“Coaña, el castro perfecto” es el título del segundo libro de la colección La Cultura Castreña Asturiana que edita LA NUEVA ESPAÑA y que, tras el espectacular inicio de la primera entrega (“Mil años en el castro”) llegará a los puntos de venta el próximo fin de semana, sábado 31 de julio y domingo 1 de agosto.

Manuel Ángel Carballo, del kiosco Triskel, en Mieres. | A. V.

Coaña como protagonista. Quizá el castro asturiano más reconocible, un sorprendente poblado fortificado que hunde sus raíces en los inicios de la Edad del Hierro y que es uno de los pocos castros que en Asturias cuenta con un aula de interpretación y con un sistema de visitas guiadas. No es para menos, porque Coaña –el Castelón de Villacondide– es una de las grandes referencias del mundo castreño en el Noroeste peninsular.

Ramón Gago, del kiosco Pali, en Avilés. | Ricardo Solís

Pero en el libro, firmado por los periodistas de LA NUEVA ESPAÑA Eduardo García y Miki López, hay mucho más. Se visitan los castros de Pendia (Boal) y Mohías (Coaña), se ahonda en los alimentos que se consumían a diario en los poblados castreños, en la climatología de la actual tierra asturiana en tiempos de la Edad del Hierro y los primeros siglos de nuestra era, y se enseña con todo detalle el arma más antigua de la Historia de Asturias hallada hasta la fecha en las excavaciones arqueológicas: el puñal de antenas de Penácaros.

Luneta Menéndez, del kiosco Lune, en Gijón. | M. L.

¿Cómo se configuraba hace dos mil años la población que vivía en los actuales límites administrativos y geográficos del Principado? En una sucesión de pueblos o tribus con características más o menos similares y con preponderancia en distintos puntos del territorio: los Luggoni, los Paesici, los Vadinienses, los Albiones... Juntos conformaban una especie de primer mapa municipal de Asturias, el mapa que encontraron los conquistadores romanos cuando se adentraron en estas tierras a la busca de los yacimientos de oro.

Belén Iglesias, de la librería San Francisco, en Oviedo. | F. T.

“Coaña, el castro perfecto” rescata los distintos tipos de cerámicas que servían para cocinar, almacenar y como servicio de mesa. Las cerámicas comunes, hechas a mano, con enorme destreza por parte de las poblaciones indígenas. Y también la Terra sigillata, la cerámica de tonos rojizos que llega en un primer momento de Roma como objeto de lujo y que con el paso de los años se va “democratizando”, entre otras cosas porque comienza a ser producida en talleres de la Galia y de Hispania. El libro explica las rutas de la cerámica, desde talleres franceses hasta las mesas de los castros de Asturias; expediciones comerciales por mar y tierra, con distancias de más de mil kilómetros, que no eran inconveniente para que las cerámicas finas llegaran enteras a su destino.

Todo en Coaña parece de diseño. Un poblado con más de ochenta construcciones, una muralla y su foso, dos saunas castreñas y mil preguntas pendientes. La vista del llamado “barrio norte”, que hegemoniza la foto de la portada del libro, es probablemente la imagen más icónica entre los castros de Asturias.

Visitar Coaña es una experiencia fruto de doscientos años de conocimiento. Fue en 1818 cuando la Gaceta de Madrid publicaba una primera referencia del castro, firmada por un ciudadano de Boal, Pedro Díaz-Canel. La primera publicación científica sobre el castro la redactaron Antonio García y Bellido y Juan Uría Ríu hace justamente ochenta años.

El libro, de 72 páginas a todo color, incluye fotografías inéditas, mapas, ilustraciones, una amplia infografía y un texto muy divulgativo que se adentra en el mundo de las emociones, tan importantes para disfrutar de uno de los patrimonios más ricos de la cultura asturiana.

“La acogida ha sido enorme”, aseguran los quiosqueros


“Ha tenido una enorme acogida, lo hemos vendido todo”, reconoce Belén Iglesias, de la librería San Francisco, en Oviedo. Sus palabras resumen la opinión de los puestos de venta de periódico ante el éxito del nuevo coleccionable de LA NUEVA ESPAÑA sobre los castros: ayer aún podía conseguirse el primero de los seis libros: “Mil años en el castro” “Está funcionando muy bien, es siempre un aliciente, dice Manuel Ángel Carbayo, propietario del quisoco “Trisquel”, en Mieres. Ramón Gago García, cliente del kiosco Pali de Avilés, afirmó que “es una gran iniciativa”. “A mí personalmente me fascinan estos temas”, aseveró. “Todo lo que tiene que ver con Asturias interesa, estos libros también. Quien no se lo lleva pregunta por ellos, le llaman la atención”, dice Luneta Menéndez, del kiosco Lune de Gijón.