El modelo de evaluación que llegó con la pandemia se queda en la escuela. A partir de septiembre, la repetición será una medida “excepcional”, que solo se podrá aplicar una vez en Primaria y dos como máximo a lo largo de la enseñanza obligatoria; desaparecerá el requisito de tener que aprobar Lengua y Matemáticas; y los alumnos de Bachillerato podrán titular con una materia suspensa. Esas son, a grandes rasgos, las principales medidas que recoge el real decreto de evaluación, promoción y titulación, que está ahora en fase de consulta pública y que apuesta por los refuerzos.

A la Consejería de Educación del Principado le gusta el articulado, porque, dice, mejorará las tasas de repetición –ya de por sí buenas– de Asturias, y supondrá un avance en el enfoque competencial de la LOMLOE. Los profesores, en cambio, rechazan las medidas: “Se lanza un mensaje contrario a la cultura del esfuerzo y del mérito”. Y creen que para reducir el fracaso escolar, lo que hace falta es, sencillamente, dinero. “La solución no es establecer un sistema de promoción semiautomático con materias suspensas, sino evitar que esto suceda con menos alumnos por aula y estableciendo programas de refuerzo con más profesores”, defienden.

Objetivo: reducir la tasa de repetición.

El real decreto elaborado por el Ministerio de Isabel Celaá –a partir de hoy, de Pilar Alegría– forma parte de la reforma de la LOMLOE. Y regulará la evaluación y la promoción en Primaria, Secundaria, Bachillerato y FP hasta que se publiquen los desarrollos curriculares de cada una de las enseñanzas –que seguirán la misma filosofía que este documento–. El objetivo del Gobierno es reducir el número de repetidores, que se sitúa a nivel nacional en un 9,5% en Secundaria. Asturias sale bien parada en las estadísticas, con 7,2%. De hecho, es la cuarta comunidad con menos repetidores, después de Cataluña (5,3%), País Vasco (6,2%) y Navarra (7%).

La región, bien posicionada.

Asturias “tiene un buen punto de partida”, como asegura a LA NUEVA ESPAÑA la directora general de Ordenación, Evaluación y Equidad Educativa, Paula García. No obstante, uno de los retos del Principado, según la consejería de Educación, es mejorar las tasas de repetición en edades tempranas. Actualmente, es de un 2,9% en Primaria, cuando la media nacional es de un 2,4%. “La repetición en sí misma no significa una mejora para el alumnado y afecta sobre todo a los estudiantes con vulnerabilidad. Y esta ley favorece la reducción de la repetición”, defiende García.

¿Qué medidas propone el Ministerio?

La principal es que la permanencia en un mismo curso “se considerará una medida de carácter excepcional y se tomará tras haber agotado las medidas ordinarias de refuerzo y apoyo para solventar las dificultades de aprendizaje del alumno”. En todo caso, solo se podrá adoptar una vez durante Primaria y dos veces como máximo a lo largo de la enseñanza obligatoria. La responsabilidad última es del equipo docente, que tomará la decisión de forma “colegiada”; un requisito que no existía antes de la pandemia. ¿Cuándo decidirá este equipo que un estudiante puede pasar de curso aún con asignaturas pendientes? Cuando considere, según recoge el texto, que la naturaleza de las materias no superadas –sin importar que sean Lengua y Matemáticas como hasta ahora–, “les permita seguir con éxito el curso siguiente y se estime que tienen expectativas favorables de recuperación y que dicha promoción beneficiará su evolución académica”.

El título de Bachillerato es posible con una asignatura suspensa.

Por otro lado, los alumnos promocionarán de primero a segundo de Bachillerato “cuando hayan superado las materias cursadas o tengan evaluación negativa en dos materias, como máximo”. En esta etapa se contempla “la posibilidad de que, excepcionalmente”, el equipo docente pueda dar el título al alumnado con una materia pendiente, “de modo análogo a los procedimientos de compensación que existen en la enseñanza universitaria”. Esto es lo que precisamente algunas comunidades, amparándose en la normativa de la pandemia, ya aplicaron este curso y generaron una desigualdad mayor en la EBAU. En FP, por su parte, la obtención de un ciclo de grado básico conducirá al título de la ESO.

Planes de refuerzo.

La Consejería de Educación no considera que ninguna de estas medidas supongan una menor exigencia para el alumnado. Lo que se busca, según la directora general Paula García, es el “desarrollo integral de todo el alumnado”, con soluciones “personalizadas”, porque “el centro de la educación es cada alumno”. La responsable de Ordenación, Equidad y Evaluación Educativa aclara que el alumnado no pasará de forma automática de curso, sino que, el equipo docente tendrá en cuenta “las competencias adquiridas, el trabajo hecho durante el curso, se valorará su grado de madurez...”. En este sentido, el decreto establece que quienes promocionen con asignaturas suspensas deberán seguir unos planes de refuerzo, que el equipo docente aplicará de forma personalizada.

Oposición frontal del sindicato mayoritario de la pública.

ANPE, exige directamente al Ministerio que “rectifique” y “no permita titular en Secundaria y Bachillerato con materias suspensas”. La organización que encabeza Gumersindo Rodríguez también critica la ambigüedad de los criterios de promoción, “dejando al profesorado en una situación de inseguridad jurídica en la toma de decisiones”. “Al establecer unos criterios tan ambiguos se generarán desigualdades entre el alumnado, pues nos podremos encontrar alumnos que, con las mismas materias suspensas, en unos casos titularán y en otros no; y se lanza un mensaje contrario a la cultura del esfuerzo y del mérito, desmotivador para el profesorado y el alumnado”, denuncia.

Más dinero para los centros.

El presidente de ANPE sostiene que “la solución para luchar contra el fracaso escolar y disminuir las repeticiones no pasa por establecer sistemas de promoción y titulación semiautomáticas con materias suspensas, sino por evitar que esto suceda, reduciendo el número de alumnos por aula, estableciendo desdobles y programas de refuerzo en los centros educativos y dotando de profesorado suficiente para llevarlo a cabo”. Lo mismo expresa el secretario general de Enseñanza de CC OO, Borja Llorente: “Para nosotros la solución para conseguir un mayor éxito escolar pasa por dotar de más dinero a los centros educativos. Y eso no se garantiza ni con este decreto ni con esta ley. Las medidas que recoge son correcciones a posteriori”.

Se lanzan “mensajes negativos” al alumnado.

El sindicato docente mayoritario de la concertada, OTECAS, también es crítico con el nuevo modelo de promoción. Su secretario general, José Manuel Cueto, considera que la flexibilización de la promoción tenía sentido en pandemia. Pero, añade, “superada esta situación y recuperada la presencialidad consideramos que medidas como que no haya límite de suspensos para pasar de curso en la ESO y que todo quede en manos del equipo docente o que se pueda obtener el título de Bachiller con un suspenso, supone deslegitimar la labor de los docentes poniendo en tela de juicio su capacidad de evaluación”. Asimismo, “con medidas de este tipo, se transmiten mensajes negativos a los alumnos, en relación al trabajo, mérito y esfuerzo”, protesta. A lo que añade: “La solución pasa por aumentar la inversión en educación con medidas como bajar las ratios de alumnos”.

UGT, por su parte, resalta que el decreto “devuelve a los equipos docentes la facultad de decidir sobre promoción y titulación, que es donde debe de estar, y anula las reválidas”. “Valoramos positivamente las distintas medidas de refuerzo educativo y apoyos pero habrá que ver cómo se materializan. Si no hay dinero es papel mojado”, manifiesta el secretario general, Cristóbal Puente.