región –con una tasa del 96,41% – han provocado en ella “miedo a quedarse sin plaza” en Oviedo. A esta estudiante le afectó un posible contagio de coronavirus en la preparación de las pruebas: “Me hice una PCR que salió negativa, pero por precaución estuve los últimos diez días aislada en casa”, cuenta. Iker González, del IES Emilio Alarcos, se suma a ella en el “temor a entrar” en Ingeniería Informática, y por eso decidió repetir algunas pruebas de la EBAU.

Las dificultades de los exámenes, concretamente la abundancia de estándares en Historia, fue una de las quejas que se escucharon en el IES Número de 5 Avilés. “Sí, en Murcia la prueba fue mucho más fácil y en Madrid decían que era difícil, pero al final era un examen asequible”, dijo Lucía Alba. Esa circunstancia provoca que muchos jóvenes piensen que sería mejor establecer una prueba común a toda España. “Debería unificarse porque la gente de fuera puede venir por la nota e igual tiene más facilidades para entrar que nosotros, que tendríamos una nota más baja”, apuntó Lucía Fernández.

A esta situación se suma la campaña del cribado masivo a los jóvenes. Muchos de ellos afirmaron que no se habían acercado “a nadie” estos días por precaución, como señaló Sergio García. Algunos han tenido que estar pendientes de su grupo de amigos por ser positivos. “En mi grupo están todos confinados y una amiga hace la EBAU en el HUCA”, concluyó Carla Pérez.

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