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Radiografía de la riqueza municipal: del “cinturón joven” a los “oasis” de las alas

El reparto de la renta tras la crisis privilegia a las poblaciones menos envejecidas además de a los concejos más dinámicos e intensivos en empleo de calidad

Ambiente de terrazas y mercado en Oviedo

El reparto de la recuperación del vigor de la riqueza tras la crisis toma asiento en las áreas de Asturias con mayor dinamismo económico, pero además localiza algunos de los ascensos más significativos allí donde esta actividad se acompasa, entre otros factores, con un nivel aceptable de población joven. El estudio sobre la renta de los concejos asturianos, que elabora cada dos años la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), acaba de actualizar con datos de 2018 una distribución de la renta asturiana que permite observar la concentración de los ricos en el centro industrial y de servicios, pero también la adjudicación de los mayores ascensos en la clasificación regional entre otros a los municipios de una suerte de “cinturón juvenil” que acoge a las poblaciones menos avejentadas de esta Asturias acosada por la despoblación y el envejecimiento.

Es el caso de algunos de los concejos aledaños a los grandes del centro y que registran una apreciable subida entre el orden de renta del estudio de 2016 y el que les adjudica este de 2018: Castrillón sube dos puestos –del quinto al tercero–, Noreña progresa del séptimo al quinto y Llanera, del noveno al séptimo. Son las subidas más apreciables en el pelotón cabecero de una clasificación que lideran los dos mismos municipios de 2016 –Oviedo y Avilés– y en el que Gijón –que pasa de tercero a cuarto–, Carreño –de cuarto a sexto–, Navia –octavo– y Aller completan la lista de los nueve únicos que rebasan la media de renta regional: 18.645 euros por habitante.

Es el valor récord de la serie, el que consolida la recuperación tras la crisis de 2008 y, visto por dentro, presenta peculiaridades locales significativas. Además de la concentración de los más ricos en el centro, o de la esperada y persistente presencia en puestos adelantados de los grandes municipios del centro de la región, llama la atención en este periodo –señal de restablecimiento de la economía– el fortalecimiento de aquellos concejos cuya dieta productiva depende de las rentas “primarias”, vinculadas a los salarios o al tejido empresarial, frente a otros más remolcados por las prestaciones sociales que fueron en periodos anteriores más estables, o menos sensibles a los vaivenes de la economía.

El “cinturón juvenil”. Aquí entra en juego la tipología de empleo dominante en cada municipio –de ahí la fuerte presencia de los que tienen una preponderancia industrial, con puestos de trabajo de alto nivel salarial– y en los casos citados también la constancia de que la población más joven puede hacer que proporcionalmente haya más gente trabajando y, a su estela, cuando el empleo se restablece tras la crisis, mayores niveles de renta.

El caso Navia. Para situaciones curiosas, Navia y su condición de “oasis” en el occidente declinante. Se mantiene en el octavo puesto de Asturias, entre 2016 a 2018 ha superado la media de renta regional y escapa al retroceso de su entorno gracias a una actividad empresarial de sectores poderosos y resistentes –la construcción naval, la industria papelera, los materiales de construcción, la agroalimentación…–.

La visibilidad de Llanes. Los autores del estudio sitúan al otro extremo del mapa el caso en algún sentido similar de Llanes, que con su condición de foco de atracción turística del oriente mantiene una posición preponderante y un nivel por encima de la media asturiana en las rentas “primarias”, las que se asocian a la productividad y el empleo.

El “efecto Aller”... Junto a Oviedo como capital de los servicios y a los concejos con mayor presencia industrial, Aller sobrevive por encima de la media asturiana de renta. Es el único concejo minero con esta condición y además sube un puesto –del décimo al noveno– en la clasificación municipal. Huye de la tendencia al declive de las comarcas mineras, que aún colocaban siete municipios entre los doce primeros al comenzar el siglo (2002), pero que han ido decayendo a medida que cedía el poder de arrastre de las prejubilaciones y jubilaciones de la minería. Sin embargo, Aller sigue ahí, explican en Sadei, tal vez por el efecto estadístico de su pérdida de población. El censo cayó allí más que en su entorno –un cuatro por ciento, frente a la media regional del 1,3– y por eso la renta por habitante sube.

... Y el “efecto Siero”. Puede sorprender que no esté Siero ni entre los diez primeros. Mantiene el undécimo puesto invariablemente desde 2012 como consecuencia del fenómeno estadístico opuesto al que eleva a Aller. En este caso, la población casi no cae –apenas un 0,4 por ciento– y pese a ser un municipio económicamente dinámico y a registrar un crecimiento de la renta similar al de la media regional, el dato por habitante no le permite ganar puestos.

Las rentas “primarias”. Siero asciende unos cuantos puestos cuando se aíslan las rentas asociadas a la productividad y se descartan las procedentes de prestaciones sociales y transferencias en especie –educación, sanidad, servicios sociales–. Aquí el mapa cambia y lidera Castrillón por delante de Oviedo, Carreño, Noreña, Navia, Llanera, Avilés, Siero, Gijón, Llanes y Corvera. La lista es similar, pero resulta significativo que de la clasificación general se caiga Aller y entren Llanes y Siero, por los motivos descritos, y Corvera, otro ejemplo de población joven y dinámica del área central.

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