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La "Comisión de los Ocho", María Neira y las Guisanderas de Asturias, medallas del Principado del 2021

Son las mayores distinciones que realiza el Principado a sus convecinos más ilustres por su aportación social

La "Comisión de los Ocho", María Neira y las Guisanderas de Asturias, medallas del Principado del 2021

La "Comisión de los Ocho", María Neira y las Guisanderas de Asturias, medallas del Principado del 2021 Amor Domínguez

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La "Comisión de los Ocho", María Neira y las Guisanderas de Asturias, medallas del Principado del 2021 Marcos Palicio

El Gobierno del Principado recupera las medallas de Asturias, tras el paréntesis del año pasado por la pandemia, rindiendo tributo al “espíritu de concordia” que presidió la elaboración del Estatuto de Autonomía en el año de su cuadragésimo aniversario. Los ocho “padres” de la ley fundamental de la autonomía recibirán la medalla de oro en las vísperas del 8 de septiembre. Las dos distinciones de plata, con indudable acento femenino, homenajearán a María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, y al Club de Guisanderas de Asturias.

Medalla de oro: a la comisión de ocho personas que redactó el primer borrador del estatuto de autonomía 

“Fue una labor colectiva, se trasladó a Asturias el espíritu de la Constitución”

Las ocho personas que redactaron el borrador en el que se basó el Estatuto de Autonomía de Asturias, que cumple 40 años en este 2021, han sido galardonadas con la Medalla de Oro del Principado. El consejo de Gobierno ha querido premiar a este grupo por la capacidad que tuvieron para trasladar a Asturias “el espíritu de concordia que había hecho posible la aprobación de la Constitución de 1978 como espacio de convivencia en el que caben diversas orientaciones políticas”.

Ese grupo estaba formado por ocho hombres, que habían sido previamente designados por los partidos políticos más representativos en ese momento: Francisco Sosa Wagner y Bernardo Fernández Pérez, por el PSOE; Juan Bautista Fernández Fidalgo y Juan Casero Lambás, por UCD; Francisco José Bastida Freijedo e Ignacio de Otto y Pardo, ya fallecido, por el Partido Comunista de Asturias; y Juan Luis de la Vallina Velarde y José Manuel Riesco Morán, los dos fallecidos, por Coalición Democrática, en la que estaba entonces integrada Alianza Popular, partido que más tarde se refundaría para dar lugar al PP. Esta será la segunda medalla que se le entrega a De la Vallina, las dos a título póstumo, después de la de plata que recibió en 2011, la única que otorgó Francisco Álvarez Cascos como presidente del Principado, en la que se le premiaba como integrante de la generación de políticos asturianos de la transición.

Estas medallas serán entregadas el 8 de septiembre a los cinco supervivientes de este grupo de ocho personas. Para Francisco Sosa Wagner es “un símbolo muy bonito, que se agradece”. “Me alegro mucho, no muchas administraciones se acuerdan de las personas que trabajaron para ellas”, señala el catedrático de Derecho Administrativo y exeurodiputado.

También Bernardo Fernández recibe con “agradecimiento” y como “una satisfacción enorme” el galardón. “Han querido reconocer a la comisión técnica de los ocho y reconociéndonos a nosotros se reconoce también a un grupo mayor, la comisión de los veinticuatro, y quiero creer que en nosotros están representados los parlamentarios que luego aprobaron el Estatuto que habíamos elaborado”, dice el jurista y exvicepresidente del Principado de Asturias. Tal y como insiste Bernardo Fernández, “la construcción y el desarrollo del Estatuto fue una labor colectiva”.

Juan Bautista Fernández, por su parte, también recibió con orgullo este galardón: “Que te den una medalla es algo positivo, está muy bien, qué voy a decir; es una satisfacción porque colaboré en unos hechos importantes” como fueron la redacción del borrador del Estatuto de Autonomía, que finalmente se aprobó en 1981 y que sigue aún en vigor.

El catedrático de Derecho Constitucional Francisco José Bastida considera “un orgullo haber participado en la elaboración del Estatuto” y asegura que el principal mérito de que saliera adelante fue “de los políticos” y, en concreto, puso como ejemplo a Horacio Fernández Inguanzo, líder del PCA en los inicios de la democracia: “Tenía una voluntad política que hoy no existe y, con unas convicciones tan arraigadas y tan profundas como las que tenía, supo ceder para llegar a un consenso”. Por extensión, Bastida está “muy agradecido a los políticos que llevaron el espíritu de la Constitución al Estatuto de Asturias”.

El letrado Juan Casero Lambás dice sentirse satisfecho por haber ayudado a que Asturias accediera a la autonomía por la vía lenta; es decir, por medio del artículo 143 de la Constitución y no por el 151, la considerada como vía rápida. “Reivindicamos la autonomía de Asturias por un lado y por otro respetamos la unidad constitucional, nunca quisimos una Asturias independentista”, señala Casero Lambás, quien quiso valorar que “se acabó aprobando y aceptando por casi todos los partidos, incluido Gerardo Iglesias (PCA), que valoró ese enfoque positivamente”.

Honores a la “subcomisión de los 8”

La “subcomisión de los ocho” padres del Estatuto de Autonomía empezó en junio de 1979 un trabajo que culminó en la aprobación de la norma fundamental de la comunidad autónoma en los últimos días de 1981. En la imagen, el grupo, reunido en la Junta en 2002: por la izquierda, Francisco Bastida, Juan Bautista Fernández Fidalgo, José Manuel Riesco Morán, María Jesús Álvarez –entonces presidenta de la Junta–, Francisco Sosa Wagner, Bernardo Fernández, Juan Luis de la Vallina y Juan Casero. Falta Ignacio de Otto, fallecido en 1988.

Medalla de plata: María Neira

“Me sabe a paraíso natural, a verde...”

Rápidamente, María Neira enlaza conceptos y llega a la conclusión de que la Medalla de Plata de Asturias “me sabe a paraíso natural, a verde... Estoy intentando ligar la salud a un estilo de vida verde” y en un primer paladeo este reconocimiento sabe a eso. A verde. A casa. Entrando y saliendo de una conferencia para contestar decenas y decenas de mensajes de felicitación, la directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) repartió ayer “muchísimo agradecimiento” por un premio que la procedencia hace especial. “Voy de asturiana y de la Cuenca siempre. Esa bandera intento llevarla siempre en la mano”, afirma. Además de su condición de muy felguerina, muy langreana y muy de la Cuenca, que van implícitas, la Medalla reconoce oficialmente “sus indudables méritos directivos, asistenciales y sociales, su brillante trayectoria profesional y su clara vocación humanitaria”. Le llega al final de una etapa de denodado combate contra el virus que ha puesto el último año y medio muy cuesta arriba “para mí y para todo el mundo” y que ella se apresta a advertir que todavía no ha terminado.

María Neira. | Miki López

Criada en La Felguera en una calle de nombre premonitorio –“Doctor Fleming”–, licenciada en Medicina por la Universidad de Oviedo y especializada en París en Endocrinología, Enfermedades Metabólicas y Nutrición, la doctora Neira (Langreo, 1962) lleva dieciséis años al frente del departamento de Salud Pública de la OMS y alguno más de veinte fuera de Asturias y de España, pero sigue sintiéndose deudora del carácter “muy noble y muy auténtico” de la gente de “la Cuenca”, de donde le llegaron ayer infinidad de testimonios de alegría compartida y donde no existe “ese sentimiento de que la alegría les toca a otros”. “Siempre han sido muy generosos conmigo”, afirma extendiendo desde Ginebra la gratitud que siente “como asturiana” a toda la región, al Gobierno del Principado y, en concreto, a la Consejería de Salud, que algo ha tenido que ver en la concesión de una medalla que le otorga la segunda gran oportunidad de agradecer un premio grande en su tierra. En 2009, María Neira recogió el “Príncipe de Asturias” de Cooperación Internacional concedido a la OMS junto a la doctora Margaret Chan.

Medalla de plata: Club de guisanderas de Asturias

“Nosotras reivindicamos la igualdad trabajando”

El Club de Guisanderas de Asturias son cuarenta mujeres empeñadas en la salvaguarda de la tradición culinaria del Principado con las que a partir de ahora y para siempre “pueden contar para promocionar Asturias y la cocina asturiana”. Amada Álvarez Pico, presidenta, representa a un colectivo de cocineras “contentísimas” y “agradecidísimas” a las que la Medalla de Plata de Asturias, concedida ayer, viene a devolver una parte de lo que la región ha recibido de ellas. Nacidas como club en 1997, guardianas durante casi un cuarto de siglo de centenares de recetas recogidas en sus libros y protectoras de la tradición heredada, “nosotras reivindicamos la igualdad trabajando”, afirma la Presidenta, que ve a su colectivo como una alternativa al “feminismo al uso”.

Atraviesa el Club una etapa incierta, creciendo por momentos en componentes y a veces menguando en número de restaurantes abiertos... “No es que hayan cerrado muchos”, avanza Álvarez Pico, “pero a veces las que se jubilan no tienen continuidad”. Como guisandera no se jubila nadie, el título y la condición perduran cuando cesa la atención al público, pero en ocasiones los establecimientos cierran por falta de relevo. Las cuarenta componentes que han llegado hasta aquí no están todas en activo, equivalen más o menos a 25 restaurantes y por eso hay que celebrar pequeños éxitos como que “este año se han incorporado dos guisanderas” al club, subraya su presidenta.

Varias componentes del Club de Guisanderas, durante la presentación de uno de sus libros en Oviedo. | Irma Collín

Ellas se ven a sí mismas como el fruto de una realidad necesaria, la de “ser las primeras en reivindicar la necesidad de sacar a la luz nuestro trabajo” tras los fogones, tantas veces menospreciado. En su nueva condición de medallistas de plata de Asturias, el Gobierno del Principado las ve como las responsables de una “ejemplar labor para salvaguardar recetas y platos olvidados de la gastronomía regional y reivindicar también la función de las mujeres en la conservación y transmisión de la cultura gastronómica”.

Son, les dijo ayer el Gobierno en la argumentación del premio, parte del engranaje de “un motor económico fundamental para la pervivencia de los pueblos” y “una de nuestras mejores aliadas para uno de los grandes desafíos que Asturias tiene por delante”. La medalla reconoce, en suma, la aportación de este colectivo de mujeres al poder atractivo y al valor cultural de “la gastronomía basada en la tradición y apegada al territorio”. La importancia de las mujeres en esta tarea de protección del patrimonio, y en especial la de las mujeres del medio rural asturiano, ha sido determinante, resalta el Principado, “puesto que han sido las encargadas de conservar el conocimiento para transmitirlo de generación en generación”.

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