El Gobierno del Principado está incumpliendo presuntamente el protocolo de intervención de osos, denunció ayer el diputado autonómico Javier Brea, portavoz de Ganadería del Grupo Popular en la Junta General. Según el parlamentario, el Ejecutivo de Adrián Barbón tampoco ha radiomarcado a los ejemplares más habituados al ser humano y que, por tanto, tienen más probabilidades de protagonizar encuentros con personas.

Brea explicó que existe desde hace un par de años, un convenio firmado entre la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial, la Universidad de Oviedo y las principales fundaciones conservacionistas de Asturias para colocar collares GPS a aquellos ejemplares de oso que representen una amenaza para las personas, “pero el Gobierno asturiano no lo ha aplicado hasta la fecha”, criticó.

El parlamentario anunció que su Grupo presentará una iniciativa para preguntar al Gobierno por qué no se ha puesto todavía en marcha el protocolo de intervención con osos. El diputado aseguró que la recuperación de esta emblemática especie “ya es un hecho”, e indicó en este sentido que los expertos estiman que hay entre 230 y 270 ejemplares de oso en la Cornisa Cantábrica, cifra que algunas fuentes elevan a 350.

Ante este aumento de la población osera, Brea subrayó que los encuentros y accidentes con personas, “que algunos llevaban advirtiendo durante los últimos años”, ya se han producido. Puso como ejemplo el incidente en el que hace unas semanas resultó herida por un oso una vecina de Cangas del Narcea.

Para evitar este tipo de situaciones, el diputado del PP apostó por, radiomarcar a los osos y, además, “formar equipos de profesionales dotados con todos los medios necesarios que se encarguen de vigilar las veinticuatro horas al día a estos ejemplares”.

Los conservadores proponen formar equipos de profesionales que vigilen a los ejemplares problemáticos “las 24 horas del día”

El diputado conservador se preguntó “a qué está la Consejería” cuando las declaraciones del director general de Medio Natural, el asturiano Hugo Morán, versan sobre el reglamento de caza y de daños y sobre posibles actuaciones del Seprona, porque “el problema es el peligro de los encuentros entre osos y personas”.

Javier Brea criticó que hasta la fecha no se haya hecho “nada” para evitar estos incidentes y achacó esta circunstancia a la “falta de gestión e ineficacia” del Gobierno asturiano.

Además, Brea insistió en la necesidad de conocer la capacidad tanto de carga ecológica como de carga social del territorio asturiano, “para que no pase como con el lobo, con zonas donde la población supera ampliamente la carga que puede soportar el territorio”.

También solicitó que las indemnizaciones por daños de la fauna silvestre se paguen “en un plazo máximo de sesenta días” , y que se contemple “el lucro cesante”. Añadió en este sentido que no existe un problema económico, ya que la Comisión Europea se ha comprometido a retornar el cien por ciento de las indemnizaciones por daños ocasionados por los cuatro grandes carnívoros europeos; una lista en la que además del lobo y el oso figuran el lince y el glotón.

“Debemos conservar esta riqueza medioambiental que supone el oso en Asturias, pero evitar que se convierta en un problema para el ser humano”, sentenció Brea.

No obstante, los científicos han subrayado en numerosas ocasiones que el oso cantábrico no es agresivo. Es de hecho mucho más tranquilo y esquivo que los congéneres que habitan en otras partes del mundo, y solo en casos muy puntuales llega a atacar al ser humano, la mayor parte de las veces con la única intención de apartarlo y huir. De ahí que los conservacionistas lamenten que se “magnifiquen” este tipo de incidentes, porque “además, van en detrimento de la imagen de Asturias”.

Porque la presencia de osos en un territorio, la biodiversidad en definitiva, “no es parte del problema del despoblamiento rural, sino de la solución”, ya que puede generar “recursos económicos y empleo, si se actúa con inteligencia”, señalaba hace unos días Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP).